martes, 10 de agosto de 2010

COLUMNA: El Faro de Rosarito

* Hugo Torres, un buen amigo
* Andrés Luna y el alcalde, responsables
Por Alfredo Calva

Hugo Torres, un buen amigo



De esta forma ha de pensar el doctor Oscar Ávila Corrujedo, luego de que conoció la noticia de que el cabildo aprobó la compra del edificio de su propiedad, aunque en papeles aparezca su esposa, inmueble en el que se encuentran desde el pasado mes de febrero del 2008, las instalaciones de la Secretaria de Seguridad Publica Municipal.
Esta adquisición gubernamental, hará que el odontólogo gane una verdadera fortuna por un predio y edificaciones que no valen ni la mitad de lo que se le entregara en recursos económicos y especie, por parte de la administración que preside su amigo del “alma” Hugo Torres Chabert, 10.5 millones de pesos, de los cuales 5’942,000.00 pesos serán en efectivo y se le entregaran ocho predios de diferentes dimensiones que complementan la cantidad pactada para la compra.

Esta transacción no es ilegal, pero si es inmoral, está fundada en la simple acción de proteger a, quien ordeno de forma irresponsable aplicar cerca de 2 millones de pesos de recursos federales a un inmueble que no pertenecía al gobierno local, y que es, un requisito primordial para que se puedan emplear dineros del erario federal para la renovación de infraestructura dentro del tema de Seguridad Publica, en otras palabras, es menester contra con la certeza jurídica del inmueble al que se le pretendan aplicar los recursos, y en el caso que nos ocupa, no existía.

Para subsanar esta irregularidad, los ínclitos integrantes del cabildo, se sacaron de no sé qué parte, un contrato de comodato del inmueble en mención, por el plazo de un ano, a partir del mes de febrero del 2008 con caducidad de un ano, plazo que al cumplirse, el gobierno se veía obligado a comprar el inmueble o en el peor de los casos, solo a arrendarlo.

Este tipo de acciones son las que han situado a la presente administración como la peor que Rosarito en su corta vida como municipio ha padecido, y esto, lo expongo por la simple razón que, ese edificio no es apto para establecer las instalaciones de la aun Secretaria de Seguridad Publica, pero ese inconveniente es de poca importancia, comparado con la necesidad de ayudar a que un amigo obtenga cuantiosas ganancias a costa del patrimonio gubernamental.

La amistad a la que hago referencia es la que existe entre el alcalde Hugo Torres y el doctor Oscar Ávila, quien con esta transacción, saldrá victorioso de una transacción gubernamental más que exitosa, ya que el dinero que le entregaran cubre, y bien, el costo del inmueble, la cuantía en la ganancia se encuentra en los predios, cuya plusvalía se incrementara al mil por ciento, si no es que mas, ya que tres de ellos se localizan a un costado de donde se edifica el Centro de Convenciones, y los restantes, se ubican en las cercanías de donde se desarrollara la Marina, al sur de este bello y sufrido municipio (nada pescadito).

Lo anterior se encuentra aderezado con la forma estólida e inmoral en que actuaron los integrantes del cabildo, con sus muy, pero muy, honrosas excepciones, Santiago Lepro y Armando Magallanes.

En una primera etapa, se programo una sesión de cabildo de carácter privado para en ese acto, Hugo Torres, someter a la aprobación de la adquisición del inmueble en mención, sin embargo (siempre existe un mugroso inconveniente), existió la oposición de cuatro de los asistentes a la sesión, los el párrafo anterior señalados y el Sindico Arístides Valdespino y Jannet Sepúlveda, logrando el alcalde con esta postura de oposición solo siete votos (por la ausencia de otra de su aduladoras, la profesora Rosa María Cornejo), dando erróneamente el Secretario Fedatario, como válida la propuesta de Torres Chabert.

Horas después y porque alguien se los indico, reconsideraron esta sesión estólida y se aprestaron a reparar la idiotez cometida, por lo que se convoca a nueva sesión de cabildo (claro, también de carácter privado), y se dan a la tarea de cabildear, el alcalde y su gran “operadora”, Rosa María Plasencia, para lograr tener los votos necesarios para obtener la mayoría calificada y con ello, llevar avante la transacción de ayuda al amigo del alcalde, la compra del inmueble donde se encuentra la Secretaria que comanda el Capitán Jorge Montero Álvarez.

En la segunda sesión, la definitiva, (están por terminar la administración y parece que la mayoría de los integrantes del cabildo no asimilaron nada de cultura legislativa), la votación que se esperaba negativa para el primer edil, dio un giro inesperado, Jannet Sepúlveda y Arístides Valdespino, en incongruencia a su postura inicial de desaprobación por la adquisición del inmueble, mostraron su real calidad moral, su lambisconería hacia la figura del presidente municipal, y servilismo a los caprichos de quien ha sido y por lo que se sabe, seguirá siendo su jefe moral, Hugo Torres Chabert.

Contraria a la postura sostenida de su sufragio inicial, de negación, los regidores Santiago Lepro y Armando Magallanes, rompieron el yugo y cacicazgo con el que siempre manejo el cabildo Hugo Torres Chabert, sin embargo, esta postura de nada valió, el alcalde logro tener mayoría calificada, y con ello, obsequia a su gran amigo, Oscar Ávila, una utilidad económica, que en circunstancias normales, no obtendría (eso es lo asqueroso para unos y bueno para otros, de la política).

Solo reta esperar a que la federación observe la aplicación de recursos económicos a un inmueble que no es propiedad del gobierno municipal, ya que aun el contrato no se signa, y esa acción es irregular y el alcalde aun, en su oportunidad deberá de dar una explicación satisfactoria al órgano de fiscalización, pero existe otra agravante, la futura administración municipal, que encabezara Javier Robles Aguirre, corre el riesgo que por esta anomalía se sancione al gobierno y se le reduzcan los recursos que la federación entrega para el rubro de seguridad pública.

Al tiempo.



Andrés Luna y el alcalde, responsables



El pasado viernes en el libelo propiedad del alcalde Hugo Eduardo Torres Chabert, el titular del Inmder, profesor Andrés Luna, no solo escupe hacia arriba, si no que su oligofrenia lo orilla a responsabilizar al primer edil de ser quien, autoriza la venta de bebidas alcohólicas en los campos deportivos que se localizan en la zona centro de esta ciudad.

En sus declaraciones Andrés Luna, entre otras cosas señala que, el alcalde es el presidente de la junta de gobierno de esa paramunicipal, y que, nada se lleva a efecto, o realiza el director, sin que sea autorizado por la citada junta, asimismo, indica el mentor que, el campo en el que se expenden bebidas con graduación alcohólica, no pertenece al gobierno municipal, si no que este se encuentran en comodato a favor del Inmder.

Estas dos expresiones muestran la ausencia de claridad en Andrés Luna, y ponen en la picota al ya de por si desprestigiado alcalde Hugo Torres Chabert, por dos razones, si el campo en mención se encuentra en comodato a favor de la entidad que gobierna, luego entonces el Inmder es responsable de lo que suceda en esas instalaciones, y lo grave, si nada se realiza en esa dependencia sin que lo apruebe la junta de gobierno, por ende, el alcalde, entonces la venta ilegal de cerveza en ese campo deportivo cuenta con el beneplácito y protección de Hugo Torres Chabert, por lo tanto, se confirma lo señalado en la edición anterior con respecto al doble discurso y doble moral del primer edil al fomentar el deporte entre niños y jóvenes, ya que en el discurso se invita a la práctica deportiva y por el otro, se permite el consumo de alcohol en donde solo debe existir el deporte.

Y para finalizar he de decir que, no solo es estólida, si no ridícula la expresión de Luna al señalar que, si lo hacen en otras partes, ¿por qué en Rosarito no?.

Seguiremos con el tema



Hasta la próxima.

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