miércoles, 18 de diciembre de 2013

VIDEO: Palco de Prensa: Las noticias fatídicas

Por Gilberto Lavenant
A veces, ocurren hechos, tan lamentables, que resulta difícil creer que sean ciertos. Se antoja pensar que se trata simplemente de una confusión o quizás una broma de mal gusto. Ese fue el caso del artero asesinato de Arturo Hachadur Kaloyán. Mejor conocido por sus amigos como “Hacho”.




 En el facebook empezó a circular la fatídica noticia, la tarde del pasado martes. Quienes le conocieron, no podían creerlo. De inmediato cuestionaban : ¿cómo pasó?, ¿cuándo?, ¿dónde? No por morbo, sino porque obviamente trataban de disipar dudas o de encontrar una respuesta que indicara que había sido una mera confusión. Desgraciadamente, en breve tiempo fue confirmado tan lamentablemente hecho.

Hacho, de 55 años de edad, tijuanense de nacimiento, miembro de una familia de abolengo, trabajadora, licenciado en administración de empresas egresado del CETYS Universidad. Ligado estrechamente con el atletismo.

De 2004 a 2007, durante la administración municipal que encabezó Jorge Hank Rhon, ocupó la Dirección del Instituto Municipal del Deporte. El Alcalde Jorge Astiazarán solicitó su colaboración para desempeñarse en la misma área. Lo designó encargado, en tanto que el Cabildo lo ratificaba. La ratificación ya no será necesaria.

El columnista, ajeno al ambiente deportivo, aunque escuchaba hablar o leía crónicas relativas al trabajo de Hacho, no tuvo relación con él, hasta hace unos cuatro meses. Sin embargo, en varias ocasiones coincidieron en algún evento político social y Arturo acudía hasta donde se encontraba el columnista, para saludarlo. Era sumamente atento.

Evidentemente, era estimado. Nadie se expresaba mal de Hacho. De carácter tranquilo, nada ostentoso, más bien un tanto estrafalario en el vestir. Solía dejarse crecer la barba, bigote y la cabellera, y entonces casi parecía un anciano o un adulto mayor.

Cuando Astiazarán presentó a los integrantes de su gabinete, en la Casa de la Cultura, ahí se anunció a Hacho como encargado de la Dirección del Instituto Municipal del Deporte. Iba transformado, sin barba, sin bigote, con pelo corto, bien peinado y de traje. El columnista charló brevemente con Hacho y le comentó que no lo había reconocido. Simplemente sonrió, en atención a la observación.

Lo poco que se sabe, respecto a su asesinato, no deja lugar a dudas de que no hubo error o confusión alguna. Los homicidas iban por él. Lo sorprendieron, lo acribillaron y no le dieron lugar a defensa alguna. Ahí acabaron las ilusiones, las promesas, los proyectos de un jóven tijuanense, hijo, hermano, esposo, padre, amigo.

Nada justifica tan horrendo crimen y nada va a reparar pérdida tan lamentable. Ni siquiera el aplicar la Ley del Talión a los asesinos, aquella que reza : “ojo por ojo, diente por diente”.

Hechos como este, demuestran que Tijuana no es la ciudad en calma, tranquila, en orden, que tanto presumieron el exalcalde Carlos Bustamante Anchondo y el exSecretario de Seguridad Pública Municipal, Alberto Capella Ibarra. Bustamante decía que el lograr que la tranquilidad regresara a Tijuana, era uno de sus principales logros. Meras presunciones.

Lo cierto es que los hechos demuestran, sobre todo en los últimos días, que la muerte deambula en Tijuana, con toda libertad y a cualquier hora. Individuos armados, aparecen por doquier. Las labores de prevención, casi son inexistentes.

Cuando se observa un receso en el clima de violencia, no es porque las autoridades policiacas, o incluso militares, hayan controlado o dominado a los criminales. Lo más seguro es que hacen pausas, según las circunstancias o establecen pactos entre ellos mismos, en espera de tiempos mejores.

El sitio en donde ocurrió el asesinato de Hacho, está ubicado en un área muy concurrida, con alto nivel de circulación vehicular. Casi en la confluencia de la Calle Ermita con el Boulevard Díaz Ordaz, en la jurisdicción de la Delegación Municipal de La Mesa. Pero ningún elemento policiaco escuchó las detonaciones, ni estaba cerca para atrapar a los asesinos.

La violencia, sigue siendo una realidad, una cruda realidad, en el municipio de Tijuana, como en el resto de la entidad. Con el uso de gráficas, a base de estadísticas o cifras maquilladas, los titulares de los cuerpos de seguridad presumen la baja de la incidencia delictiva. Ilusos.

Pareciera que los delincuentes estan “apalabrados”. Que tienen libertad para operar, pero sin escándalos, con toda discreción. Con el cambio de autoridades, tanto estatales como municipales, resurgieron, buscando establecer nuevos pactos.

Así es que todos los días surgen las noticias fatídicas. Asesinatos, secuestros, asaltos. Como si no hubiese corporaciones policiacas. O las que existen, les dejaron el campo libre para cometer sus fechorías. O los nuevos titulares de las corporaciones policiacas y de procuración de justicia, están demostrando su incapacidad y la población paga el noviciado.

Las reuniones de coordinación de los encargados de seguridad pública en Baja California, no pasan de ser meras presunciones o manifestación de buenos propósitos. Los pillos, no se han ido. Simplemente están agazapados y salen a cometer sus crímenes, cuando así lo estiman pertinente.

El asesinato de Hacho, un hecho sumamente lamentable. Todos los tijuanenses, e incluso los bajacalifornianos en general, unos más, otros menos, están en riesgo de ser víctimas mortales y ser objeto de noticias fatídicas.
gil_lavenants@hotmail.com

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