Por Gilberto Lavenánt
Ocurre en los servicios funerarios, en el mundo común y corriente, que los asistentes hablan de todo, menos del difunto. Algunos bromean, cuentan chistes y otros, aprovechan la ocasión para recordar rencillas y odios, se hacen reclamos e incluso llegan a las manos, a poca distancia del féretro.
En este caso, no fueron precisamente servicios fúnebres, pero casi, pues se trataba del décimo séptimo aniversario luctuoso del artero asesinato del que fuese candidato priísta a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, el sonorense que al estilo de Luther King, veía “…un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.
Correspondió al Alcalde ensenadense, Enrique Pelayo Torres, poner la nota discordante en el evento, quien al hacer uso de la palabra, si bien es cierto dedicó gran parte de su discurso para recordar las presuntas virtudes del político masacrado en Lomas Taurinas, aprovechó la ocasión para lanzarse en contra del Senador Fernando Castro Trenti y de los actuales dirigentes del Partido Revolucionario Instituticional. Muchos, no lo podían creer.
“…Con la elección de Humberto Moreira Valdez –dijo- como Presidente del CEN del PRI, tenemos la oportunidad de corregir el rumbo del partido, tal como lo anhelaba Luis Donaldo, de crecernos ante la adversidad, apoyados en su legado, de mantener a toda costa la unidad interna, de ampliar democráticamente los mecanismos para renovar las dirigencias estatales, municipales, y elegir a los mejores hombres y mujeres como candidatos a los diferentes puestos de elección popular”.
Muchos de los presentes entendieron –y lo comentaron en voz baja y quizás por prudencia guardaron silencio- que Pelayo Torres estaba conminando a los priístas bajacalifornianos a sacudirse a Castro Trenti y a los actuales dirigentes del PRI en la entidad, para estar en condiciones de “…elegir a los mejores hombres y mujeres como candidatos a los diferentes puestos de elección popular”.
Apenas se está acomodando en la silla de la Alcaldía ensenadense, a la que llegó debido a que el aspirante a ocuparla, Gilberto Hirata Chico, se retiró de la contienda por problemas de salud, y ha destacado como el Alcalde más conflictivo de los cinco de Baja California, cuando ya parece que las elecciones del 2013 le quitan el sueño.
Para nadie pasó desapercibido que se adjudicó la representación de los Alcaldes de Baja California y del priísmo de los cinco municipios de la entidad. Hasta ahorita, nadie se ha deslindado del posicionamiento de Pelayo.
Más adelante habría de afirmar que los priístas, “…estamos obligados a interpretar el legado de Colosio y sumarnos al llamado de Moreira, sin dejar espacios a liderazgos e intereses personales de grupos o corrientes que se anteponen al interés social y a las demandas y principios de nuestro estatuto, que buscan el avasallamiento de otros”. No dijo nombres, pero evidentemente se refería a Castro Trenti.
En voz baja, algunos comentaban que parecía que estaban escuchando a Jorge Hank Rhon, el otro priísta presunto aspirante a la gubernatura estatal y que tales señalamientos eran el anuncio de una virulenta batalla para suceder en el cargo al Gobernador Osuna Millán.
Ya encarrerado, Pelayo se olvidó de Colosio y dijo que : “…Los priístas nos demandan a todos, quienes ocupamos un cargo de elección popular, trabajar eficiente y honestamente de cara el pueblo, sin dejar a un lado la unidad, la disciplina y la lealtad partidista”. Parecía un contrasentido hablar de unidad, discplina y lelatad partidista, en ese tono.
Pero luego volvió a la cargada, advirtiendo que “…No son tiempos para favoritismos anti democráticos, ni albazos disfrazados de un supuesto pluralismo carente de sustento, adelantados a los tiempos que establece nuestro instituto político”. Para quienes no le entendieron esto, quizo decir que Castro Trenti pretende dar madruguete con su corriente Fuerza Baja California. No se sabe si por temor, o por prudencia, no lo dijo así de claro, pero muchos le entendieron en tal sentido.
“…Son tiempos para trabajar –de nuevo el sarcasmo o contrasentido- coordinadamente entre Diputados, Presidentes Municipales, Regidores y servidores públicos a favor de la ciudadanía, son tiempos para cumplir nuestros compromisos de campaña, son tiempos para desplegar nuestros programas de gobierno, son tiempos para demostrarle al electorado bajacaliforniano que no se equivocó en votar por nosotros, que somos diferentes a quienes por más de 20 años se ganaron a pulso el rechazo y el descredito en el estado”. Quien le entiende, enciende la mecha para una batalla campal y luego trata de sofocar el fuego.
Pero luego, no le dió más rodeos : “…Necesitamos –dijo- cambios en las seis dirigencias del partido en Baja California. Los Alcaldes requerimos de nuevos dirigentes que coadyuven y defiendan en todo momento el ejercicio de nuestras acciones como gobierno”.
De nueva cuenta se ostentó como representante de los demás Alcaldes y reclama la elección de nuevos dirigentes del PRI, que les apoyen y les defiendan. No dijo de qué, ni de quienes. Los dirigentes priístas, presentes en el acto, se pusieron de mil colores, al escuchar que Pelayo pedía la cabezas de todos, a nombre de los Alcaldes.
Ayer jueves, el Coordinador la bancada priista en el Congreso del Estado, Julio Felipe García, “cachó” la hablada de Pelayo y lo menos que le dijo a Alcalde ensenadense, es que debe ser humilde y agradecido. En otras palabras, le llamó malagradecido, pues ahora reclama el cambio de los dirigentes priístas que, bien o mal, lo llevaron al puesto que hoy ocupa.
Falta aún mucho para el 2013. Esto apenas es el principio. “Cria cuervos y te sacarán los ojos”, dicen por ahí los priístas, a propósito de ingratitudes.
gil_lavenant@hotmail.com
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