El presidente municipal electo de Tijuana, Jorge Astiazarán Orci es un excelente socorrista; un buen médico (aunque dicen que no cura ni un pulque) y puede ser bien intencionado, un buen hombre, pero el panorama que tiene enfrente es delicado, tanto como complicado y políticamente minado.
Hasta el momento, no tiene control de nada. Para colmo, hay un bloque de integrantes del cabildo que ya se unieron, para esquinarlo y obligarlo a cumplir caprichos y bailar al son que le toquen.
Y no es para menos, el menor de los integrantes del Cartel de los Ledesma, Arturo, el hermano del Miki y del Pochongo; el primero, prominente empresario identificado con lo peor de los panistas (Jesús González Reyes y Jorge Ramos Hernández) y el segundo, titular de Conagua en la península, se pavonea ya como el gran operador del ayuntamiento, como el hombre que decidirá.
Para afianzar su poder, el mozalbete Ledesma Romo, piloteado por sus hermanos Miguel y Eduardo (de gratos recuerdos entre la comunidad LGBYT en la Zona Rosa de la Ciudad de México), se ha reunido un día si y otro también con integrantes del cabildo electo.
El que les hace el caldo gordo, es Francisco Javier Hernández Vera, proxeneta y marioneta de los Eligios Valencia (Roque y Alonso), de segundo apellido distinto, pero igual de viciosos. Hernández Vera a todos les ofrece apoyo en el disminuido y anticuado pasquín El Mexicano. El objetivo es ganar los votos para anular la autoridad del educado y delicado presidente municipal, Jorge Astiazarán Orci.
Lo que nubla más el panorama político del anulado alcalde electo, es el hecho de que desde el hipódromo, léase Jorge Hank Rhon, le van a imponer como secretario de Gobierno al ex alcalde sustituto Kurt Ignacio Honold Morales, un socialité que carece de talento y conocimiento de la problemática de la ciudad. Para colmo, no está acostumbrado a tratar a la raza de las colonias y fraccionamientos populares de la ciudad, allá donde se enfrentan los problemas más sentidos.
Como se advierten las cosas, con los Ledesma afilándose las uñas, para apropiarse del ayuntamiento y sus mejores contratos y concesiones y, detrás de ellos, a los bandidazos Noé Rivera y Miguel Ángel Torres Ponce dándoles ideas, nada bueno se puede esperar para Tijuana.
De concretarse lo inexorable, la anulación de las decisiones de Astiazarán Orci, la próxima, será una administración perdida, que se sumará a las que ha enfrentado la ciudad, al menos en los 12 años más recientes, cuando sus titulares se han concretado a saquear las arcas y a endeudar al municipio.
Como se advierte que vienen las cosas, todo apunta a que el socorrista Astiazarán, carecerá de márgenes de gobernabilidad y se tendrá que dedicar a complacer a ladrones, como los Ledesma Romo y a los que además de bandidos son viciosos, a los Valencia, padre e hijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario