Por Gilberto Lavenant
Hay un dicho por ahí que advierte claramente, que “no se puede tapar el sol con un dedo”. No hay necesidad de intentarlo, para comprobar que esto es cierto.
Por ello resulta absurdo, incongruente, aberrante, que el Alcalde de Ensenada, el polémico y controvertido político priísta, Enrique Pelayo Torres, asegure que “según el parte de novedades” de la policía municipal, el incidente del sábado pasado, durante la ceremonia del Grito de Independencia, fue porque acudieron a salvaguardar la seguridad de los ensenadenses ahí reunidos.
Sobre todo, asegura que ni cuenta se dió de tales hechos, que estaba ubicado a gran distancia de donde ocurrieron. Que tampoco escuchó nada. Así es que de sus declaraciones se deduce que es miope, sordo y torpe. Porque fue una torpeza, además de salvajada, lo que hicieron los elementos policiacos de su administración. El agredir, a golpes y con groserías, a integrantes del llamado Movimiento #YoSoy132 de Ensenada y de paso a los periodistas que cubrían tales hechos, es mucho más que una torpeza.
A lo más que llega Pelayo, es a pedir disculpas y a comprometerse a investigar para esclarecer los hechos, para castigar a los responsables. Eso una ofensa a la inteligencia de los periodistas que le reclamaron en su cara tales arbitrariedades. Prometer que investigará, cuando dá por cierto el contenido de un supuesto “parte de novedades”, diciendo además que es ajeno a los hechos y que en todo caso fue una acción de los policías, sin que hayan recibido instrucciones de parte de sus superiores. Seguramente supone que los periodistas y los ensenadenses en general, son una bola de tontos.
Es inútil y absurdo que Pelayo trate de “tapar el sol con un dedo”. Hubo cientos de ensenadenses ahí presentes, que presenciaron las bochornosas escenas. Policías envalentonados, tratando de impedir que los periodistas tomaran gráficas o grabaran. A algunos les arrebataron su equipo y les destruyeron lo que habían captado.
Los videos que circulan por la red, son constancias fehacientes de las arbitrariedades cometidas. Nadie puede alegar justificación alguna. Solamente individuos como Pelayo Torres son capaces de negar, lo innegable. Si tuviera un poco de decencia, debería presentar su renuncia al cargo, o al menos ordenar el cese del jefe policiaco, Alfredo Rosales Green.
El día de ayer, fue uno de los temas álgidos en el Congreso del Estado. Esto, no solo por la gravedad de los hechos, sino porque en Ensenada residen cuando menos cuatro legisladores locales. Julio Felipe García, coordinador de los diputados priístas, Alfonso Garzón Zatarain, también priísta y Presidente de la Legislatura Estatal, Claudia Agatón Muñiz, diputada del PT, Presidente de la Comisión de Comunicación Social y Relaciones Públicas, y Lizbeth Mata Lozano, Presidente de la Comisión de Justicia.
Agatón propuso ante el pleno de la Legislatura, una iniciativa con punto de acuerdo, para que se exhorte a pelayo Torres y al Síndico del Ayuntamiento de Ensenada, para que investiguen y sancionen a quienes cometieron tales arbitrariedades. La aprobación fue unánime.
Lamentó el hecho de que los funcionarios municipales, tratan de eludir responsabilidades y cargan las culpas a los elementos policiacos. Como si estos no tuvieran jefes, y como si dichos jefes, no dependieran del Ayuntamiento que encabeza Pelayo Torres. Pidió que no sean los policías simples chivos expiatorios, que se aclare quien o quienes dieron la órden para ejecutar la salvajada.
Pero eso no fue todo, la diputada panista, Lizbeth Mata Lozano, propuso recomendar el solicitar que se destituya del cargo al Director de Policía y Tránsito, Alfredo Rosales Green, y además sancionar a quienes resulten responsables de dichos hechos.
Cabe observar que la propuesta de Lizbeth contiene seis puntos concretos. El que la Legislatura haga un extrañamiento al Ayuntamiento de Ensenada por las agresiones a ciudadanos y periodistas. Que Pelayo Torres deslinde responsabilidades y señale a quienes, en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, dieron la órden para cometer esos atropellos. Porque eso de que los policías actuaron por sí solos, nadie lo cree.
Así mismo, que el Síndico Procurador, Carlos Fidel Escobar Hernández, investigue y sancione a los responsables. Que el Procurador de Derechos Humanos, Arnulfo de León, efectúe las recomendaciones correspondientes al gobierno municipal de Ensenada.
Que se exhorte al Procurador de Justicia, Rommel Moreno Manjarrez, para que realice las investigaciones y ejerza acción penal en contra de los presuntos resposables. Ya los afectados hicieron las denuncias correspondientes, pero sabido es que, al igual que en otras entidades federativas y a nivel federal, la procuración de justicia se maneja con tintes políticos.
En otro punto se establece exhortar a Pelayo Torres y al Secretario de Seguridad Pública Municipal, Florencio Raúl Cuevas Salgado, que ordenen la destitución inmediara de Rosales Green, Director de Policía y Tránsito, “por su falta de responsabilidad, ineficacia e incapacidad para controlar la conducta de la corporación a su mando”.
De manera especial, Mata Lozano refirió la postura evasiva asumida por el Alcalde Pelayo Torres y el jefe policiaco, Rosales Green, al manifestar que los policías actuaron por su propia cuenta y no muestran intenciones de sancionar a los responsables, “situación que evidentemente refleja la ingobernabilidad, desestabilidad y desorden político en que se encuentra hundido el Gobierno Municipal de Ensenada”.
Podría parecer una exageración, pero en realidad, para fortuna de Pelayo, las cosas no pasaron a mayores, pues pudo haber culminado en una tragedia. No cabe duda que Pelayo, incendió la hoguera en la que podrían quemarlo “en leña verde”.
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