martes, 1 de febrero de 2011

COLUMNA: Yo como el chinito milando

* “El costo de indiferencia a las certificaciones”
Por Javier de Jesús Malacara Sánchez
La certificación de las playas surge en el año del 2006, con el fin de contribuir a que los ecosistemas costeros del país conserven su amplia gama de hábitat, la riqueza de sus especies, el filtro de contaminantes provenientes de los sistemas continentales de agua dulce, alberge de nutrientes, protección a la línea costera contra la erosión y las tormentas así como aspectos sanitarios y de seguridad.
La evaluación de la playa se realiza conforme a la norma NMX-AA-120-SCFI-2006 “requisitos y especificaciones de sustentabilidad de calidad de playas”, la cual es una norma voluntaria que se ajusta a las capacidades y tiempos de los interesados y permite en establecimiento de reglas transparentes, evitando discrecionalidad y competencia desleal.
Los beneficios con los que cuentan los municipios que están certificados con esta norma son: mejora la imagen y competitividad del destino, identificar y controlar los riesgos e impactos ambientales, colocar al destino turístico a la vanguardia internacional en relación con esquemas similares y proteger al medio ambiente y al visitante así como la estrategia de conservación.
Y los únicos que pueden pedir esta certificación son: los prestadores de servicios turísticos como hoteles, restaurantes, clubes, deportivos, etc.; municipios costeros y comités de playas limpias, que por cierto en este municipio contamos con los tres entes que pudieran pedir esta legitimación.
Con los resultados que arrojaron los estudios, el pasado viernes 21 de enero, autoridades de Gestión Ambiental del V Ayuntamiento de Rosarito, en conjunto con especialistas del área de saneamiento de la Comisión Estatal de Servicios Públicos, hace el llamado a la población en general para que evite visitar las playas del Municipio de Rosarito y con ello el meterse al agua o pisar la arena descalzo ya que existe la posibilidad de infección vía la piel que pudiera derivar en otro tipo de complicaciones en la salud de las personas que concurran a la playa.
Tras un exhaustivo análisis a la arena y aguas del litoral en Rosarito mediante el cual se arrojó como resultado que aún continúa cierto grado de contaminación, García Zepeda titular de Gestión Ambiental del gobierno municipal de Rosarito, recordó que esta situación de posibles daños a la ecología se deriva de los escurrimientos de aguas negras, una gran parte del agua tratada que llega al mar en Rosarito, es a través del Cañón Huahuatay proviene, al parecer, desde el fraccionamiento Del Prado de la desarrolladora Urbi, asentado en Tijuana.
Pero para que haya ese nivel de contaminación tuvo que haber pasado un tiempo considerable, aparte tuvieron que descuidar las especificaciones de las certificaciones de “playas limpias” y el desinterés por estar monitoreando la contaminación de las playas en este municipio, cada día que pasa vamos en detrimento para atraer al turismo a playas de Rosarito.

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