martes, 28 de diciembre de 2010

COLUMNA: Yo como el chinito “milando”

Por Javier Malacara
Según los que saben, La Ley Federal del Trabajo considera que el “salario mínimo es aquel que permite a un jefe de familia atender sus necesidades básicas para una familia”
y saco esto a colación porque en estos tópicos de la información sigue en la mente de miles de rosaritenses el deseo de tener un empleo y quienes ya lo tienen quieren otro que les permita ganar unos pesos más, porque el gasto en el transporte público en este sufrido pueblo para ir a trabajar es de 18 pesos diarios, pero si regresa a comer a su casa el gasto se multiplica al doble que es de 36 pesos, ya este gasto representa más de la mitad del salario diario. Pero si come en su lugar de trabajo ahí súmele a esos 18 pesos, 24 pesos más por el pago de dos burritos, mas 12 pesos de un refresco nos da un total de 42 pesos, y eso sin contar con la compra de algunos cigarros, ya no le queda nada y eso sin contar que la canasta básica le ha ganado a los salarios, la cascada de más altos precios es algo que ya no podemos parar, el aumento al salario mínimo es realmente decepcionante, no alcanza para nada.
A partir del primero de diciembre de este año, en el gobierno municipal dejaron de ocupar una parte de las personas que ahí trabajaron en el pasado, al no haber obras públicas se necesitaran menos albañiles, oficiales y todo tipo de personas que trabajan en cada obra. Hay algunas empresas que les quedaron a deber dinero en la administración pasada, afectados de la misma manera igual y reducirán sus actividades, hay que considerar a todas las personas afectadas en sus negocios por la desaceleración económica que vive nuestro vecino país del norte, total que todos estos son elementos que generaran mas desempleados en el 2011.
Y creo que es el momento en que la dirección de desarrollo económico y turismo del municipio que dirige el empresario Gustavo Torres Ramírez, debe de promover una inversión en la creación de talleres para formar cadenas de productores, y buscar nuevos proyectos productivos que sean financiados por las multiplex micro financieras que ya existen.
En los Estados Unidos comenzaron por formar talleres familiares que lograban la producción de una gran cadena para su autoconsumo, y lograron que el veinte por ciento de las compras del gobierno federal se hagan a estas cadenas de pequeños productores.
En estos tiempos muchas de estas micro financieras sirven para que miles de señoras trabajen en la venta por catalogo de muchos productos como zapatos, ropa, productos para la salud, la mayor parte son mujeres las que reciben estos pequeños financiamientos, por cierto muy pagadoras, en este renglón solo tienen una cartera vencida del uno por ciento.
Nuestros gobernantes piensan más en los programas paternalistas que en los productivos, y con el comienzo de este trienio hay tiempo para fomentar los talleres familiares que permitan que con poco capital se genere más autoempleo, porque el empleo formal está muy limitado en nuestro sector productivo.
La caridad es, según una de las definiciones del Diccionario de la Real Academia Española, dar algo de buena fe sin esperar recompensa en favor de alguien. Para la Ética Cristiana es una de las tres virtudes teologales, que implica sentir compasión por los sufrimientos y las penurias de otros y actuar para ayudar y protegerlos.
Un gobierno municipal que recién empieza no puede permanecer indiferente ante las necesidades urgentes de sus gobernados o la pérdida del patrimonio de los más pobres, debido a un temblor o inundación; sin embargo, la tendencia de muchos gobiernos democráticos en su lucha por el poder es prometer acciones permanentes de corte caritativo, olvidando sus funciones fundamentales, que son mantener la paz, impartir justicia y garantizar la libertad de emprender y consumir.


La experiencia nos enseña que los gobiernos que incorporaron estructuralmente la caridad a través de programas gubernamentales, no han logrado reducir la miseria, sino aumentado el número de pobres. La mayoría de los recursos gubernamentales para los pobres los absorben quienes los reparten o grupos políticos que los utilizan para obtener votos. Casi todos los programas caritativos se han convertido en elefantes blancos, que en poco ayudan con permanencia a reducir las penurias de los demás. Ojalá todos practicáramos la caridad, sin embargo, no es posible implementarla por ley o decreto.
La solución está en que el ejecutivo municipal enfoque sus esfuerzos en mantener la paz, impartir justicia, la que implica dar a cada quien lo suyo, vigilar que todos los intercambios sean libres y voluntarios, y facilitar el ejercicio de la caridad a personas o instituciones privadas, laicas o religiosas.

1 comentario:

  1. javier, creo que lo de realizar talleres familiares, le queda ni mandado a hacer a gustavito torres, al igual que a su padre y too su sequito de ladrones que lo rodearon, si no mal recuerdo el taller mas grande fue el de TODOS SOMOS FAMILIA y el segundo CODECO, porque eso de la caridad NUNCA SE LES DIO A ESTAS RATAS, la verdad y ya en serio le quedo muy grande el saco a gustavo, no es mala voluntad, simplemente que es una persona sin preparacion y sin meritos para estar en ese lugar, esperemos a ver que ocurrencia tiene ahora su padre y gustavito la cristalice para bien de SU FAMILIA claro! de eso que no quede duda.

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