martes, 14 de diciembre de 2010

COLUMNA: Cicuta

* Torpezas
Por Jaime Flores Martínez
Torpezas
Encandilado aun por el triunfo que lo llevo al poder en Ensenada, el nuevo alcalde Enrique Pelayo Torres no tardara mucho en convertirse en victima de sus propias torpezas.
Por mencionar solo algunas, el alcalde Pelayo se encuentra decidido a mantener en su cargo al director de la Policía Municipal Alfredo Rosales Green, un personaje profundamente cuestionado por el secretario de Seguridad Pública Municipal, general Florencio Raúl Cuevas Salgado. Este militar que fungió como director de la Policía Ministerial hace algunos años, está dispuesto a pasar la barredora en la corporación pero se enfrenta a las necedades de su patrón Pelayo; este último se empeña en mantener a Rosales Green a pesar de sus antecedentes.

Pelayo atiende fascinado las sugerencias de Arturo Castellanos, un regidor al que recién nombro Presidente de la Comisión de Seguridad y Transporte Público. A este hombre se le endilga el apoyo que Pelayo otorga a Rosales Green en la Dirección de la Policía. Alfredo Rosales es herencia del panista Pablo Alejo López Núñez, el odiado antecesor de Pelayo.

En el Puerto de Ensenada, la mayoría de los ciudadanos saben que su flamante alcalde está manipulado por sus tres “asesores de cabecera”, quienes se aprovechan del atolondrado Pelayo.
En un intento por proyectar un talento ausente, Pelayo Torres contrato los servicios del colmilludamente perverso Jaime Martínez Veloz; del conocido político-traidor Noé Rivera Domínguez y de Higinio Soto López, hábil tapete de la dirigente nacional del PRI Beatriz Paredes Rangel.
Sin embargo, el señor Pelayo se convirtió en títere se su propio trió: ellos toman las decisiones y el las cumple. A Martínez Veloz y a Noé Rivera se les acredita el incendiario discurso de Pelayo Torres en su toma de posesión: el nuevo alcalde tricolor, envalentonado por los lambiscones que le rodean, se fue a la garganta del gobernador José Guadalupe Osuna Millán y de su antecesor Pablo Alejo Lope Núñez. Ellos, dijo, son los responsables de la quiebra financiera del gobierno de Ensenada.
Bueno sería saber que dice Pelayo ahora que el panista Osuna otorgo un préstamo por 84 millones de pesos para sacar adelante a los municipios necesitados de dinero para sobrevivir ante sus urgentes necesidades.

La agresiva perorata del nuevo alcalde intento desprestigiar a los panistas, sin que sus asesores se atrevieran a decirle que "el desprestigio alcanza a las personas que lo tienen". A los panistas ya los juzgaron los ciudadanos el pasado 2 de julio.
Noé Rivera, por ejemplo, salto a la fama el día que "renuncio" a una diputación federal regalada por la dirigente nacional del SNTE Elba Esther Gordillo Morales, quien fuera su patrona por varios años. La maestra entrego una diputación plurinominal a su peón del momento, aunque muy a tiempo se la arrebato al comprobar que Rivera maniobro para que el entonces candidato presidencial priista Francisco Labastida Ochoa perdiera las elecciones frente al panista Vicente Fox.
Al ser descubierto y despojado de la diputación, Rivera pregono que había renunciado y se dedico a despotricar contra su creadora, la profesora Gordillo.

Algo grave debió pasar pues, por aquellos días, Rivera llego al punto de solicitar asilo político en Estados Unidos y aunque se lo negaron, hay quien dice que ahora mismo cobra como soplón de los gringos. A Estados Unidos le interesa tener información en temas que tienen que ver con Ensenada, especialmente en la zona de Punta Colonet, donde la inversión superará a los 10 mil millones de dólares.
Otro que está metido en el enjuague de Punta Colonet y en la preferencia del nuevo alcalde es Jorge Carrillo, actual director de Transito Municipal, quien –a propósito—margina a los transportistas que le resultan incómodos y beneficia a sus cuates. El señor Carrillo, engendro del ex gobernador panista Ernesto Ruffo Appel, ahora cumple funciones de solapa izquierda del priista Pelayo. Observadores del ajedrez político consideran que Rufo y Pelayo establecieron un compromiso muy importante, cuyos apellidos son Punta Colonet.

Si algo faltara en este rosario de impericias y de su ejército de manipuladores, Pelayo Torres se peleó con la mitad de los regidores de su propio partido porque se atrevieron a levantar a voz ante tanta torpeza. Sin embargo, las dulces voces que cantan a su oído le dijeron que se trataba de un complot ordenado por el senador priista Fernando Castro Trenti.
Sin cerciorarse de la veracidad de los comentarios Pelayo Torres hizo su berrinche y los mando al diablo.
En resumen, el señor Pelayo apunta a convertirse en el peor alcalde de Baja California y vaya que competir con panistas del nivel de Jesús González Reyes, Jorge Ramos Hernández, del priista Jorge Hank Rhon, del propio Pablo Alejo López Núñez y muchísimos más, realmente tiene su merito.
Comentarios: cicuta45@gmail.com

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