martes, 7 de septiembre de 2010

Narcos, héroes de videohomes


MEXICO.- La figura de los narcotraficantes en México se percibe como la imagen de los héroes de acción en Estados Unidos, por lo que son personajes ideales para los videohomes, según Jaime Ramírez, crítico de cine.
El experto, quien participa en la revista Cinemanía, asegura que el narcotráfico vive un "boom" en el celuloide, específicamente en este formato, que es barato y además, favorecido por la distribución.

"El tema se encuentra más vigente que nunca en la realidad mexicana y esto hace que el público demande más de este tipo de historias", en las que amén, los "espectadores tienen cercanía con los contextos y personajes mostrados en los videohomes", dice.

Tras la detención de Édgar Valdez Villareal, La Barbie, cuatro productoras de estas cintas de bajo costo se disputan los derechos para filmar la vida del "sicario de los ojos verdes", quien fuera pupilo de Arturo Beltrán Leyva.

Sin embargo, éste no es el único ni el último caso de un capo que manda hacer una cinta en su honor.

Por ejemplo, Raydel López Uriarte, El Muletas, el lugarteniente que heredó la plaza en Baja California de Teodoro Simental, El Teo o El Tres Letras, se mandó a hacer una autobiografía videograbada, amén de su escudo y toda una parafernalia en torno a sí mismo.



Otro vinculado a El Tres Letras fue Santiago Meza López, mejor conocido como El Pozolero del Teo, quien disolvía cadáveres en ácido o sosa, historia que inspiró videohomes.




"El atractivo que tienen los protagónicos de estas películas para su público radica en que son gente de poder y de éxito, independientemente de los medios que hayan utilizado para llegar a ser poderosos", asevera Jaime Ramírez.

Agrega que "paradójicamente, los narcos tienen además un aire mítico que los vuelve inalcanzables, muy a la manera en que el héroe de acción estadounidense seduce a otro tipo de espectador en las películas del género exitosas internacionalmente".

Los videhomes, además, evitan al censor de la Secretaría de Gobernación, pues no pasan por éste, lo que las pone en ventaja frente a cintas que hablan del narcotráfico, como El Infierno de Luis Estrada.



Sin embargo, para el especialista estas cintas no son exactamente una apología del delito porque "los argumentos son tan elementales que suelen apegarse a la estructura dramática tradicional, es decir, aquella en donde los ‘buenos' siempre salen airosos y los ‘villanos' siempre pagan sus crímenes. Muchas de estas historias acaban enalteciendo más al policía que al criminal, lo que genera que el espectador tenga cierta conciencia de que el crimen paga un precio muy caro".

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