martes, 7 de septiembre de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* La “gata revolcada”
Por Gilberto Lavenánt

La estrepitosa derrota electoral que sufrió el PAN en los pasados comicios del 4 de Julio, fue interpretada como un voto de castigo para los gobiernos estatal y municipales panistas. Era evidente, y así lo aceptaron, que no cubrieron las expectativas de los bajacalifornianos.
Pocos votos, y aún siendo pocos, fueron a favor de los candidatos priístas, tanto a diputados como a munícipes.

Luego del 4 de julio, los panistas se dedicaron a buscar culpables de este fracaso electoral. Hubo reclamos. Señalaron nombres. Exigieron ceses, pero el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, no quizo reaccionar a presiones. Evidentemente, quería estar lo más sereno posible, a la hora de tomar decisiones.

El asunto no era sencillo. Apenas a la mitad de su gestión administrativa y una derrota electoral de este tamaño, le mostraba que su equipo entero había fallado. ¿A quien quitar del cargo, si prácticamente todos quedaron mal? ¿Y si los quitaba a todos, a quien designaría en el lugar de cada uno de los cesados? Pareciera que son muchos los panistas, pero a la hora de tratar de seleccionar gente capaz, experimentada, madura, los dedos de las manos son demasiados, para poder contarlos y señalarlos.

Había qué considerar, a quienes no acataron las instrucciones oficiales, cuando la llamada “campaña de estado” se puso en marcha. Porque los hubo que le jugaron las contras no solo al Gobernador Osuna Millán, sino incluso al Presidente Felipe Calderón. En esa categoría ubican a Ruth Hernández, quien fuese Oficial Mayor y de quien dicen fue retirada del cargo, como castigo por no aceptar sumarse a la precandidatura de Carlitos Torres Torres a la Alcaldía de Tijuana.

Pero también había que cumplir los compromisos adquiridos, con quienes sin chistar se sumaron al equipo de Carlitos, que aunque eran bastantes, pocos reunían los perfiles para cubrir las plazas que se consideraba quedarían vacantes. Muchos en número, pero pocos capaces.

Osuna Millán, junto con sus más cercanos colaboradores, se puso a evaluar a los integrantes de su equipo de trabajo, para tomar decisiones, en el sentido de dejarlos en el cargo durante los próximos tres años, o pedirles las renuncias, al ser reprobados por los electores bajacalifornianos.

Curiosamente, aún cuando los cambios que se anunciaron y efectuaron éste lunes 6 de septiembre, no causaron sorpresa en tanto que habían sido “filtrados” desde el pasado fin de semana. Pero lo más sorprendente es que no fueron retirados del cargo, todos los que lo merecían y que en algunos casos la voz popular exigía fuesen cesados, como lo son los responsables de la procuración de justicia y seguridad pública, el Procurador Rommel Moreno Manjarrez y el Secretario de Seguridad Pública, Daniel de la Rosa, o incluso otros como el titular de Sidue, Ing. Luis ópez Moctezuma, por citar algunos.

Y llegó el día anunciado para los cambios, el lunes 6 de septiembre, y hubo mas decepciones que sorpresas. Más que cambios, salvo algunas excepciones, todo quedó en algo así como “…la misma gata, nada más que revolcada”. Es evidente que la “caballada está flaca”, al grado de que Osuna Millán tuvo que “reciclar” funcionarios. Designó en cargos estatales, a varios de los que no lograron colocarse en los comicios para munícipes, o retornó a la misma posición, a personajes como Juan Tintos Funcke, quien ya lleva varios sexenios al frente de la Secretaria de Turismo del Estado.

Los nombres, ya fueron dados a conocer. Resulta ocioso mencionarlos. Lo cierto es que no fueron retirados de la función pública, todos los que se considera que debieron ser pasados por la “guillotina”. Y los designados, de ninguna manera puede afirmarse que son los más idóneos.

Pero este será el equipo con el que Osuna Millán “jugará”, el “segundo tiempo” de su gestión administrativa, que será en condiciones mucho más difíciles que las que tuvo en la primera parte. Antes tenía “carro completo” en el gobierno estatal, en la legislatura y en los municipios. Ahora solamente lo tendrá en el Estado.

Como resultado de las fallas o excesos de la primera parte de la gestión gubernamental de Osuna Millán, los panistas perdieron la mayoría en la Legislatura Estatal y los cinco municipios de Baja California. De lo que hagan en la segunda parte, o sea en los próximos tres años, depende que los recuperen, o que también pierdan la gubernatura estatal. Al final de cuentas, la ruffomanía fue algo así como un espejismo político para muchos bajacalifornianos y a los panistas les duró poco el gusto.

Pero, volviendo a lo de los mentados cambios, es evidente que solo se trata de “la misma gata, nada más que revolcada”. De ahí que no es difícil anticipar resultados para los comicios del 2013. Ya veremos.
gil_lavenant@hotmail.com

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