* El antipanismo
Por Gilberto Lavenant
Dice un dicho por ahí que tanto va el cantaro al agua, hasta que se quiebra. Después de 70 años, el PRI no podía creer que el poder político se le escapaba de las manos. Como tampoco los panistas ahora creen que estén a punto de perderlo. En mucho menos tiempo.
El haber perdido la mayoría en el Congreso de la Unión, fue el primer gran descalabro para los panistas. Aunado a varias gubernaturas que Acción Nacional ya consideraba de su propiedad. La pérdida de la Alcaldía de la blanca Mérida, en días pasados, en el primero de los comicios programados para este 2010, es el ejemplo más reciente de ello.
Aunque no lo digan, abiertamente, los panistas están preocupados, sumamente preocupados. Lo entienden, pero no han querido reconocerlo públicamente, que los excesos y frivolidades en que incurrieron, ocasionó el desencanto de quienes creyeron que serían el cambio que reclamaba el país después de más de 70 años de priísmo.
Y es que los panistas no han terminado de entender, que no ganaron por sus ideas o propuestas, como argumentan, sino por el sentimiento antipriísta que se fue generando durante tantos años de imposiciones y abusos de los priístas. La prueba de ello es que aunque postularan a los más feos, desconocidos, mediocres, ignorantes e inexpertos, a partir de Fox, ganaban en los comicios los candidatos panistas.
Por el contrario, los priístas, por más que se han esforzado por postular a quienes consideran como sus mejores hombres, pierden casi de todas, todas. Y aún no ntienden la razón de ello. Tan sencillo sería reconocer que esos son los efectos del sentimiento antipriísta.
Pero todo está cambiando. Más pronto de lo que se imaginaban. Los errores del PAN, han generado un sentiminto antipanista, de tal grado que en cualquier momento “lo habrá de derribar el caballo, por ser un pésimo jinete”. El caso de Mérida, es una clara advertencia de ello, por lo que deben recordar aquello de que “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
Y aunque pretenden disimularlo, los panistas de todo el país están preocupados, a partir del “Caso Mérida”. Los de Tijuana, no son la excepción. La corta historia electoral ganadora de los panistas, amenaza con acabarse. En este proceso electoral, particularmente, cometieron casi todos los errores que les fue posible cometer.
Un candidato impuesto por el Presidente Calderón, sumamente jóven para la responsabilidad de administrar Tijuana, luego de un gobierno frívolo, gastador e insensible, con mínima experiencia pública, profesional y laboral, falto de carisma. Pareciera que Tijuana es el “juguetito” que el padrino regala a su ahijado. Esto lo saben y lo comentan con desagrado muchos tijuanenses.
No son, como podría pensarse, las enormes diferencias existentes entre el candidato priísta y el panista. Carlos Bustamante Anchondo, empresario, de edad madura, con solvencia económica. Aunque le falta elocuencia en el discurso político, al final de cuentas eso le favorece, porque los ciudadanos ya no quieren a un político tradicionalista, que maneje el verbo con habilidad y maña, que haga promesas que no cumple y que repita los mismos vicios de antaño.
Esto se constató en varios actos de la campaña del priísta, que tuvieron lugar la semana pasada. Reuniones con empresarios, entre quienes se encontraban personajes destacados, que no acostumbran acudir a eventos de carácter político. Otra con transportistas, que ya habían prometido adherirse al candidato panista y una más con mujeres, entre quienes se encontraban las esposas de políticos y empresarios, pero dos de ellas que resultan ser especiales en estos momentos : la nuera de Carlos Montejo, el primer Alcalde panista y Reyna Soledad, la candidata del PRD a la Alcaldía de Tijuana.
De Carlos Bustamante no se puede decir que sea carismático. Quizás no reúne las características ideales de un político. Con un partido desorganizado y dividido, que más que apoyarlo, lo agrede y descalifica. Pero lo que le está dando la ventaja, es precisamente el sentimiento antipanista. Los tijuanenses, todo así lo indica, ya no quieren más de lo mismo. 20 años, son más que suficientes.
Esto no lo desconocen los panistas. Por ello el recurso del marketing político. Por ello los programas sociales, desparramando recursos por todos lados. Por ello obras y aparente mejoría de servicios públicos.
Aunque en el periódico Zeta, acostumbrado a hacer encuestas en los procesos electorales, en días pasados le dió al candidato panista Carlos Torres, el 43 % de la intención del voto de los tijuanenses y solamente el 30 % para el candidato priísta, Carlos Bustamante, experto en el tema comentó al autor de Palco de Prensa, que ambos candidatos “andan tablas” y que hay momentos en que uno está arriba, y luego el otro. Incluso observó que el márgen de error, entre ambas apreciaciones, frecuentemente se empalma. Dicho en otras palabras, no están las cosas como para garantizar el triunfo de ninguno de los dos.
Aún falta un mes de campaña y en este tiempo pueden ocurrir muchas cosas. Nadie puede cantar victoria anticipadamente. Lo que si se sabe y se tiene la certidumbre de ello, es que de perder el candidato panista, quien sufrirá las consecuencias más graves, lo será el Alcalde Jorge Ramos y sus allegados. Seguramente por eso los temores ante una posible derrota.
Y habría que aclarar que el antipanismo no lo inventó ni lo generó Bustamante, sino los propios panistas. Son ellos quienes se han encargado de cavar su propia tumba. Los electores dirán la última palabra el próximo 4 de julio.
gil_lavenant@hotmail.com
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