Lo ocurrido el fin de semana anterior, cuando un grupo de policías agredió salvajemente al periodista José Luis Camarillo Tellez, no puede ni debe quedar impune. Permitir que todo se resuelva con un ja-ja-ja de parte del cínico, corrupto, taimado y cómplice de narcotraficantes y capos del crimen organizado, como lo es el Secretario Municipal de Seguridad Pública, Alberto Capella Ibarra, es alentar la impunidad que, a su vez, ha sido el combustible que atiza el ambiente de corrupción y abuso que impera al interior de esa corporación policiaca.
El asunto va más allá de la agresión a un periodista, el tema de fondo es que el mitómano que despacha como jefe de policía en Tijuana, el tal Capella Ibarra ha amazado una fortuna considerable que, de acuerdo a la DEA (Drug Enforcement Administration), agencia antidrogas de Estados Unidos, debe investigarse, pues su conducta, su estilo de vida y sus amistades, indican que sirve a los cárteles del crimen organizado que operan en la región. De la relación criminal de Capella dio cuenta hace unos días el periodista Lorenzo Garibay en su expediente político, cuya entrega tituló: La DEA tiene fotos de Capella con mañosos.
El asunto del abuso en contra de mi amigo José Luis Camarillo, puede ser minimizado por los operadores del jefe policiaco, pero la sociedad, los grupos organizados, lo mismo ciudadanos que del sector productivo, deben exigir una investigación a fondo en contra de Capella Ibarra, pues sólo así se podrán contener los abusos, la corrupción y la complicidad con cárteles criminales, sello que distingue actualmente a la policía municipal.
Se debe investigar también, el hecho de que Capella construya a paso veloz una lujosa residencia en el Fraccionamiento Cumbres de Juárez, además de propiedades que ha adquirido en East Leke y Coronado.
No sólo eso, tengo información de primera mano, que fue precisamente Alberto Capella Ibarra quien filtró el asunto del robo al condominio de Héctor Yunes Landa, delegado general del Comité Ejecutivo Nacional CEN del Partido Revolucionario Institucional en Baja California, en el complejo habitacional New City de Tijuana.
Así pues, además de corrupto, violador de derechos humanos y de la libertad de expresión, el secretario Capella Ibarra es un vulgar chismoso en el que no se puede confiar absolutamente nada, porque se corre el riesgo de que lo filtre, como ha filtrado también que tiene segura una Dirección General en la Subsecretaría que encabeza Roberto Campa Cifrián, lo que es absolutamente falso, como me lo confirmó un amigo cercanísimo al ex titular de Profeco. Es puro cuento… Ese tipo se ha de querer quedar como jefe de policía en Tijuana y por eso anda soltando borregos, me dijo irónico.
Cártel de los Ledesma
Los hermanos Ledesma Romo son un caso muy peculiar, se mueven con habilidad y juegan siempre con ventaja. La lealtad e institucionalidad no es lo suyo. Por un lado, Eduardo, ha aprovechado bien y bonito su franquicia del Partido Verde Ecologista, con cuya representación ya fue un gris y desteñido diputado federal. Hoy es delegado de la Comisión Nacional del Agua en la entidad.
El otro de los Ledesma, Miguel Ángel es convenenciero y acomodaticio. En el trienio de Jesús González Reyes consolidó su negocio de instalación de espectaculares luminosos, mismo que empezó antes, gracias a su sociedad con Jorge Ramos Hernández.
Hoy, el Miky, se frota las manos y afila las uñas, para hacer los negocios de su vida a costa del ayuntamiento de la ciudad, en cuya administración por iniciar, presume pilotear a su hermano Arturo, el menor, del Cártel de los Ledesma. Más adelanta vamos a narrar santo y seña de las fechorías de los ventajosos y habilidosos hermanitos Ledesma.
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