Por Alfredo Calva
En el documento que el exalcalde de Tijuana Jorge Ramos Hernández, leyó ante los comunicadores a inicios de la semana que recién concluyo, uno de sus párrafos, el que, según él, es el fundamento por el cual declino en su búsqueda, tonta por cierto, de la candidatura a la gubernatura del estado por parte de su partido, el PAN, resulta y resalta la reflexión tardía del predador económico del gobierno local, que se traduce en un insulto para los tijuanenses.
En su epístola Ramos Hernández, refiere que "es la desunión que perciben en mi partido y los recurrentes pleitos internos por lograr candidaturas" lo que ¨exigen de mi absoluta responsabilidad, es momento de poner el interés superior, el bien común por encima de los intereses particulares por más legítimos que sean".
Al conocer la segunda frase, es irremediable el pensar, el que por qué hasta ahora Jorgito lo reflexiono, por qué no lo entendió al inicio de su gestión, el que todo gobernante debe de anteponer los intereses de la comunidad que gobierna, a los intereses propios o de sus allegados. Si esta cavilación Ramos la hubiera hecho, Tijuana no se encontraría en el hoyo económico en que la hundió, y de la que por cierto, jugosas ganancias saco.
Hoy, en una acción mediática, protagónica, como las que a él le fascina realizar, da un paso de costado en la lucha por la candidatura a la gubernatura, contienda a la que se sumo por el simple hecho de salir del ostracismo político en el que se sumió durante la campaña electoral presidencial, pero que no representaba para el nocivo exalcalde tijuanense, ninguna posibilidad real de conquistar la candidatura.
Se suma a la figura de Francisco Vega de la Madrid, aquí resta al también exalcalde, si esta adición no le agrega más negativos que positivos, a lo mejor le sale más caro el caldo que las albóndigas al famoso ¨KJiKo¨, el acto de contrición de Jorgito Ramos.
Cuestión de sopesar.
Oscar Vega y los acarreados
El sábado tres del presente, en Playas de Rosarito, se llevo a efecto el primer acarreo oficial de empleados del gobierno de las diversas aéreas del ente gubernamental de ese municipio, para saludar y escuchar el ¨gran mensaje¨ del Tlatoani de José Guadalupe Osuna Millán, gobernador de Baja California, Oscar Vega Marin.
Alentados de manera abierta por unos tacos y refrescos, y soterradamente, por acciones punitivas en caso de no asistir, los funcionarios burócratas, arribaron al salón arrendado para el efecto en punto de la una de la tarde, sin embargo, y como s clásico en los políticos, el todavía por desgracia, Secretario Técnico del Sistema Nacional de Seguridad Publica, llego retrasado, en tiempo, lo mental es aparte, con una hora y cuarenta minutos.
Su perorata no deja de ser mediocre y sosa, muy similar a lo que manifestaba en sus discursos cuando fungía como Secretario de Educación en la administración de su amigo Osuna Millán, insustancial, vano, carente de emotividad y en especial, de contenido político partidista.
Este es el primero de muchos acarreos.
Y si no, al tiempo.
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