miércoles, 12 de enero de 2011

COLUMNA: Palco de Prensa

* El “poder municipal”
Por Gilberto Lavenánt
El gobierno del Estado de Baja California, está constituido por tres poderes, el ejecutivo, legislativo y judicial. Los tres, tienen sus domiclios en el centro cívico, a corta distancia uno de otro.
Hasta hace poco, nadie observaba, qué tan cercas o qué tan lejos estaban los tres poderes entre sí. Al menos físicamente. Pero era sabido que quien mandaba en esa zona, lo era el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán. Ni para qué hacer distinción sobre la vecindad.

Sin embargo, a partir de que entró en funciones la XX Legislatura Estatal, representada por la diputada presidente, Nancy Sánchez Arredondo, las cosas cambiaron. Sin duda alguna, la legisladora desempeñó a la perfección su representación, al exigir respeto y reconocimiento del deslinde de poderes.

Entonces, ejecutivo y legislativo resultaron ser vecinos incómodos.

Los integrantes del Legislativo, se dedicaron a hacerle ver a Osuna Millán, que ellos son un poder independiente, del mismo nivel que el ejecutivo y que podían hacer su tarea, sin necesidad de consultar o someterse a ninguno de los otros dos poderes estatales. Ni siquiera al ejecutivo.

Como si estuviesen jugando a las vencidas, Osuna Millán, por su parte, trató de imponerse, como advirtiendo al legislativo, que el ejecutivo que representa, es más que los demás y que por lo tanto él es el jefe político de la entidad.

Las relaciones entre ejecutivo y legislativo, se hicieron demasiado asperas. Casi imposibles. Parecía increíble que siendo vecinos, que estando tan cercas, físicamente, estuviesen tan distantes.

A punto estuvieron de que llegaran a condiciones de verdadera ingobernabilidad. Hasta que empezaron a entender la gravedad de esto y decidieron, aunque fuese mero simulacro, dar a entender que estaban a punto de rectificar y adoptar la pose de buenos vecinos. Pero seguían distantes.

Hasta que llegado el fin de año, como que se destrabó la maquinaria y llegaron a acuerdos, que permitieron la aprobaciónde de leyes de ingresos y presupuestos de egresos, tanto estatal, como municipales. Sin objeciones y sin reclamos.

Entonces, surgieron dos temas que parecían propicios para un nuevo distanciamiento. La restricción de horarios para la venta de bebidas embriagantes y la tenencia vehicular. Por principiode cuentas, ambas partes reconocieron que no fueron tan prudentes como se requería, en ambos temas. Que era necesario rectificar.
El lunes pasado, ocurrió algo insólito. Osuna Millán, despojado de toda soberbia, junto con su Secretario General, Cuauhtémoc Cardona, y varios de sus cercanos colaboradores, salió de su oficina, recorrió a pie el centro cívico y fue hasta la oficina del la diputada presidente de la Legislatura Estatal, Nancy Sánchez, cual si fuese una pandilla de chavos.

Quien se percató de ello, quizás pensó que el Gobernador ya había estallado y que personalmente iba al Legislativo a reclamar y hacer imperar sus posturas frente a esos dos temas y otros más. A demostrar que definitivamente el es el jefe político en la entidad.

Las partes se encerraron. No se escucharon gritos, ni ruidos extraños. Pero al abrir la puerta, los involucrados salieron con sonrisa de oreja a oreja. Por fin habían comprendido, que hablando se entiende la gente, que si pueden convivir y dialogar como buenos vecinos. Ojalá, para bien de Baja California.

Pero cuando este evento se llevaba a cabo, en Tecate se desarrollaba otro no menos insólito. Los Alcaldes de Tijuana, Ensenada, Tecate y Playas de Rosarito, así como un representante del Alcalde de Mexicali, se reunían, para formar un bloque, a fin de exigir, en conjunto, tanto al Ejecutivo, como al Legislativo, respeto y derecho de participación en la toma de decisiones que afectaran al ámbito municipal.

En principio, dos temas originan esa reunión, la restricción de las horas para la venta de bebidas embriagantes y el reclamar la administración de los organismos que proporcionan el servicio de agua potable, que constitucionalmente les corresponden a los gobiernos municipales.

Con ello, se da un hecho trascendente en la política de Baja California. Surge, aunque sea de facto, un cuarto poder en la estructura política de la entidad. El ¨poder municipal¨, integrado y representado por los cinco Alcaldes, que al grito de ¨la unión hace la fuerza¨, como si se treparan uno sobre otro, alcanzan la estatura suficiente para relamar a los tres poderes constitucionales, ejecutivo, legislativo y judicial, derecho de participación en la toma de decisiones en temas escenciales para los municipios, sobre cuestiones políticas, económicas y sociales de la entidad.

Con esta actitud, los Alcaldes, evidentemente, tratan de hacer entender a todos los actores políticos de la entidad, que tienen la madurez y la estatura política necesaria o suficiente, para que se les tome en cuenta. Que ya no están dispuestos a tolerar que se les trate como chamacos que deben que obedecer los acuerdos o decisiones de sus mayores.

A partir de ahora, se les reconocerá como el cuarto poder de Baja California, el ¨poder municipal¨. La nueva historia política, apenas se escribe, pero ya nadie podrá ningunear a los Alcaldes. Juntos, políticamente, pesan igual o más que cualquiera de los poderes constitucionales.
gil_lavenant@hotmail.com

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