miércoles, 23 de junio de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

“Teléfono descompuesto”
Por Gilberto Lavenánt

En los últimos días se ha estado haciendo referencia a la expresión “teléfono descompuesto” para señalar la falta de entendimiento entre dos partes. Una dice una cosa y la otra hace como que entiende otra muy distinta y actúa en consecuencia.

Tal expresión no se utiliza para explicar o referir las consecuencias o lo que ocurre cuando el aparato telefónico se descompone, sino cuando la supuesta falla se usa de pretexto, para hacer como que no se entiende lo que la otra parte reclama. Como ocurre cuando una persona tiene realmente problemas auditivos.

Pues esto es más o menos lo que ocurre entre los bajacalifornianos y el gobierno federal. Siempre ha ocurrido así y con el gobierno panista del Presidente Calderón, no ha habido excepción. En especial cuando se trata de los tijuanenses.

El gobierno central decreta restricciones para la importación de automóviles usados. Los comerciantes tijuanenses reclaman y advierten las consecuencias de tal medida y la autoridad federal hace como que no entiende y dicta otras medidas incongruentes e igual de nocivas.

Los cruces fronterizos están a “paso de tortuga”, por medidas burocráticas o por políticas deliberadas del gobierno norteamericano, y de paso el gobierno federal inventa el Siave, dizque para detectar armas y drogas, haciendo aún más lento el paso por la frontera, en ambos sentidos, afectando la economía fronteriza. Los tijuanenses se quejan por la medida, pero el gobierno federal hace como que no escucha. El teléfono “se descompone” con mucha frecuencia.

Dizque tratando de desalentar el “lavado de dinero”, el gobierno federal decreta reglas que regulan el uso y depósito de dólares, lo que lesiona severamente la economía de los empresarios tijuanenses, donde el manejo de dólares es básico. Las dificultades que tales medidas implican, ahuyentan al turismo e incluso entorpecen las operaciones comerciales. Se hacen los reclamos al gobierno, pero no escucha. El “teléfono” está “descompuesto”.

Esto, aunado a las condiciones de inseguridad pública por el alto índice de violencia y la contracción de la economía mundial, lesiona severamente la economía de los tijuanenses, tanto ciudadanos como empresarios, dando lugar al cierre de fuentes de empleo.

Los empresarios, decepcionados, molestos, irritados, protestan, critican, reclaman, advierten o amenazan. Pero no pasa nada. Por más intentos que hacen, no logran establecer una adecuada comunicación con el gobierno federal y por lo tanto no obtienen respuestas favorables a sus reclamos.
Pareciera que los tijuanenses son de un país extranjero o hablan un idioma distinto al español, y que por ello el Presidente Calderón y su gabinete no los entiende, ni los atiende. No se explica de otra manera.

Durante la época de los gobiernos priístas, así ocurría, es cierto, pero llegó el PAN y se suponía que todo sería distinto, que habría un cambio. No se explica nadie, cuál es la razón por la que “el teléfono se descompone”. El Presidente Calderón, es panista. El Gobernador Osuna Millán, es panista. El Alcalde de Tijuana, Ramos Hernández, es panista. ¿Entonces, en dónde está la falla?

No hay razón alguna para que el gobierno central trate a los tijuanenses como extraterrestres, por decirlo de alguna manera. Osuna Millán, Ramos Hernández y Calderón, además de ser panistas, presumen ser amigos. ¿De dónde pues el trato injusto y lesivo para los tijuanenses?

Carlitos Torres Torres, candidato panista, presuntamente fue impuesto por el Presidente Calderón. Lo dicen los propios panistas. Calderón es su padrino de bodas. ¿Si llega a ser Alcalde de Tijuana, el gobierno de Calderón dará un trato distinto a los tijuanenses?, ¿Por qué espera Carlitos llegar a Alcalde para interceder por los tijuanenses ante su padrino? ¿La pr4esunción de la relación que pregona con el Presidente Calderón, solo es algo así como “vender protección” a los tijuanenses?

Algo de esto ha estado refiriendo el candidato priísta Carlos Bustamante Anchondo, cuando afirma que si llega a ser Alcalde de Tijuana, él si reclamará al Presidente Calderón, que deje de dictar medidas lesivas para la economía de los tijuanenses. Pareciera esto un simple slogan de campaña. Pareciera.

¿Pero, entonces, por qué Osuna Millán y Ramos Hernández no defienden a los tijuanenses ante las medidas absurdas y lesivas del gobierno calderonista ? ¿Será por mera sumisión, debido precisamente a que son del mismo partido? Ni modo que digan que el “teléfono” mediante el que se comunican con Calderón, “está descompuesto”.

Se entiende un tanto las sumisiones de los funcionarios panistas ante un Presidente Panista, aunque no se justifican. Pero… ¿Por qué la sumisión de los tijuanenses, si padecen los efectos negativos de la incomprensión y mal trato del gobierno federal panista?

En muchos de los casos, esto del “teléfono descompuesto”, es solo un pretexto por parte de los afectados y quejosos, para tratar de ocultar su cobardía y por parte de los funcionarios para tratar de disimular su irresponsabilidad y complicidad.


gil_lavenant@hotmail.com

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