La derrota del 68
Por Gilberto Lavenant
Cada vez que se presentan los procesos electorales en la entidad, sobre todo para la renovación de Alcaldes, la referencia obligada es la derrota priísta en los comicios de Junio de 1968.
Hace ya casi 42 años de aquel entonces. Ya fallecieron muchos de los protagonistas de esos hechos y son pocos los que recuerdan los detalles de tales acontecimientos. Y aunque los refieren, casi como una leyenda, fueron reales. Y pueden volver a repetirse.
El PAN reclamó, con documentos, el triunfo en los municipios de Mexicali y Tijuana, y en seis de ocho distritos electorales. El fraude fue monumental. Solo se reconoció el triunfo panista en un distrito electoral.
Y aunque la versión oficial negaba casi todo, finalmente fueron anulados los comicios en Tijuana y Mexicali y se crearon los Concejos Municipales. El Lic. Ernesto Pérez Rul y Francisco Gallego Monge, respectivamente, encabezaron este tipo de gobierno municipal en dichos municipios.
Pocos recuerdan cual fue una de las principales causas de la derrota priísta. Al menos en los comicios de Tijuana.
El PAN, armó un trabuco, como dicen en el ambiente deportivo. Como candidato a Alcalde, don Luis Enrique Enciso Clark. Su suplente lo era Jorge Rujana Ruelas.
Para regidores, José Genaro Castro Gessenius, Humberto Tessada Lúpez, Jorge Peralta Chávez, Susana Bonales de Limón, Ceferino Sánchez Hidalgo y José Cardona Peña. Todos con una sobrada solvencia moral y con ascendencia en la comunidad tijuanense.
Incluso los suplentes a regidores tenian lo suyo : Héctor Augusto Castellanos, Lucas Seamanduras Miller, Juan Salazar Ponce, Maria Isabel I. de Franco, Rigoberto Rodríguez Zamudio y David Ramírez Parra.
En cambio, el equipo priísta, no estaba tan sólido para enfrentar la batalla. Como siempre, fue conformado en base a compromisos políticos, sin importar imágenes o famas de los pretensos. Algunos de ellos, verdaderas fichitas. Ni en sus casas los querian.
Como candidato a Alcalde, el Dr. Luis Mario Santana Cobián. Como suplente, Juan Martínez Reyes. El primero de ellos, no era nuevo en las lídes políticas. Fue integrante de la XLVI Legislatura federal, en la que tuvo como compañeros, entre muchos otros, a los priístas Alfonso Martínez Domínguez, Alejandro Carrillo Marcor, Luis H. Ducoing Gamba, Rubén Figueroa Figueroa, Faustino Serna Félix, Antonio Martínez Manautou, Heliodoro Hernández Loza e Hilda Anderson Partida. De Baja California, Armando Fierro Encinas y José Luis Noriega Magaña.
También coincidió en dicha legislatura con los panistas Salvador Rosas Magallón, Abel Vicencio Tobar y Adolfo Christlieb Ibarrola, y por parte del Partido Popular Socialista, nada más y nada menos que con Vicente Lombardo Toledano y Jorge Cruikshank García. Algo les debió haber aprendido.
El problema priísta, básicamente, lo fue la planilla que se le impuso al doctor Santana Cobian. Algunos de ellos sumamente “quemados”. Como candidatos a regidores, Ernesto Riedel Betancourt, Elvira Maciel de Flores, Miguel Ledesma Fernández, Juan Javier Macklis Mercado, Rafael Morales Vizcarra –padre de Oscar Morales Marrón que está posesionado del edificio del PRI, reclamando mejor posición en la planilla de Carlos Bustamante- y Roberto Luevano Aguayo. Este último, el típico cacique. Vivió con lujos, cual si fuese empresario, a costilla de los trabajadores que supuestamente representaba.
Entre los suplentes a Regidores, se encontraban Miguel Salceda Heredia, Juana Rodríguez de Rico, Rafael García Vázquez -si, efectivamente, el mismo que ahora aparece como precandidato priísta a Alcalde-, Pedro Lugo Gil, Ramón Saldivar Laveaga y Salvador Aguirre Sánchez.
Y con esa planilla querían ganar las elecciones. Por ello, ante una derrota estrepitosa, se recurrió al estilo ranchero. Si no es por las buenas, por las malas. Si no se gana, se arrebata.
El sistema priísta, por conducto de la Legislatura Estatal, no tuvo más que reconocer el desastre electoral y emitió decreto en el que hizo constar que : “Se han comprobado las irregularidades cometidas durante el acto electoral efectuado el día 2 de junio en curso, para la elección de Munícipes en la municipalidad de Tijuana, Baja Cfa., que son de tal gravedad que no permitieron expresar la libre voluntad ciudadana” y en consecuencia declaraba nulos los comicios. Medida que también aplicó en Mexicali. Así consta en el Periódico Oficial del 17 de Junio de 1968.
Después, en noviembre de ese mismo año, habría de designar a los integrantes de los Concejos Municipales. El candidato priísta derrotado, se borró del mapa tijuanense. Nadie volvió a saber nada de él.
Hace ya casi 42 años de esos hechos, que ya casi nadie recuerda y aunque son refrencia obligada en cada proceso electoral, pareciera que se trata de una simple leyenda. Pero fueron hechos reales y la historia puede volver a repetirse. De aquel entonces, lo que si se ha repetido ahora, lo es la conformación de una planilla priísta con varios “cartuchos quemados”. Y luego se quejan.gil_lavenant@hotmail.com
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