Por Norma L. Vázquez Alanís
En México la caricatura siempre ha estado vinculada al periodismo escrito y por ello sus historias van juntas, además de que a través de la caricatura se pueden reconocer personajes importantes de la historia mexicana; es una referencia.
Y es que la caricatura es una cara de la realidad; por ello investigadores del Instituto Mora están estudiando esa forma de expresión gráfica como testimonio de un momento de la historia de México, porque la caricatura retoma las causas de la sociedad y las transmite por los medios de comunicación.
Así lo expusieron ante periodistas del Club Primera Plana que los recibieron en su sesión-comida del 29 de octubre, los caricaturistas Trizas, Efraín y Maral, presidente, vocal ejecutivo y encargado de relaciones públicas de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, respectivamente.
Aunque más conocidos por sus firmas en los cartones políticos, José Luis Diego Hernández Ocampo (Trizas), Efraín Dorantes (Efraín) y Mario Alberto Garduño Hernández (Maral), actualmente están al frente de la citada Sociedad, una agrupación gremial que -como el Club Primera Plana- se esfuerza por defender los derechos de sus 150 miembros activos.
Se trata de una sociedad autoral fundada hace más de 30 años, con sede en Donceles 99, precisamente en el inmueble que alberga al Museo de la Caricatura en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y su labor es defender tanto el derecho de autor como la libertad de expresión, explicó Trizas.
Forma, junto con otras agrupaciones, la Unión Nacional de Sociedades Autorales, que está al pendiente de las leyes sobre la materia, tratando de influir en ellas para que protejan más al autor que a la industria, pues hay una tendencia mundial para que el autor pase a segundo plano y privilegiar a los empresarios que los explotan, comentó a los integrantes del Club Primera Plana el líder de los caricaturistas.
También se trabaja, continuó, en la exención de impuestos para quienes hacen caricatura, porque cuando mueren su obra pasa a formar parte del dominio público, como en el caso de los demás creadores, y no se dan regalías a sus deudos.
Pero además conserva la obra de los caricaturistas, que es el acervo del museo, donde está expuesta la historia de la caricatura en México, pues se exhibe la primera de la cual se tiene registro, titulada “La Tiranía”, que data de 1826, y publicada en el periódico “El Iris”. Es una pieza única y está disponible para que todos los visitantes la conozcan.
Entre sus propiedades destacan un libro sobre la caricatura del siglo XIX y un diccionario ilustrado de caricaturistas mexicanos, que contiene la biografía de los exponentes más representativos del género. Éste fue hecho sin apasionamiento político por su autor Agustín Sánchez, quien es investigador del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Trizas aprovechó el momento para anunciar a los comunicadores integrados al Club Primera Plana, que un libro sobre la obra de José Guadalupe Posada, editado por la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, será presentado próximamente en la embajada de México en España.
En Posada la caricatura tiene su máxima expresión, consideró, porque hizo cartones políticos, ilustró libros e hizo retratos y dibujos varios, además de sus famosas calaveras catrinas. También dibujó un Juan Diego más apegado a la realidad.
Por su parte, Efraín indicó que el museo es muy didáctico porque se describen los métodos de impresión utilizados a través del tiempo, así como el papel que ha tenido la caricatura en el desarrollo de la libertad de expresión, de opinión y la crítica política en cada época de la historia del país.
La Sociedad cuenta con un archivo de caricaturas y de publicaciones que incluyen revistas del siglo XIX, cuando había periódicos críticos que eran cerrados por el gobierno; entonces los caricaturistas -que casi siempre eran los editores- iban de la imprenta a la cárcel y cuando salían hacían un nuevo periódico y publicaban con otro nombre sus caricaturas, por ello había más cartones políticos que autores registrados, agregó Efraín.
Y respecto a la censura, especialmente en 1968, Trizas, Efraín y Maral coincidieron en que la caricatura tuvo la virtud de sortearla con menos dificultad que el periodismo escrito.
Las caricaturas publicadas en el periódico ‘La Prensa’ en aquella época no están reconocidas, pero hicieron una crítica muy dura; También la de Abel Quezada en el ‘Excélsior’ del 3 de octubre ya es un icono, dijeron. La sociedad hizo un libro sobre caricatura en el 68 y esta en exhibición en el Museo, informaron.
Siempre ha habido censura, pero depende del periódico donde se publique, pues son muy distintos uno de otro. “En 25 años de hacer caricatura ningún periódico me ha dicho cómo hacer mi trabajo y siempre me han publicado mis caricaturas”, aseguró Efraín. Naturalmente que el caricaturista debe conocer la línea editorial del periódico para el cual trabaja, agregó.
La caricatura es uno de los géneros periodísticos privilegiados, ya que la censura no se aplica mucho. Sin embargo, el caricaturista no tiene que ceder cuando lo quieren censurar, no debe aceptar sugerencias para hacer su trabajo, apuntó a su vez Maral.
Lo más importante de un caricaturista es estar informado; es la base para hacer una buena caricatura, manifestó Trizas, mientras que Efraín opinó que el caricaturista debe ser una persona culta, conocer la información y a sus actores; los caricaturistas se nutren de los periodistas y deben conocer la política. Y Maral agregó: el caricaturista que no está preparado políticamente es un simple ilustrador, por ello es necesario estudiar periodismo para entender la realidad política del mundo.
Los tres dirigentes de la Sociedad Mexicana de Caricaturitas lamentaron que no existan escuelas de caricatura (la mayoría de quienes se dedican a esta actividad son periodistas, ingenieros o arquitectos).
Sin embargo, dieron a conocer que la Sociedad está sentando las bases para que quienes quieran formarse como caricaturistas puedan hacerlo sin miedo, y comenzó con la impartición de un taller de caricatura política.
La caricatura es una base fundamental del periodismo, sostuvo Efraín, pero los alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM no tienen idea de cómo formarse como caricaturistas, por lo cual la Sociedad Mexicana de Caricaturistas está en pláticas con el director de aquella, para incluya una materia para la enseñanza de la caricatura, que luego podría hacerse carrera.
Y a pregunta expresa de los periodistas del Club Primera Plana, los líderes de los caricaturistas explicaron que el 50 por ciento de sus socios radica en el Distrito Federal y el resto en las demás entidades de la República; empero, sólo dos mujeres realizan esa labor en México. Al respecto, Maral platicó que su hermano Ramón, quien también es caricaturista, opina que no hay mujeres caricaturistas porque no tienen sentido del humor.
Por otra parte, mencionaron que los dibujantes de historietas están en otro ámbito porque tienen que relacionarse con el guionista y las editoriales. Hay personajes registrados por dos o tres autores.
Aclararon que el caso de Gabriel Vargas es un fenómeno social a nivel mundial, porque tomó elementos de la cultura social e hizo una historieta de autor, ya que creó a los personajes y escribe el argumento de La Familia Burrón, la cual se sigue editando a pesar de que Vargas tiene ahora 94 años. En bibliotecas de todo el orbe hay colecciones de La Familia Burrón.
Previamente a su charla reconocieron como decano al caricaturista Enrique Heras, miembro del Club Primera Plana, quien estaba presente en la sesión-comida. Informaron que la Sociedad Mexicana de Caricaturistas editaba la revista ‘Lapiztola’, pero dejaron de hacerlo por falta de recursos económicos.
Por su parte, la presidenta del Club Primera Plana Rosaura Cruz de Gante señaló: “hacemos un binomio en la actividad informativa tanto periodistas como caricaturistas; los caricaturistas son más leídos o vistos que los periodistas, pero somos parte de una misma profesión en distintos ángulos”.
Asimismo, destacó la importante labor de los caricaturistas e hizo un llamado a unir fuerzas para fortalecer al gremio periodístico a fin de que se constituya en un grupo con representatividad para enfrentar problemas gremiales.
Al término de la sesión-comida, Cruz de Gante hizo entrega a Miguel Reyes Razo de un “reconocimiento por trayectoria”, por sus 40 años de labor periodística, y él lo agradeció e hizo algunas remembranzas en un momento muy emotivo.
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