TIJUANA.- Analizar, evaluar e incluso atestiguar diversas acciones que desde el arte y la cultura se realizan en Tijuana a favor del rescate social fue parte de los objetivos y del contexto de la conferencia “Cultura, cohesión social y seguridad, el caso de Medellín, Colombia”, ofrecida en el Centro Cultural Tijuana con la participación de Luis Miguel Úsuga Samudio, Jairo Castrillón Roldán, Carlos Villaseñor Anaya, Felipe Cuamea y el maestro Virgilio Muñoz, anfitrión del encuentro. Reunidos en el vestíbulo de El Cubo ante más de 200 asistentes, el ex ministro de Cultura Ciudadana de Medellín, Colombia; su compatriota, experto también en la materia, el especialista en diversidad cultural y directivo de la asociación civil Cultura México, así como el rector de la Universidad Autónoma de Baja California y el director general del Cecut expusieron datos y planteamientos sobre el tema. Como parte del foro permanente de reflexión sobre la cultura como factor de cohesión social que ha venido impulsando el Cecut, el Mtro. Muñoz subrayó que este espacio de diálogo es orientado a evaluar el papel determinante que juegan “el arte y la cultura en el fortalecimiento de la comunidad y a lanzar luces a través de diversos participantes en este camino que se antoja estratégico y esencial para los propósitos que buscamos”, dijo. “El camino lo hemos venido andando desde hace ya algunos años, pero debemos sumar esfuerzos y liderazgos para seguir construyendo precisamente este tejido. En esta ruta vienen a compartir lo que Medellín, Colombia, ha hecho por recuperar la paz social y sobre todo a su comunidad, además de compartir con ellos lo que se hace en esta ciudad por reabrir el camino de unión y rescate de nuestra comunidad”, precisó el director general del Cecut. Carlos Villaseñor explicó, a su vez, que para dimensionar lo que Medellín vivió en la última década del siglo pasado se debe partir de que en 1991 esa urbe, la segunda ciudad colombiana, llegó a tener 381 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. “Ciudad Juárez en sus momentos más violentos llegó a poco mas de 120 muertes por cada 100 mil habitantes, quiere decir que Medellín vivía una violencia tres veces más cruda, lo que la llevó a desarrollar entre sus habitantes una percepción muy negativa de ellos mismos; Medellín no se podía pensar sino como el último lugar para visitar, todo se creía corrupto”. Y, sin embargo, pudieron pasar en poco tiempo del miedo a la esperanza. Precisó que fue un cambio de mentalidad en la que se logró conjuntar voluntades para activar un proyecto que fue más allá de los intereses particulares, “no se habla de la construcción de un patrimonio, sino de una ruta para que el concepto de seguridad pública llegue al grado de que la gente pueda confiar en el otro. Esto no sólo genera seguridad pública, logró abatir los índices de inseguridad cercano al 90%, pero también se generó competitividad de ciudad y se atrajeron inversiones”. Refirió que sin duda en México se viven momentos muy duros “que nos llevan a pensar en que ya no hay algo que hacer, y es el momento de voltear a ver casos como el de Medellín, que nos demuestra que no necesitamos otra cosa que no sea un cambio de mentalidad”. El experto destacó que, afortunadamente, Tijuana al ser la frontera, no de México sino de Latinoamérica, con Estados Unidos, “es un núcleo del dialogo en la diversidad cultural, un intercambio cotidiano entre muy diversas formas de ver el mundo y que no obstante que esto pudiera llegar a ser en muchos caso controvertido, ha pasado la magia muchas de estas veces a través de las manifestaciones artísticas. “Se han creado muchos códigos para la resolución pacífica de las controversias, para expresar los nuevos valores culturales de identidad contemporáneos que han llamado ya la atención de los jefes de Estado y de gobierno iberoamericanos que ven Tijuana como un lugar donde se están generando estas nuevas mecánicas que pueden darle continuidad a una nueva identidad cultural iberoamericana. “Hoy esos nuevos códigos se están dando en Tijuana y se requiere mostrar en los diversos países donde sea necesario, y promoverlos como una alternativa exitosa para esas comunidades necesitadas de rumbo”, dijo Villaseñor. La conferencia de Úsuga, Castrillón y Villaseñor abrió así la oportunidad de conocer, mediante la experiencia de Medellín, alternativas para la aplicación de una política basada en el desarrollo cultural diseñada para revertir la crisis de inseguridad que la había colocado como una de las ciudades más violentas del planeta. El caso de Medellín demuestra que el desarrollo centrado en lo cultural representa una alternativa exitosa frente a la crisis social que provoca la violencia, sostuvo Úsuga al enfatizar que las acciones individuales deben convertirse en objetivos comunes; en descubrir que por encima de las diferencias que puedan existir entre los individuos prevalece el interés común de rescatar a su ciudad. Y ésa fue sin duda la clave en Medellín. “Sólo cruzar de un barrio a otro representaba la muerte para muchos ciudadanos, pero esas barreras fueron superadas por medio del arte”, dijo Úsaga al referir el caso del grupo de teatro Matacandelas que desafió un mandato del capo Pablo Escobar, jefe de uno de los cárteles de la droga más sanguinarios, quien impuso un virtual toque de queda a partir de las 9 de la noche, bajo la amenaza de que todo aquel que estuviera fuera de sus casas después de esa hora sería ejecutado. Frente a ello, el grupo Matacandelas convocó a la población a funciones de teatro a las 12 de la noche, lo que puso fin al desafío del narcotraficante. Asimismo, “mediante la danza y la poesía colectiva se revirtieron los sentimientos violentos y la gente volvió a tomar sus calles, a recuperar los espacios públicos y no sólo eso, sino que se logró una integración que unió desde instancias de gobierno hasta empresarios y particulares, con el mismo objetivo de volver a vivir en paz”. Diversos fueron los ejemplos de Úsuga sobre las estrategias sociales que teniendo como base las manifestaciones artísticas y culturales dieron solución a varios de los problemas de inseguridad que aquejaban a la población de Medellín. Tras una charla que se alargó por más de dos horas ante el interés de los presentes por conocer detalles e intercambiar opiniones con los ponentes, éstos tuvieron la oportunidad de recorrer al día siguientes diversos puntos de Tijuana, donde las manifestaciones artísticas, culturales y comunitarias trabajan a favor de una sociedad necesitada de paz, seguridad y confianza en sí misma. Sitios como los pasajes comerciales de la avenida Revolución, hoy rescatados algunos de ellos por movimientos sociales interesados en reabrirlos como espacios para el desarrollo del arte y la cultura, llamaron la atención de los visitantes que vieron estas iniciativas como nichos de rescate social. Intercambios de opiniones con la gente, los comerciantes, los artistas y creadores que en sitios como el Pasaje Gómez, Pasaje Sonia, Pasaje Revolución hicieron sentir admirados a los expertos en el tema. Sin embargo su mayor admiración se dio frente a los testimonios de mujeres líderes que trabajan por el rescate de la comunidad que habita la colonia Camino Verde, catalogada entre las más violentas de la ciudad. Conocer a madres de familia que en el trabajo con la comunidad han descubierto su potencial como líderes y que luchan por ayudar tanto a niños como a jóvenes y adultos mayores que ahí viven, fue uno de los momentos culminantes del recorrido que los expertos colombianos realizaron acompañados por el director general del Cecut y el delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en Baja California, Carlos Torres. El seguimiento a este espacio de reflexión y análisis se dará en diversas acciones y estrategias por parte del Cecut en los próximos meses, entre las cuales destaca el segundo seminario sobre “La cultura como factor de cohesión social” programado para octubre próximo. Si desea conocer el resto de nuestras actividades, le invitamos a consultar nuestro portal www.cecut.gob.mx.
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