martes, 7 de junio de 2011

¿Desacató el Ejército un amparo?

Por Carlos Marín

La presunción de inocencia es garantía de cualquier acusado, y el derecho aplica también para Jorge Hank Rhon.
Como suelen hacerlo todos los inculpados, él puede seguir tarareando la del “yo no fui” o aducir que “fue Teté”, pero es el Poder Judicial el que determinará si debe recuperar su libertad o ir con su mala fama y sus huesos a la cárcel.
Por lo mismo, la integración de la averiguación previa deberá ser tan, pero tan sólida, que pulverice uno de los perturbadores argumentos hankianos: que “no obstante la existencia de una suspensión provisional otorgada por el Juez Octavo de Distrito” radicado en Tijuana, “que prohibía mi traslado”, fue llevado a la Ciudad de México después de que sus captores le negaron al actuario judicial, “en varias ocasiones”, que el detenido estuviera en la Base Aérea Militar, mientras “me mantuvieron oculto en una furgoneta oficial”.
Dos días antes de la captura, por cierto, los presidentes de la República, del Poder Judicial y del Senado habían festejado la promulgación de la reforma constitucional al Juicio de Amparo…

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