* La UABC a la deriva
Por Gilberto Lavenánt
Lamentablemente esto es cierto. Aunque hay quienes seguramente difieren de ello. La Universidad Autónoma de Baja California, una de las más importantes de México, está sin rumbo fijo. Esté a la deriva, sin capitán al mando, que la dirija. El que la dirige en estos momentos, más bien es un chafirete, que no entiende de prudencias, ni de reglas.
Llegó el jueves 6 de Enero del 2011, concluyendo el segundo término legal otorgado a la Junta de Gobierno para la designación del nuevo Rector, sin que ésta haya cumplido con su compromiso.
Ciertamente, si alguien visita las instalaciones de la Máxima Casa de Estudios, observará que todo está en aparente órden. No hay muestras de inquietud, de rebeldía, de protesta, de reclamos. Cada quien cumple con sus propias tareas. Menos los órganos de gobierno. Esos, evidentemente, siguen vacacionando.
Si pintaramos una raya, para precisar el status de la UABC, al día 6 de Enero, debemos apuntar lo siguiente :
El excandidato a Rector, Secretario General, en funciones de encargado de la Rectoría, Felipe Cuamea Velázquez, continua actuando como Rector definitivo, sin que nadie lo frene. Pareciera que la UABC es de su propiedad, pues para él no existen normas, ni límites. Y todavía presume que continua siendo candidato.
Evidentemente no sabe nada de derecho. Ni tiene quien lo asesore en la materia. O si tiene, la soberbia no le permite escuchar. Debe saber que al realizar actos que la norma universitaria no le faculta, esos actos son nulos de pleno derecho e incurre en serias responsabilidades. Incluso, que está cometiendo delitos, pues maneja recursos públicos. Que no le extrañe que en cualquier momento le denuncien penalmente.
La Junta de Gobierno, encargada de la designación del nuevo Rector, continua entrampada, en el empate técnico, generado por intereses personales y de índole partidista, ligados con el partido político en el poder, representado por la liga de Alejandro Mungaray Lagarda, Secretario de Desarrollo Económico del Estado y su amigo y jefe, el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán.
Los dos grupos que se han formado al interior de la Junta de Gobierno, el G6 de Mungaray, y el G5 de Lloréns, Garavito y demás miembros, persisten en sus respectivas posturas, cuyas condiciones o características ya han trascendido a la luz pública. Esto, no por meras especulaciones o conjeturas, sino porque los del G5 han tenido que externarlas, para que los universitarios entiendan la razón de este entrampamiento.
El grupo G6, con mayoría relativa, identificado como el que ostenta el poder al interior de la UABC, que promueve a Cuamea y que enarbola la bandera del continuismo, pero mostrando solamente la cara positiva, la de la excelencia académica, bajo la cual oculta el rostro faccioso, el dominante, el negociador. El que le ha abierto las puertas de la Universidad, de par en par, al panismo, sin importarle un comino la autonomía universitaria.
Para distraer a los contrarios, a los del G5 y simpatizantes, han desatado una guerra sucia, cargando a Lloréns y simpatizantes, las culpas de Mungaray, Cuamea y compañía.
Les han dicho que son ellos quienes pretenden abrir las puertas universitarias a los priístas, que el llevar este asunto a la Legislatura Estatal, sería el caos, que pretenden el regreso de viejos cacicazgos que ya suponían muertos, que en el pasado, la sucesión rectoral era dirigida desde las oficinas del Gobernador en turno. Como diciendo que si así ocurría antes, por qué les molesta que ahora se repita la historia.
Los del G5, pregonan que están en contra de Mungaray y su pandilla, que no pueden ceder a las negociaciones. Y dan sus argumentos.
El proceso de la sucesión o designación de juevo Rector, ya concluyó en cuanto a la convocatoria lanzada para ello. Ahora, se requiere convocar de nueva cuenta y establecer nuevos requisitos para evitar lo padecido en este primer intento.
Además de los intereses del G6, la sucesión se entrampó, debido a que las leyes universitarias son mochas. No preveen cuestiones como las que actualmente enfrentan, ni nadie da un paso en busca de reformas o nuevas opciones.
No se vislumbra una solución cercana a este enredo. Ni siquiera convocando al Consejo Universitario.
Todo indica que irremediablemente este asunto concluirá en el ámbito judicial o en manos de la XX Legislatura Estatal.
Mientras tanto, la UABC continuará a la deriva.
gil_lavenant@hotmail.com
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