sábado, 11 de septiembre de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Después de la tranquilidad…
Por Gilberto Lavenánt
Aún cuando lo común es decir que “después de la tempestad, viene la calma”, ahora, a propósito de la transición de mandos en los cinco ayuntamientos de Baja California, en los que salen los gobiernos panistas y entran los priístas, debe advertirse que “después de la tranqulidad, viene la tormenta”.

Ciertamente los procesos electorales fueron tormentosos. Los priístas enfrentaron una elección de Estado, en la que los panistas recurrieron a todo tipo de artimañas y ventajas, al grado de que los priístas daban como un hecho que perderían las contiendas.

Incluso, no hay que olvidar que los debates, que fueron los eventos centrales, casi se convirtieron en encuentros boxísticos. Los candidatos se lanzaron pullas, agresiones verbales directas y solo faltó que hicieran a un lado los micrófonos y se agarraran a guamazos. En varias ocasiones, solo eso faltó, los golpes. Los hubo entre los integrantes de sus respectivos equipos.

Así es que cuando el recuento de los votos dió cifras negativas a los panistas, y los priístas, que ni siquiera lo esperaban, de pronto se vieron coronados como triunfadores, muchos imaginaron que en los cambios de administraciones municipales, habría oportunidad de cobrar venganzas.

Por eso, muchos se llamaron sorprendidos, o extrañados, cuando el 19 de julio de este año, el alcalde saliente de Tijuana, Jorge Ramos, y su sucesor, el alcalde electo, Carlos Bustamante Anchondo, por primera vez se entrevistaron formalmente, no hubo malas caras, ni insultos, ni nada por el estilo. Por el contrario, todo fue formalidad y atenciones recíprocas. Los espectadores se quedaron esperando la posibilidad de fricciones. No hubo nada de eso.

Algo más o menos similar ocurrió el jueves pasado, cuando ambos alcaldes presentaron a sus respectivos equipos de transición. De ambos bandos, aunque de partidos distintos, muy quietecitos, serenitos, respetuosos. La cordialidad, aparente, fue presumida por ambas partes, de tal forma que parecía que ambos grupos eran del mismo partido, aunque sabido es que panistas y priístas, son como el agua y el aceite, o bien como el aceite y el agua, para que no se sientan agredidos, ni unos, ni otros.

Llama la atención, algunas referencias hechas en dicha reunión, colmada de periodistas. Que la transición será clara y armoniosa, con el propósito de que la entrega-recepción sea lo más transparente posible. Del alcalde electo, Carlos Bustamante, se destaca la expresión de que recibirá una administración en buen estado, y del alcalde saliente, Jorge Ramos, el que haya dicho que dará la información lo más fluída.

Incluso, Bustamante aseveró que esta será una transición histórica y que se estaba dando sin “ningún rasponcito”, pues reveló que en otros municipios, ha habido problemas engtre los equipos de transición, que no se han entendido muy bien.

Y una frase especial, a cargo del alcalde electo, que ha despertado múltiples comentarios, conjeturas o especulaciones : “…vamos a recibir un gobirno andando y andando bien”. Esto parece contradecir, versiones en el sentido de que en las oficinas municipales están trabajando horas extras, para tratar de tapar “hoyos”, para destruir documentación comprometedora o para hacer ajustes.

Pareciera que al hacer tales manifestaciones, públicamente, ambos actores previamente se pusieron de acuerdo. Como si hubiesen negociado en lo oscurito, de tal forma que uno le dice al otro : “te digo como se maneja esto” y el otro le responde : “no te preocupes, yo te cubro, vete sin pendiente alguno”. Pareciera.

Estas observaciones, no tienen como fundamento el morbo o la intención de simplemente especular. De ninguna manera. Pero, los que estén a favor o en contra, los que simpaticen con los priístas, o con los panistas, deben reconocer que hay muchos temas, en relación con la administración de Ramos Hernández, que requieren ser revisados con mucho detenimiento, antes de tenerlos por aprobados. Que el alcalde electo, no puede, ni debe, decir que todo está bien, cuando que ni siquiera ha hecho el estudio o investigación pertinente.

Y conste, no es uno, ni dos, sino varios los temas que requieren de análisis detallado, antes de emitir un dictamen, favorable o acusador, según corresponda. El descontrol del comercio ambulante, el desorden y anarquía del transporte urbano, la concesión a 30 años de la ruta a Valle de las Palmas, el caso de los deslaves en el Fraccionamiento Laderas de Monterrey, el PIRE y muchas otras cosas más.

Cuando se hace referencia a alguno de esos temas, de inmediato la voz oficial afirma que se trata de simples “leyendas urbanas”. El alcalde electo, Carlos Bustamante Anchondo, y su equipo de trabajo, habrá de convertirse en el abogado de su antecesor, cuando anuncie que no encontró nada sucio, o bien, destape “cloacas” y saque a relucir los “trapos sucios” de la actual administración municipal.

La etapa de transición, no es precisamente la idónea para dar gritos o sombrerazos. Falta tener “los pelos de la burra en la mano”. A menos que a don Carlos, le tiemble la mano. Mientras llega el momento de comprobarlo, cabe advertir que “después de la tranqulidad, viene la tormenta”.


gil_lavenant@hotmail.com

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