Por Carlos Loret de Mola
Rodolfo Torre Cantú era el médico de cabecera del gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores. Atendía a él y su familia cuando una enfermedad asaltaba el hogar desde antes de que vivieran en la Casa de Gobierno de Ciudad Victoria.
Esa confianza de médico particular hizo que Hernández Flores le nombrara al frente de la Secretaría de Salud local, de ahí lo impulsara a una diputación federal y terminara dirigiendo la sucesión estatal para que él fuera no sólo el candidato del PRI sino “el tapado” al más puro estilo priísta de todos los tiempos, pues en Tamaulipas —como en no pocos estados del país— ser oposición es una labor testimonial frente al poder omnipresente, aplastante, antidemocrático del gobernador y, particularmente, de los cárteles de la droga que terminan mandando.
Torre Cantú llevaba una amplísima ventaja en todas las mediciones —era virtual gobernador electo— y se perfilaba como siguiente gobernador de un estado en el que de manera dramática se manifestaba la debilidad institucional frente a las mafias del narcotráfico.
El 25 de noviembre de 2009, en la columna “Narcotamaulipas” de Historias de Reportero, advertíamos que el gabinete de Seguridad Nacional del presidente Calderón ubicaba a esta entidad como aquella en donde el crimen organizado había logrado más penetración: “los empresarios han huido de Tampico, en Reynosa los principales informantes del crimen organizado son taxistas, en Victoria la droga la venden amas de casa en barrios populares, en Nuevo Laredo los ciudadanos viven con miedo a hablar. En Tamaulipas más que el Presidente, el gobernador o los alcaldes, manda el narco, y no lo duda nadie”.
“Durante la gestión de Manuel Cavazos Lerma entraron, con Tomás Yarrington se expandieron y con Eugenio Hernández se adueñaron. Cuando Fox, era el sitio más violento de México. Ahora, con el presidente Felipe Calderón, no matan tanto porque ya mandan más... que a nadie le quepa duda: el dinero del narco entrará a las campañas en Tamaulipas”, se redactó entonces.
Así pues, el diagnóstico fue que un cártel manda en Tamaulipas por encima del poder político y el gobernador no representaba para estos criminales ninguna amenaza. Alguien no quiso dejar las cosas como estaban. ¿El gobernador entrante? ¿El cártel que reinaba? ¿Un cártel rival? ¿El gobernador en funciones que aún ejercía el control político a plenitud? ¿Un nuevo arreglo? ¿Un desarreglo? Lo demás fue balacear la camioneta del futuro gobernador que ni blindaje tenía.
Síntoma del desconcierto institucional fue que una vez conocida la ejecución, se multiplicaron las comparecencias ante los medios de comunicación de autoridades estatales y federales para expresar su condena, hacer llamados a la unidad, manifestar su preocupación y otras reacciones de cajón, pero sin ninguna luz para informar qué fue lo que ocurrió, en qué circunstancias, por qué.
¿El narco vota? ¿El narco veta?
SACIAMORBOS. La ejecución puede ser el desempate
Creo que el articulo del Sr Loret es un resumen de lo que es Tamaulipas, pero muy corto, se olvido de todo lo que se ha robado Eugenio Hernandez Flores y su Familia, y la prepotencia de estos para aquellos que hagan algun comentario de ellos, de todo lo que se llevo Tomas Yarrington del Gobierno, este es uno de los principales cabecillas del narco y todo mundo lo sabe, pero todo mundo se calla o nos matan......necesitamos ayuda urgente y que saquen del pais a estos delincuentes millonarios.......gracias
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