* Las “narcoelecciones”
Por Gilberto Lavenánt
El artero asesinato del candidato priísta a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, este lunes 28 de Junio, a solo unos días de los comicios del próximo 4 de julio, no solamente confirma los fundados temores que se han tenido respecto a los efectos de la narcoviolencia en estos comicios, sino además contradicen al Presidente Felipe Calderón que presume que se va ganando la lucha contra el crimen organizado.
El país se cimbró, definitivamente, con este horrible crimen, el cual generó demasiados rumores, sospechas y presuntas líneas de investigación. Calderón, por su parte, seguramente va a tratar de lavar la ofensa o agravio de los tamaulipecos, y en especial de los priístas, acudiendo a la entidad que casi seguro iba a gobernar Torre Cantú, a pedirles perdón, y quizás hasta a derramar lágrimas, como lo hizo en Monterrey o en Ciudad Juárez, como único recurso de que dispone para tratar de disculparse, porque no ha podido rescatar a los mexicanos de las garras del crimen organizado.
Cual si fuese presagio de un crimen anunciado, la revista Proceso refiere los procesos electorales del 2010, concretamente los del próximo 4 de julio, como las “narcoelecciones” y señala en forma amplia las condiciones de inseguridad que se viven en las 13 entidades en las que habrá comicios, en las que se renovarán 10 gubernaturas, 451diputaciones locales y 1,481 Alcaldías.
Las condiciones de inseguridad prevalecientes en el país, han demostrado que hasta la política hoy en día es una actividad de riesgo de muerte, pues los cárteles de las drogas se han dedicado a infundir temor entre los políticos, e incluso arrebatarles la vida, para someterlos al llegar a ocupar los cargos públicos, a fin de que les den todo tipo de libertades para continuar con sus sucios negocios.
En algunos casos, no han tenido mayores dificultades. Los políticos, aparentemente gustosos, o cínicos, aceptan las propuestas indecorosas y establecen alianzas con los narcos, casi de una manera descarada, lo que refiere el grado de putrefacción social que se registra en el país. Ejemplos de esto es el caso de Mario Villanueva Madrid, quien fungió como Gobernador de Quintana Roo, en el sexenio 1993-1999 y que apenas concluída su gestión, fue detenido, acusado de brindar protección al Cártel de Juárez, que encabezaba Amado Carrillo Fuentes, el llamado “señor de los cielos”, y por lo cual fue condenado a 32 años de prisión, pero que en mayo pasado fue extraditado a la Unión Americana, para que fuese procesado por narcotráfico y lavado de dinero.
En mayo de este año, fue detenido el candidato perredista a la gubernatura de esa misma entidad, Gregorio “greg” Sánchez, por presuntos nexos con los Cárteles de los hermanos Beltrán Leyva y de los Zetas. El que los narcos reclúten jóvenes inexpertos y desempleados, es más o menos entendible. Pero que reclúten Gobernadores, o asesinen a quienes aspiran a ocupar dichos puestos, al negarse a someterse a sus caprichos, es algo sumamente gravísimo. No se sabe, hasta qué niveles de la política mexicana han logrado penetrar, pero es obvio que han alcanzado niveles sumamente importantes.
Así mismo, en el caso del asesinato del candidato priísta a la gubernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, surgen sospechas y posibles líneas de investigación, que van mucho más lejos de las conclusiones simplistas que se aplican en todo crimen de alto impacto, en el sentido de que la victima estaba relacionada con el crímen organizado. Qué injusticia, después de muerto, calumniarlo. Ocurre con mucha frecuencia.
Aquí habría que tratar de sacar deducciones, como ocurre en un asesinato común y corriente, haciendo a un lado la presunta relación con el narcotráfico. ¿A quien beneficia la muerte del politico priísta ?
Aunque parezcan elucubraciones muy temerarias, y quizás hasta exageradas, resulta que el principal beneficiado lo es el candidate panista, José Julián Sacramento García. Torre Cantú prácticamente ya tenia en la bolsa la gubernatura estatal. En cinco encuestas relativas a la intención de voto de los tamaulipecos, se llevó de calle a todos los demás contendientes. La diferencia con el rival más cercano, el panista Sacramento García, era de hasta más del 100 %. En la del 21 de junio, realizada por Consulta Mitofsky, hace apenas unos días, obtuvo el 61 % y el panista apenas el 30 %.
No habiendo candidato priísta, por lógica, la gubernatura seguramente será para el panista. Esta puede ser, como dicen los policías, una de las líneas de investigación más fuertes. Si les parece demasiada exageración, valga la redundancia, solo basta observar que en los comicios del 2010, los políticos se están jugando el posible triunfo de la elección presidencial del 2012.
Pero también es obvio, que sin importar las siglas partidistas de quien sea electo nuevo Gobernador de Tamaulipas, prácticamente estará secuestrado en todo tiempo por el crímen organizado, para que otorgue a los narcos todo tipo de libertades, a fin de poder realizar sus ilícitas actividades y, en caso dado, antes de que le arrebaten la vida, como ocurrió ahora con el candidato priísta, a la mejor opta por seguir el ejemplo de Mario Villanueva o de Greg Sánchez, aplicando aquel consejo práctico que recomienda : “si no puedes con el enemigo, únetele”.
¿Hasta dónde va a llegar todo esto ? Nadie lo sabe, al menos durante la administración de Felipe Calderón. Pero eso no es todo, cabe advertir que cuando no hay condiciones para que los procesos electorales se lleven en calma, tranquilamente, entonces se corre el riesgo de que se den las condiciones para que México pase, de un “Narco-Estado”, a un Estado Militar, en el que el sometimiento de los ciudadanos sea pleno, en el que se carezca de todo tipo de derechos, incluyendo el derecho de acudir a las urnas a votar. No se sabe, cuál de ambos casos, sea más grave.
gil_lavenant@hotmail.com
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