TIJUANA.- Con la detención de una veintena de migrantes indocumentados, se deslindó que existen unas 40 personas extraviadas en el desierto de Arizona, así como otras que perdieron la vida en su fallido intento por alcanzar el sueño americano.
Rafael Hernández, director del Grupo de Rescate Ángeles del Desierto de San Diego, California; se trasladó al desierto de Arizona para encabezar la búsqueda de las personas extraviadas en este desierto.El último reporte de los agentes de migración de Estados Unidos –dijo-, indica que estaban en persecución de un grupo como de 60 ilegales, capturando solo a una veintena de ellos, mientras que el resto se dispersó y están perdidos.En ese contexto, Hernández añadió que cuentan con denuncias de personas que fueron abandonadas en el desierto y murieron.“Los familiares de los occisos, se han acercado a pedir nuestra ayuda para la localización de los cuerpos, indicando que con total descaro, los polleros se comunicaron para avisarles que sus parientes se murieron en el desierto”, lamentó.Por ello, desde esta mañana el grupo de rescate integrado por 15 personas, apoyados por cuatrimotos para peinar el amplio desierto de Tucsón, Arizona, ya se concentra en la localización de personas vivas y muertas.Los occisos reportados son Jasiel Hernández Pérez de 16 años, originario de Tlaxcala. El pollero llegó a Arizona y avisó a sus familiares que el adolescente se había muerto en el desierto, el pasado 14 de mayo.La segunda víctima es Ana Victoria Lemus de 17 años, originaria de El Salvador. Desde el 8 de abril se reportó muerta en el Cerro de las Estrellas.Pedro Cipriano Jesuel de 24 años de edad y oriundo de Guatemala, se reportó perdido desde el 5 de mayo en el Cerro de la Marrana. Y aunque en el mapa no existe ese cerro, es un área conocida para los polleros bajo ese apodo.La cuarta víctima mortal es Félix Suárez Cruz de 30 años, originario de Oaxaca, y Eva Yáñez Lozano de 32 años, de Puebla. Ambos se perdieron al sur de Tuczón.En el caso de la joven, los polleros dijeron a sus familiares que la abandonaron porque ya no podía caminar, pues tenía los pies ampollados por el calor del desierto.
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