* Productores señalaron que con el sismo, el terreno prácticamente se licuó, la tierra se levantó y quedó por encima de los diferentes cultivos.
MEXICALI (El Universal).- Aunque no se prevén temblores superiores al de 7.2 grados como el del domingo pasado, los habitantes del valle mexicalense saben que lo peor está por venir.
Casi 6 mil familias, unos 25 pobladores de los poco más de 90 mil que ahí viven, perdieron el patrimonio de toda una vida de esfuerzo. En unos cuantos segundos, la fuerza devastadora del terremoto acabó con sus viviendas y pertenencias.
Algunos no tienen trabajo, ya que las parcelas, en su mayor parte de trigo, alfalfa, algodón y cártamo, a las que estaban dedicados, están inundadas o no hay agua para regarlas.
Productores señalaron que con el sismo, el terreno prácticamente se licuó, la tierra se levantó y quedó por encima de los diferentes cultivos.
El delegado del poblado de Venustiano Carranza —uno de los más afectados—, Germán Burgoin, dijo que las pérdidas económicas serán mayores, porque no terminaron de madurar sus cultivos. “De no regar en los próximos días se perdería el cultivo y quedaría endeudado. Nos faltó el último riego y eso nos afectará económicamente ya que mucha gente depende no sólo en el Valle, sino también en la ciudad, de los recursos que de allí se obtienen. Lo peor está por venir”.
El Valle, origen de la capital bajacaliforniana, luce ahora desolador.
José Villanueva, agricultor del ejido Cucapá Mestizo, dijo estar desesperado al igual que sus vecinos por los daños que sufrieron los agricultores, al afectarse más de 30 mil hectáreas.
Para rescatar algo de su producción ha sacado agua de las lagunas que se formaron con los borbotones que se abrieron tras el sismo. El agua invadió al menos 20 hectáreas y sin el equipo necesario para sacarla, será poco lo que logre salvar en su parcela.
Comentó que falta ayuda de las autoridades, pues aún no se presentan.
En el ejido Nayarit, ubicado en el sur del Valle de Mexicali, el terreno quedó fracturado, grandes zanjas lo atraviesan de lado a lado, y decenas de casas quedaron inhabitables.
Las siembras se encuentran ahora sobre tierras agrietadas, como si se tratara de un polvorón a punto de desmoronarse, y los ejidatarios adelantan pérdida total de sus cultivos.
Por ello, aseguran que sus problemas apenas empiezan y que lo peor está por venir.
El gobernador José Guadalupe Osuna Millán informó que “la mayoría de los esfuerzos se concentrarán precisamente en el campo”.
Especificó que en las delegaciones de Estación Delta, Carranza, Guadalupe Victoria y Colonias Nuevas, donde radican 100 mil personas, 25% resultaron con daños totales o parciales en su patrimonio.
Afirmó que a todas se les apoyará y anunció que se construirá un fraccionamiento para las familias que tengan que ser reubicadas.
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