TIJUANA.- Centrada en una trama de misterio y suspenso, al que contribuye la presencia de un hombre con aspecto animal que acecha a una familia en su hogar, “Carmina y Tropov o la cicatriz del fuego” llegó a conmover a los espectadores que acudieron este sábado 20 de julio a presenciarla en el Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura.
La compañía Teatro de León llevó a escena la obra en la Sala Federico Campbell del CECUT ante un centenar de personas que atestiguaron el trabajo de Valeria Vega-Kuri en el papel de Carmina, mujer que cuida la ruinosa casa donde se desarrolla la historia; Jose Luis Sánchez, quien encarna a Tropov, un hombre inconsolable, al igual que la mujer, por un suceso trágico sucedido en el pasado; Israel Josafat como Vladimir, el “niño anciano”, y Ernesto Ragón, quien representa a un curioso personaje llamado El Ganso.
En la obra, dirigida por el propio José Luis Sánchez, autor también del texto, los diálogos representan la voz de personas que no pudieron defenderse de una injusticia. Carmina y Tropov, los protagonistas de esta historia, buscan recordar qué fue lo que les ocurrió a ellos y a sus hijos, pues consideran que el olvido sería aún mayor a la tragedia que ensombreció sus vidas y marchitó su relación.
Con larga experiencia en los escenarios, a la actriz Valeria Vega, egresada del Centro de Artes Escénicas del Noroeste (CAEN), en su papel de Carmina se le ve deambular sin poder resignarse a la incalculable pérdida que ha sufrido.
Según reveló la actriz, es la primera vez que le toca representar a un personaje de este estilo, ya que le planteó varios retos, pero lo que más trabajo le tomó fue comprender los sentimientos de una madre que perdió a su hijo y el proceso de desamor en que está sumergida.
“Ha sido un reto creativo desde el principio trabajar un tema que parte de las tensiones derivadas de la violencia, que es de lo que me interesaba hablar”, reveló a su vez el autor del texto, José Luis Sánchez, quien además encarna a Tropov.
Explicó que buscaba representar “los discursos con los que trabaja el mal y cómo las víctimas quedan invisibilizados en él; en un panorama que, por desgracia, ya empieza a hacerse cotidiano y que no es privativo de un país en particular, sino está en todas latitudes”.
Al final de la obra, los actores conversaron con el público sobre el sentido del montaje y respondieron dudas sobre algunos aspectos “oscuros” de “Carmina y Tropov”, que se presentó como parte del programa “El CECUT apoya el teatro bajacaliforniano”.
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