Por Alexia Barrios G.
La actitud “democrática” con que Marcelo Ebrard y Manlio Fabio Beltrones se bajaron de la carrera presidencial para dejar el camino libre a los mejor posicionados de sus respectivos partidos, puede ser muy plausible para sus contrapartes, pero también dicha civilidad despierta inquietud y dudas sobre los reales intereses detrás de dichos posicionamientos.Para los lectores simples de este movimiento, con ello estas declinaciones se demostró que el mejor candidato de las izquierdas hubiera sido Marcelo Ebrard, quien contra lo que ha hecho Andrés Manuel López Obrador, éste sí aceptó su derrota. Y lo mismo para el PRI, que Beltrones era la mejor opción para los mexicanos, porque aunque es mayor de edad que Peña Nieto, el sonorense ha demostrado que es un demócrata de avanzada, un republicano a carta cabal y alguien con visión y compromiso para reformar al país.
Así, AMLO y Peña Nieto quedaron como dos aspirantes fuertes de sus partidos y coaliciones respectivas, pero como grandes autócratas, antidemocráticos, representantes del pasado presidencialista y autoritario, que no buscan el bien del país sino satisfacer a sus egos personales y a sus camarillas. Los otros dos, pasarán a la historia como políticos que saben perder y que son capaces de construir acuerdos para el país más allá de sus partidos e ideologías.
Las cosas, en cambio, pueden ser diferentes, porque sus declinaciones no son gratuitas ni las formas son las adecuadas. En principio porque aunque de dientes para afuera, Beltrones y Ebrard, han dicho que quedaron fuera de la carrera presidencial y que podrían sumarse a la unidad de sus respectivos partidos, por atrás sufren y hacen sus propios “berrinches” y envían señales de que no será tan sencillo su descarte.
Ya lo ha apuntado Federico Arreola, con su actitud “democrática”, nadie puede cuestionar ahora a Marcelo Ebrard o a Manlio Fabio Beltrones que emerjan como candidatos sustitutos, como sucedió con Manuel Camacho Solís en aquel lejano 1994. Y ello implica que a los candidatos todo puede ocurrir, desde una enfermedad o un atentado, como ya ha ocurrido.
En el caso de Ebrard, no está tan confiado de que AMLO y sus grupos de apoyo le dejen maniobrar la sucesión en el GDF a su antojo y conveniencia, que dicen, está queriendo imponer a Mario Delegado como su candidato. Ya los grupitos de Martí Batres han desplegado una costosa campaña en la capital del país para posicionarlo y han enviado cartas pidiendo un acuerdo de “unidad” para la candidatura. El PT con Adolfo Orive, como lo apuntamos ya en una ocasión, está metiéndose en la vida interna del PRD –suscribiendo un acuerdo con la gente de Martí Batres— y quiere forzar las negociaciones para que su partido salga con mejores ganancias.
Y, los bejaranistas de Izquierda Democrática Nacional, sin duda el grupo más poderoso en el DF, aunque diezmados en la pasada renovación del consejo, también han enviado señales de que Ebrard no impondrá a su voluntad al candidato de las izquierdas.
El viernes pasado, desde su cuenta twitter, Manlio Fabio Beltrones, envió un mensaje donde desmentía las versiones de Carlos Loret y el diario 24 Horas en el sentido de que era un hecho que se bajaría de la carrera presidencial. Hoy ese tuit fue borrado, pero mostraba el tono de un político inconforme y de que lo estaban presionando para declinar.
Para los priístas bien informados, saben que Manlio Fabio mantuvo una guerrita de baja intensidad contra la pretendida candidatura de Enrique Peña Nieto. A lo largo de cinco años, el sonorense le ha jugado las contras no sólo a él sino también a su partido, como ocurrió en las elecciones estatales, donde al menos en dos de ellas, apoyó discrecionalmente a candidatos opositores al PRI.
En sus últimas jugadas, hay que ver que sacó de la ultratumba a los derrotados del 2000 para que se le lanzaran a la yugular a Humberto Moreira. El ex candidato presidencial Francisco Labastida y la ex dirigente nacional, Dulce María Sauri, pidiendo la renuncia de Moreira “porque le hace mucho daño al partido”, como si de pronto olvidaran que ellos le entregaron el poder al PAN.
Con estos antecedentes, ¿Manlio Fabio jugará de todas todas con Peña Nieto o sólo en la presidencial mientras operará para sus propios candidatos, así sean de otros partidos?
Un dato que no debe pasar desapercibido es que mientras AMLO y Peña Nieto sean candidatos, por ahora ni Ebrard ni Manlio Fabio han dicho que renunciarán a sus cargados, que concluyen hasta el año próximo y muy pasadas las elecciones federales.
Por lo pronto, hay que destacar la coincidencia de quien esto escribe con Julio Hernández, quien ha reiterado que el plan alterno de Marcelo Ebrard y Manlio Fabio Beltrones será un reciclamiento del “gobierno de Coalición”, donde aun perdiendo ellos saldrán ganando algunas posiciones.
Sugerencias y comentarios: alexiabarriossendero@gmail.com
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