Por Teresa Gurza
Los chilenos que tan afectos son a cantar el “Cumpleaños Feliz” con la traducción exacta del Happy Birthday, están festejando el 450 aniversario de la fundación de la arquidiócesis de Santiago.
Pero fueron menos los fieles que ahora lo hicieron; porque según el último censo, 2002, son católicos el 68 y medio por ciento de los habitantes de la capital chilena; pero se calcula que desde entonces la cifra ha disminuido por los recientes escándalos de sacerdotes pedófilos.
Hace ya 450 años que el conquistador de Chile, Pedro de Valdivia, trazó el plano de lo que habría de ser el principal centro religioso del país; y lo ubicó como se hacía siempre en esa época en las colonias americanas, en la Plaza de Armas.
En los años siguientes se levantaron cuatro templos más, uno en cada punto cardinal de Santiago, que hoy tiene 205 parroquias y 443 capillas, donde se ofician semanalmente cinco mil misas.
La Arquidiócesis de Santiago es la más grande del país; actualmente tiene un cardenal, tres obispos, 590 sacerdotes, dos mil 19 monjas, 200 colegios católicos, y 25 mil catequistas laicos y profesores de religión.
En esa catedral que Pedro de Valdivia seguramente no alcanzó a imaginar tan grandiosa como resultó, se llevan a cabo además de las misas, cientos de ceremonias cívicas y sociales.
Porque al contrario de lo que sucede en México, en Chile los presidentes y su gabinete, así sean socialistas como Ricardo Lagos y Michelle Bachelet o derechistas como el actual mandatario Sebastián Piñera, concurren anualmente a un solemne Te Deum con el que dan gracias por los favores recibidos durante los 12 meses transcurridos.
Pero, aunque la jerarquía católica es sin duda la más influyente en la política y la sociedad chilenas, no es la única confesión religiosa activa en el país.
Desde que hace 12 años se proclamó la Ley de Cultos, aumentaron muchísimo las solicitudes de registro para la inscripción de nuevas Iglesias; y el Estado chileno ha reconocido hasta la fecha a mil 551 entidades religiosas; cerca del 80 por ciento de las cuales son evangélicas.
De acuerdo con informaciones oficiales, cada año se registran alrededor de 200 nuevas iglesias; que tras un trámite que dura más o menos un semestre, pasan a tener el mismo estatuto jurídico que la Iglesia Católica; aunque desde luego no su influencia ni su poder político; que por cierto han menguado considerablemente por los casos de sacerdotes abusadores de menores.
Ha sido tanta la proliferación de Iglesias en Chile y de sus respectivos templos, que un reportaje del diario el Mercurio precisa que en Peñaloén, que es una de las más populosas colonias de Santiago, hay seis en cinco cuadras.
Ellas son la Corporación Evangélica Iglesia Redimida, el Templo Evangélico Bautista de Peñalolén, la Iglesia Bautista Río Claro, la Iglesia Unida Metodista Pentecostal, la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile y la Iglesia Evangélica Pentecostal Emmanuel.
Y hace pocos meses, el Diario Oficial dio a conocer el nacimiento de tres nuevas confesiones: la Iglesia Bíblica Cristiana en La Pintana, la Iglesia del Temple en Las Condes, y la Iglesia Embajada del Cielo en Pudahuel.
Como es de suponerse, la cantidad de feligreses que cada una tiene es muy variable; por ejemplo y de acuerdo a los datos del reportaje a que me refiero, al estudio de la Biblia que forma parte del culto de la Corporación Evangélica Iglesia Redimida de Peñalolén, asisten sólo 15 personas.
En Chile funcionan y tienen también registro legal organizaciones religiosas islámicas, budistas, hindúes, Baha'i de la India, Seicho No Ie y Sukyo Mahikari, de Japón, y la llamada Santa Iglesia Gnóstica.
Y como la ley promulgada en 1999 les garantiza que no serán objeto de discriminación, las que lo desean pueden participar activamente en el Te Deum Ecuménico que tiene lugar en la Catedral de Santiago cada 18 de septiembre, fecha de la celebración de la Independencia de Chile.
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