Por Gilberto Lavenant
Esta semana, el periodista Jaime Flores, autor de la columna Cicuta, tuvo que comparecer ante el agente del Minsterio Público, a declarar en relación a la denuncia penal presentada en su contra por el empresario y político Octavio Corona Flores, por la presunta comisión de los delitos de difamación y calumnias.
Corona Flores se duele de que los ilícitos en mención, se cometieron con los señalamientos que hace el periodista en la columna Cicuta, publicada, bajo el título de el “braguetazo”, en la edición del 4 de agosto del 2010, del periódico El Mexicano.
Quizás muchos no leyeron el texto de dicha columna y quienes si la leyeron, a la mejor ni la recuerdan. Pregunten a Google y de manera generosa les dará el vínculo para accesar al texto de la misma. Luego, cada quien podrá hacer sus conjeturas.
Conforme al Artículo 185 del Código Penal vigente en la entidad, la difamación consiste en comunicar dolosamente a una o más personas, la imputación que se hace a otra persona física, o persona moral en los casos previstos por la Ley, de un hecho cierto o falso, determinado o indeterminado, que pueda causarle, descrédito, perjuicio o exponerlo al desprecio de alguien.
En base a esto, no se pretende castigar el que se digan hechos ciertos o falsos, sino que la comunicación de tales, a una o más personas, se haga dolosamente, o sea con la intención deliberada de causarle un daño al presunto ofendido. Faltando el elemento dolo, no hay delito.
El Artículo 187, del citado instrumento jurídico, cita casos en que no hay difamación y que, por lo tanto, no se aplicará sanción alguna a quien sea acusado por dicho delito, mencionando, entre otras cosas, en la fracción II, “…Al que manifieste su juicio sobre la capacidad, instrucción, aptitud o conducta de otro, si probare que obró en cumplimiento de un deber o por interés público, o que, con la debida reserva, lo hizo por humanidad, por prestar un servicio a persona con quien tenga parentesco o amistad, o dando informes que se le hubiesen pedido, si no lo hiciere a sabiendas calumniosamente”. El ejercicio periodístico, tiene como finalidad un interés público, no interés particular, salvo prueba en contrario.
Por cuanto hace al delito de calumnias, previsto en el Artٌculo 19, del mismo ordenamiento jurídico, incurre en tal, el que impute a otro un hecho determinado y calificado como delito por la Ley, si este hecho es falso, o es inocente la persona a quien se imputa. En este caso, no se requiere de dolo, sino que se trate de un hecho falso o que el aludido sea inocente.
En la red circulan varias referencias de Octavio. Por ejemplo en Reportajez del semanario Zeta, en el sentido de que “,,,recibió una liquidación de 283 mil pesos”, al retirarse del cargo de Secretario de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Tijuana.
Así mismo, ahí está la referencia de Cicuta, que plantea el cuestionamiento de ¿Si esto sucede con sus familiares, qué puede esperarse si en verdad se convierte en servidor público ?
Y otra más, de AFN Político, en que se advierte : “…Personajes como el disque C.P. Octavio Corona Flores no son de fiar, ya que este Sr. Tiene varias denuncias penales por diversos delitos…”.
Google conserva los vínculos o accesos correspondientes. Solo falta que el señor Corona Flores pretenda enderezar denuncias penales en contra de todo aquel periodista que haga alguna referencia suya, que le incomode o que presuntamente le difame o calumnie.
Para su conocimiento, cada día se fortalece más el criterio de que los periodistas no incurren en la comisión tales delitos, al grado de que así se estableció ya en la legislación federal, y en la local de varias entidades federativas.
Esto, básicamente, porque dichas figuras jurídicas, prácticamente solo se utilizan para tratar de intimidar o reprimir la labor periodística, siendo mucho más reprobable el atentar contra la libertad de expresión, que los presuntos agravios a los dizque difamados o calumniados.
Este asunto, será tema de análisis y discusión en los siguientes días. Así es que vale la pena estar pendientes de ello.
Por su parte, el columnista autor de Palco de Prensa, se solidariza con el periodista Jaime Flores, de quien sabe ejerce el periodismo de manera profesional y no se conduce con dolo, ni con mala fe.
Decir la verdad, no peca, pero incomoda. Aunque hay quienes, como don Octavio Corona,
Pretenden que se castigue penalmente.
gil_lavenants@hotmail.com
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