* Las asquerosidades
Por Gilberto Lavenánt
No solo las substancias, la materia, los gases o los olores, provocan asco. También lo provocan los actos o los hechos humanos que resultan repugnantes, que evidencian algo podrido, nefasto, que es producto de corrupción, que es indebido. A ese tipo de asquerosidades trataremos de referirnos en esta ocasión.
La madrugada del lunes 3 de mayo del presente año, varias familias tijuanenses, impotentes, vieron derrumbarse sus casas. Eran viviendas, en su mayoría, suntuosas, elegantes, de un alto valor económico, como parte de un desarrollo de lujo, conocido como Laderas Monterrey. Se dijo que 35 familias habían resultado afectadas.
No era la primra ocasión que algo similar ocurría en Tijuana, pero en este caso había varios elementos especiales. Entre los damnificados se encontraba el Senador panista Alejandro González Alcocer, y quien desarrolló dicho Fraccionamiento, se llama Arq. Roberto Curiel, precisamente quien había regalado la vivienda al exgobernador, por favorecerlo en obras públicas.
El origen de la catástofre, si bien podría llamársele así, aunque en una zona reducida, era lógico. Una zona de alto riesgo, no apropiada para construcciones de ningún tipo, fue convertida en un lujoso fraccionamiento, sin que ninguna autoridad lo impidiera.
De inmediato aparecieron en escena dos singulares personajes, el Alcalde Jorge Ramos y el entonces Secretario General de Gobierno y ahora flamante Secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora. Se les notaba preocupados. Muchos supusieron que les preocupaba lo ocurrido a las familias tijuanenses. Bastante extraño, pues en casos similares, pero de familias de condición económica modesta, su ausencia fue notoria.
Sin embargo, la preocupación era por encontrar la fórmula para resolver esta situación, eludiendo responsabilidades oficiales, librando de reclamos al desarrollador Roberto Curiel y, sobre todo, por aminorarle lo más posible el costo económico a este último. Esto se empezó a intuir poco a poco y se fue confirmando, a medida que pasó el tiempo.
Curiosamente, el panista González Alcocer, nunca hizo reclamación alguna. Sobra suponer o decir que seguramente le dieron una vivienda mucho más lujosa y costosa que la que perdió y que le había obsequiado Curiel.
Con recursos públicos, se contrató a supuestos expertos, para determinar, supuestamente, las causas del desastre. Causas que todos conocían, que muchos expertos refirieron. Se llegó a cuestionar el hecho de que el costo del estudio fuera cubierto por el gobierno municipal y no por el desarrollador.
Dentro de la estrategia, se hicieron circular versiones en el sentido de que la responsable era la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana, CESPT, por una supuesta fuga de agua no atendida.
Total, no tardó mucho tiempo para que anunciaran, con todo descaro, que en este asunto no había culpables. El anuncio lo hizo el ingeniero Manuel Guevara Morales, Administrador de la ciudad, quien dió a conocer los resultados de la “sesuda” investigación.
Pero ahí no terminó todo. Pronto surgieron otras cosas. Se dijo que las obras para estabilizar Laderas de Monterrey, costarían en total 60 millones de pesos, de los cuales el 19 Ayuntamiento invertiría buena parte.
El colmo de todas estas asquerosidades, fue que el lunes 6 de septiembre, los regidores del ayuntamiento Tijuana, aprobaron destinar una partida para indemnizar a los damnificados de Laderas de Monterrey, cuando que quien debió de cubrir tales indemnizaciones es el desarrollador Roberto Curiel. Bueno, tratando de componer o justificar, se dijo que el monto de las indemnizaciones, que ascenderían a poco más de 40 millones de pesos, serían cubiertas por el gobierno municipal, por el estatal y por Curiel. Incluso se aprobó expropiar los terrenos en donde se ubicaban las casas derrumbadas, dizque para evitar que fuesen utilizados de nueva cuenta y mejor se destinaran a un parque.
Para Curiel, la política es un negocio de ganar, ganar. Desarrolla un terreno inaccesible, lo vende a precios altísimos, se le caen las casas, le ayudan para eludir responsabilidades, le cubren el costo de los estudios, le ayudan a cubrir las indemnizaciones y además le expropian los terrenos en mal estado. Todo, con recursos públicos. ¡Qué chulada!.
Este tipo de hechos o actos, son los que dan asco. Es lo que se puede calificar como verdaderas asquerosidades. Solo un regidor votó en contra de la indemnización y expropiación, Luis Moreno. Los demás, de todos los partidos políticos, simplemente levantaron la mano, sin hacer gestos.
Por algo dicen que la política es aquella actividad en la que se aprende a tragar estiércol, precisamente sin hacer gestos. Este es un claro ejemplo de ello. ¿Cuánto le habrá costado al desarrollador Curiel, toda esta cochinada ? ¿Así como dió casa a González Alcocer, le alcanzaría para darle casa a todos los involucrados en estas asquerosidades? Tarde que temprano se sabrá.
gil_lavenant@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario