martes, 6 de julio de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* ¿Y la Elección de Estado, apá…?
Por Gilberto Lavenánt
Parodiando al muchachito del anuncio, ese en el que, luego de que su padre le señala las extensas tierras que algún día habrá de heredarle, y que este, inquieto, le cuestiona por el destino del lujoso pick up, en el caso de los comicios del domingo 4 de julio, y los resultados adversos para los panistas, el cuestionamiento para el Gobernador Osuna Millán y el Alcalde de Tijuana, Ramos Hernández, sería : ¿Y la Elección de Estado, apá ?

Porque todos saben y supieron, que ésta no fue una elección común y corriente. Era mucho lo que estaba en juego y los panistas recurrieron a todo para tratar de garantizar el triunfo electoral. Aunque al final les falló. La “generosidad” electoral de los gobiernos panistas, no sirvió de nada. La estrepitosa derrota lo demuestra claramente.

La “Elección de Estado”, implicó no solamente imponer a Carlitos Torres Torres como candidato blanquiazul, por encima de quienes tienen mayor capacidad y experiencia, sino también el hacer valer todos los recursos oficiales disponibles, para “comprar” electores. Como si estuviesen en un supermercado. Hubo de todo, y generalmente en actos masivos, como si se tratáse de una campaña paralela a la electoral.

La conseja popular advierte modestia y discresión, cuando recomienda hacer el bien, sin fijarse a quien, pero los panistas organizaban verdaderos eventos electorales en los que “regalaban” de manera nada discresional, sino en forma exhibicionista, recursos públicos, disfrazados de programas sociales. Luego se publicitaban en grandes espacios periodísticos, para ostentarse como sensibles y generosos. Lo cierto es que ese tipo de acciones, y la exhibición de las mismas, causó malestar entre muchos ciudadanos, que acudían a recibir las dádivas, porque realmente las necesitan, pero estaban en desacuerdo con que se les tratáse de utilizar para fines meramente electoreros. Total, al final de cuentas, el voto es secreto, seguramente dijeron.

Carlos Reynoso, el Secretario de Desarrollo Social, parecía “Santo clós”, haciendo regalos por anticipado y curiosamente en plena campaña electoral. Solo le faltó vestir de rojo, colocarse una larga barba blanca y emitir carcajadas. La obesidad natural que se carga, le pinta perfecto para ese papel. Bueno, aclarando, el color rojo, por cuestiones partidistas, está prohibido para los funcionarios panistas, y entonces habría que vestirlo de azul.

En otros casos, se recurrió al Programa de Pisos Firmes, o sea a colocar cemento en las viviendas con pisos de tierra, a regalar membresías de Seguro Popular, la entrega de “monederos electrónicos” de Progreso, o las tarjetas de “Una Mano al Progreso” o bien paquetes de materiales de construcción o vales canjeables para ello. También se recurrió a la inauguración de obras diversas. Total, se exageró en “generosidad” y en “dinamismo”, tratando de comprometer a los electores para que votaran a favor de los candidatos del PAN. Y se sentían tranquilos, porque parecía que todo estaba bajo control.
Claro, sabiendo que andaban mal, pero tratando de justificar lo injustificable, tanto el Gobernador Osuna Millán, como el Alcalde Ramos Hernández, aprovechaban los eventos para decir con toda “valentía y coraje” que seguirían desarrollando esos programas “sociales”, aunque se les criticáse por ello, porque la ayuda social no se puede frenar. Pero a los electores, no se les olvidó, en ningún momento, que aunque ahora aparentaban ser generosos y solidarios, no se comportaron de esa manera cuando les aumentaron el impuesto predial y el costo de muchos trámites oficiales, o la negativa sistemática ante solicitudes para ejercer el comercio ambulante o mediante modestos changarros en sus propias viviendas, bajo el argumento simplista de que carecían de un permiso de uso de suelo para ello. Salían sobrando las cuestiones partidistas. La soberbia, insensibilidad, afanes recaudatorios y cerrazón de los gobiernos panistas, resultaban ofensivos, agresivos y denigrantes.

Todavía, el día de los comicios, echaron a andar la maquinaria oficial, tratando de intimidar a candidatos rivales, militantes o simpatizantes de partidos opositores al PAN. La entrega de citatorios con exceso de ostentación de fuerza y rigidez policiaca, respecto de asuntos que pudiesen haber esperado y que fácilmente podrían haber sido atendidos después de los comicios. La presencia policiaca en lugares estratégicos, mediante retenes o simple presencia, o como el caso de una sopresiva intervención en el penal de La Mesa, como para justificar la presencia de un elevado número de policías, antes y durante los comicios.

Y en cierta forma funcionó la llamada “Elección de Estado”, pues disminuyó ostensiblemente la afluencia de electores a las urnas. Muchos optaron por cruzar a Estados Unidos, a aprovechar las ofertas comerciales del Día de la Independencia. A simple vista, parecía que los comicios, estaban saliendo conforme a lo programado. Pocos electores y seguramente serían aquellos beneficiados y agradecidos por la “generosidad” de los programas sociales de los gobiernos panistas. Tal y como lo programaron.

Pero no fue así, efectivamente fueron pocos electores, pero los suficientes para darle una lección a los panistas, para que entiendan que reprochan sus excesos y frivolidades. Los resultados de la elección, conocidos hasta estos momentos, les demuestran a los panistas, que a los electores no les pueden “dar atole con el dedo”. Les “regalan” 300 pesos por semana, cuando pero que ellos disponen de cientos de millones de pesos, para su beneficio.

Estas son solo algunas de las razones o motivos por los cuales la llamada “Elección de Estado”, no dió los resultados esperados y que Osuna Millán y Ramos deberán responder, precisar y ampliar, cuando alguien les pregunte : ¿Y la Elección de Estado, apá?


gil_Lavenant@hotmail.com

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