viernes, 5 de marzo de 2010

“Confiesa, cabrón, si no te vas a morir aquí mismo”

(Redacción la-Ch.com)
-Narra un policía lo que vivió tras su detención por el asalto al presidente de la Asociación Juvenil Mundial de Taekwondo.

"A ver, hijo de la chingada, pinche mugroso, cuánto te tocó de la mochada del atraco que se aventaron ayer", fueron las primeras palabras que escuchó tras ser sacado a golpes de su casa y subido a una camioneta tipo Suburban.
La voz era del comandante de la Policía Municipal, Gustavo Huerta Martínez, quien le pedía explicaciones sobre el robo que la noche del martes sufrió el presidente de la Asociación Juvenil Mundial de Taekwondo.
El hombre, uno de los 4 policías municipales detenidos, negó que le hubieran quitado dinero a algún turista deportivo.
"Cómo chingados no se robaron nada", añadió el comandante, "en unos momentos te voy a hacer hablar, ya que te voy a llevar al bunker, donde te está esperando el secretario Leyzaola".
El policía municipal fue trasladado a la comandancia de la Calle 8, donde se reunió con los tres agentes con los que había trabajado la noche del martes en la Zona Centro de la ciudad.
En su declaración ante el ministerio público, a la cual La-Ch.com tuvo acceso, el oficial narra que uno de los agentes fue llevado a un cuarto con el secretario Julián Leyzaola y el director Gustavo Huerta, y que a los pocos minutos comenzaron a escuchar golpes y gritos de dolor.
"Yo no me he robado nada, por favor, ya no me peguen. Si quieren les digo que sí me robé el dinero, pero ya no me peguen", eran los lamentos, detalla.
Tras aproximadamente una hora de interrogatorio, el secretario de Seguridad llegó a su lado y dio la orden que lo sujetaran y lo llevaran al mismo sitio donde fue entrevistado su compañero.
En el cuarto de interrogatorios, apagaron la luz y al oficial lo hincaron y le amarraron las manos con cinchos de plástico.
En la semioscuridad, el secretario y el director policiacos encararon al detenido y le preguntaron lo que había pasado el martes 2 de marzo aproximadamente a las 10 de la noche.
El agente respondió que realizaban recorridos de vigilancia a bordo de dos unidades de la Policía Municipal por la Zona Norte, cuando detuvieron un taxi de color azul, en el que viajaba un grupo de personas de origen oriental.
Añadió que posteriormente les permitieron que se fueran...
"No te creemos", lo interrumpieron los mandos policiacos, "y en estos momentos te vamos a hacer que te acuerdes cuál fue la realidad de los hechos. Más te vale que aceptes haberte robado una cierta cantidad de dinero".
El agente se negó. Entonces fue sujetado por el cuello con un cincho, le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza y lo comenzaron a golpear en el rostro y en el pecho con grilletes de metal de las esposas policiacas.
La agresión hizo que perdiera el conocimiento momentáneamente. Pero el despertar, era el comienza de una nueva golpiza.
De acuerdo a la averiguación previa 218/10/204 de la Procuraduría del Estado, el policía municipal detenido explicó que luego de cuatro veces de perder el conocimiento, manifestó que sí eran ciertos los hechos por los que le acusaban.
Querían que firmaran sus renuncias
Agregó que tras terminar su interrogatorio, agentes del área de inteligencia de la Policía Municipal les presentaron unas hojas impresas en la que venían sus renuncias.
Los oficiales detenidos se negaron a firmarlas y fueron amenazados que si no lo hacían se les fincarían cargos por delincuencia organizada y posesión de droga.
El agente, junto con dos de sus compañeros, fue trasladado a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), donde rindió su declaración ante el ministerio público.
Los otros dos oficiales fueron entrevistados por el agente del ministerio público, pero se negaron a rendir su declaración sin la presencia de su abogado.
El cuarto policía municipal detenido fue llevado al área de urgencias del Hospital General, donde, desde una camilla, también se negó a rendir su declaración.

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