Por Sergio Anzures.
El tiroteo que se registró este viernes al interior del Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila, donde el saldo era dos muertos y cinco lesionados, entre la mayoría menores de edad, alumnos y profesores del plantel es sinónimo de una alerta nacional que focalice y de cómo atención prioritaria la salud mental de nuestros alumnos y alumnas en las escuelas de México.
Medios de comunicación, medios electrónicos, internet, videojuegos y cultura del narco son factores que pueden influir en elevar el riesgo de las conductas de los adolescentes a través de mayor violencia.
Pronto las autoridades generaron posicionamiento para deslindarse de responsabilidades en donde al parecer un adolescente introdujo dos arma de fuego y disparó a su maestra y compañeros alumnos en un plantel privado de aquella entidad.
Los gobiernos del estado y del municipio pronto se lavaron las manos y exhibieron oficios sobre operativos mochila como si esto fuera la causa de semejante tragedia.
El evento va más allá. La sociedad pierde un niño que quizás por sus antecedentes familiares y trastornos conductuales pudo haber generado esta acción tan reprobable o quizás porque sus factores de protección con principios, valores entre otros no fueron lo suficientemente sólidos para repeler esta influencia que puede convertirse en negativa.
¿Cómo un niño sabe manejar una pistola semiautomática y dispararla? ¿Cómo un adolescente puede disparar -en caso de comprobarse científicamente- sobre sus compañeros y maestra? ¿ Qué antecedentes había?
¿ Hasta dónde llega la sociedad y que está produciendo?
El 18 de enero del 2017 un adolescente de 15 años disparó contra su maestra y dos compañeros estudiantes en una escuela privada de Monterrey, Nuevo León y luego se suicidó.
Tres años después y también en el mes de enero un caso similar ahora en Coahuila, dos Estados del Norte de la República Mexicana con más influencia estadounidense.
Expertos afirman que un operativo mochila es una acción correctiva . pero su efectividad es que comience en casa por los padres, por la familia.
Lamentablemente ese tipo de tragedia refleja que como sociedad estamos fallando y como gobierno no estamos dirigiendo de manera adecuada las políticas públicas encaminadas a la prevención y seguridad escolar.
Todos debemos asumir esta responsabilidad y no sólo el alumno que al perecer decidió quitarse la vida.
El alumno de Coahuila también fue víctima de una sociedad compleja con muchas fallas y su comportamiento generó otras víctimas como su maestra asesinada.
Especialistas señalan que hoy México está de luto porque frente a una sociedad insensible cuya capacidad de asombro tiende a desaparecer, México pierde no solo a un adolescente sino que además cambió la vida de otros más.
La sociedad mexicana está condenada al fracaso si no es capaz de resolver sus problemas desde casa y los gobiernos siguen inertes frente a tantas muertes de un país como el nuestro.
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