* Las complicidades
Por Gilberto Lavenánt
El Alcalde del IV Ayuntamiento de Playas de Rosarito, Hugo Torres Chabert, está sumamente preocupado. Demasiado preocupado, sin duda alguna. No solo porque a punto de terminar su gestión administrativa, no ha logrado consolidar su equipo de trabajo. Los conflictos internos han proliferado a lo largo de los tres años de su gestión. Sin embargo, lo más grave es que en su jurisdicción municipal se ha desatado un desorden urbanístico, que ya no puede ocultar.
Para empezar, al inicio de su gestión se encontró con la sorpresa de que el equipo de su antecesor, Antonio Macias Garay, hizo cuantas cochinadas pudo. Ajdudicó claves catastrales en forma ilegal, lo mismo que certificó planos fuera de toda normatividad, autorizó fraccionamientos que no reunian requisitos para ello y finalmente se robó gran número de expedientes catastrales, principalmente aquellos que contenían las tranzas o chuecuras.
Pero pasaron los tres años y don Hugo se la llevó en pleitos con sus propios colaboradores. Habiendo sido postulado por el PRI, integró a su equipo a miembros del Partido Acción Nacional, a quienes protegía más que a los priístas. Algunos de ellos andan en la campaña panista para la Alcaldía, por si quedaba alguna duda de ello.
Aunque cabe observar que la preocupación de don Hugo, no se deriva de los pleitos en su equipo, sino del desorden urbanístico que se ha desatado en Playas de Rosarito, que fue incapaz de frenar y que evidentemente no tiene la voluntad de acabarlo y regularizarlo.
El recuento de los desarrollos urbanos irregulares, o sea al margen de la ley, es más que alarmante. En total se detectaron 83 fraccionamientos ilegales, en los que se han estado vendiendo predios de manera fraudulenta, ante la complascencia e ineptitud de las autoridades municipales que encabeza el señor Torres Chabert.
Si es cierto, se asustó al saberlo y no ocultó su preocupación. Tanto, que se ha estado reuniendo con sus principales colaboradores del área de catastro y control urbano, así como con autoridades judiciales y de procuración de justicia, para encontrar la forma de frenar esto.
Solo que sus acciones han sido sumamente tibias. Demasiado tibias, podría decirse y bastante sospechosas. Pareciera que está más preocupado por ptoteger a los pillos, que a los ciudadanos de su jurisdicción municipal que ya adquirieron algún predio en esos fraccionamientos ilegales, o que están expuestos a ser víctimas de un fraude por ello.
A lo más que ha llegado es a establecer un “semáforo virtual”, en el portal de internet del Ayuntamiento, en el que se dan a conocer los nombres de los fraccionamientos regulares y los irregulares. Pero omite nombres de los fraccionadores, entre quienes hay personajes sumamente conocidos, como es el caso de Ricardo Zazueta Villegas, el priísta que fuese candidato a diputado federal y que se mencionó que el candidato tricolor a Alcalde de Tijuana, Carlos Bustamante, exigía fuese el dirigente estatal del PRI, argumentando que el actual, René Mendívil, no lo apoyaba.
Por temor, complicidad o tibieza, don Hugo solamente se atrevió a clausurar las oficinas de ventas de los fraccionamientos irregulares o ilegales, incluyendo las de Zazueta Villegas. Lo que pudiese parecer una acción valiente o enérgica.
Pero no es así, pues la legislación penal considera como un fraude el fraccionar terrenos al márgen de la ley y faculta a la autoridad municipal a denunciar a los fraccionadores fraudulentos, para enviarlos a la cárcel. A don Hugo no solamente le tiembla la mano para denunciar penalmente a los pillos, sino que más bien los protege, pues ni siquiera se atreve a dar sus nombres en el portal de internet del Ayuntamiento. De ahí pues las sospechas de complicidades.
De una u otra forma, don Hugo Torres pasará a la historia de Playas de Rosarito, como cómplice de los fraccionadores fraudulentos. El que existan 83 fraccionamientos ilegales, que no surgieron de forma expontánea o súbita, es prueba de ello. Se distinguen varios factores que contribuyen en esto : ineptitud, corrupción, tibieza, compadrazgos o amiguismo, o simplemente complicidad.
Aquí se aplica perfectamente aquello de que “…tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata”. Dicho con todo respeto para los residentes de este municipio, pero este señor que cobra como Alcalde de Playas de Rosarto, les ha agarrado “la pata”, para que los fraccionadores fraudulentos hagan de las suyas.
Eso no se vale y en su momento deberá ser castigado. Tampoco hay que olvidar que los delitos se cometen por comisión u omisión. Hay suficientes elementos para un juicio político y sobre todo bases para ejercer acción penal en contra de todos los involucrados.
gil_Lavenant@hotmail.com
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