lunes, 10 de junio de 2013

Prueba de fuego para el PRI

Por Felipe González González (La Jornada)
El próximo domingo 7 de julio los bajacalifornianos elegirán a un gobernador, cinco alcaldes, 16 diputados de manera directa y nueve más a través del sistema de representación proporcional. Los candidatos para alcaldes atrapan la atención en las colonias, fraccionamientos, etc., pero a nivel general son los aspirantes a gobernador quienes suscitan amplias polémicas y polarizan el sentir entre la ciudadanía.


Las campañas tendrán una duración muy corta -iniciaron el 25 de abril y concluirán el miércoles 3 de julio-, pero la actividad proselitista de los partidos y sus militantes lleva por lo menos dos años de ahí que la temperatura política crece rápidamente con el riesgo de que las pasiones se desborden en las próximas semanas.

Baja California ha jugado en la historia contemporánea un papel crucial por una razón muy especial desde que en 1952 se constituyó como el estado 29 de la República: la elección para gobernador es la primera que afronta un presidente de la República al iniciar su gestión.

Así ocurrió en 1977 cuando a la muerte del candidato del PRI a la gubernatura, general Hermenegildo Cuenca Díaz, ocurrida en plena campaña, el presidente entrante José López Portillo envió de relevo a Roberto de la Madrid, quien fungía como director de la Lotería Nacional. Roberto de la Madrid no tuvo grandes problemas para ganar, pero con las imposiciones se gestó paulatinamente el camino para el cambio. En 1989 el gobernador Xicoténcatl Leyva se vio forzado a dejar el poder cuando gobernaba el país Carlos Salinas de Gortari.

Pocos meses después -en julio- el PAN obtuvo por primera vez en la historia una gubernatura que le reconoció el régimen priísta ante las claras evidencias de triunfo y la necesidad de reconocimiento por parte del gobierno salinista.

De ahí en adelante Acción Nacional ha tenido cinco gobernadores a lo largo de cuatro sexenios, incluyendo el relevo del gobernador Héctor Terán Terán, quien falleció en octubre de 1998 a la mitad de su administración y fue sustituido por el también panista Alejandro González Alcocer.

Ahora el regreso del PRI a Los Pinos parece ofrecer un panorama atractivo para ellos, sin embargo el candidato Fernando Castro Trenti no parece tener la trayectoria ni la popularidad suficiente para garantizar el triunfo que se les ha negado en los últimos 24 años.

El candidato del PAN en alianza con el PRD, Panal y el PBC, Francisco Kiko Vega, tampoco es el candidato idóneo -fue diputado federal y alcalde de Tijuana sin grandes méritos- pero cuenta con mayor presencia y carrera política a nivel estatal.

Las campañas negras han dado inicio en Baja California y las versiones corren de un lado hacia otro. El periodista Carlos Loret de Mola escribió la semana que recién terminó que Castro Trenti no tiene apoyo económico del PRI nacional ni de Los Pinos porque la prioridad del presidente Peña Nieto es el Pacto por México que podría arruinarse si el PRI gana Baja California.

Versiones encontradas mencionan que el gobernador José Guadalupe Osuna negoció la victoria de Castro Trenti a cambio de inmunidad al dejar el poder, por lo mismo -aseguran- el mandatario no está dando todo por su partido como lo hizo Eugenio Elorduy hace seis años para impedir que Jorge Hank Rohn destronara al PAN.

Tales versiones son especulaciones propias de la época, lo cierto es que las campañas comenzaron a prender y de acuerdo a encuestas recientes las preferencias electorales están muy parejas.

Hoy, estimado lector, Baja California será, pues, la primera prueba de fuego para el nuevo régimen priísta y la oportunidad del PAN y sus aliados para reivindicarse tras el sonoro descalabro de 2012.

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