“No se culpe a nadie de mi muerte…”, era antaño el clásico mensaje del suicida en su último ánimo por no generar mayores complicaciones a sus allegados por la determinación de arrancarse su propia existencia. Poner fin a su atribulada vida. Como lo hizo un hombre aquí en Rosarito al saltar del Puente Machado la tarde-noche del pasado Viernes 21 de Diciembre.
Justo cuando tanto se hablaba de las predicciones Mayas, el mundo sí se terminó para éste cristiano desesperanzado. No sabemos si dejó su mensaje en papel, pero quien esto escribe no olvidará su aspecto desencajado, su mirada perdida, cuando se topó a medio puente momentos antes, (Duró al menos tres horas pensándola) se topó con el suicida en la misma ruta por donde pasamos cientos a todas horas. Al otro día era el comentario generalizado en el pueblo. Impactados quedamos al conocer detalles de lo absurdo del caso, de su aparatosa caída encima de auto en movimiento sobre la autopista escénica y a bordo del cual iba una mujer camino a ver a un médico. De cómo dos días antes el mismo hombre fue detenido por Agentes Municipales tras generar otro accidente vehicular menos severo y que inexplicablemente fue liberado sin mayor contratiempo, a quien muchos lo vimos, quizás conocimos o pensamos que estaba dispuesto a saltar. Esta persona desconectada del mundo. De cómo quedó despedazado, cual hilacho ensangrentado sobre el frío asfalto; pero nadie hicimos al menos un gesto para hacerlo volver en sí, a invitarlo a ver, ya no digamos la vida o sus problemas, sino las cosas desde otra perspectiva, de que considerara acudir ante algún especialista, de invitarle un tamalito caliente con champurrado, nada de nada…Allí es donde creemos está el problema y dónde al menos nosotros nos sentimos en deuda al recordar este hecho al finalizar el año, para cuestionarnos el cómo andamos con nuestra salud mental. También cómo andamos con nuestra salud emocional, moral, espiritual y social. Cuánto estamos dispuestos a reconocerlo y qué estamos dispuestos a hacer en los días que siguen. Al menos un servidor, se detendrá a hacerle algún guiño al próximo “wirdo” que nos topemos al borde del puente con ansias de brincar. Así es que por favor no me lo tomen a mal sí por allí le busco conversación usted, a usted y sí también a usted. Por eso me dio gusto saber de una campaña de atención por especialistas en el Parque “Teniente Guerrero” de Tijuana en estas fechas depresivas para tantos. Que Dios nos bendiga a todos. Feliz Año Nuevo y Salud!
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