Por Gilberto Lavenant
Apenas el domingo 2 de diciembre los Presidentes de los tres principales partidos polí1ticos, junto al Presidente Enrique Peña Nieto, suscribieron el llamado Pacto por México. Gustavo Madero, Jesús Zambrano y Cristina Díaz, en representación del PAN, PRD y PRI, respectivamente, posaron muy monos para la foto oficial.
El acto protocolario de la firma de este documento, se llevó a cabo en el Castillo de Chapultepec, estableciendo como propósito fundamental el buscar la aprobación de reformas que no han podido transitar por la falta de acuerdos, mediante un mecanismo que privilegie coincidencias.
Como si fueran la pura verdad, señalaron que las tres primeras reformas que impulsarán son: la educativa, la de telecomunicaciones y la que busca evitar los grandes endeudamientos de estados y municipios. Por fin, se lograría que la maquinaria legislativa, se pusiera en movimiento.
El Secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, al explicar los alcances del Pacto por México, comentó, en primer término, que actualmente ninguna fuerza, por sí sola, “puede imponer su visión o un programa único”, y por lo tanto, con dicho documento asumían el compromiso para impulsar reformas, y en los puntos coincidentes.
“Las reformas –dijo- que el país necesita, no pueden salir adelante sin un acuerdo ampliamente mayoritario”. Para dar cumplimiento al pacto, se creará un consejo rector, cuya responsabilidad será articular las negociaciones centrales, definir objetivos, determinar mesas de trabajo por materia y/o reforma, establecer un calendario de trabajo y elaborar las iniciativas de ley que se requieran, para someterlas a la discusión del Congreso.
También se conformará una coordinación técnica, la cual dará seguimiento a los acuerdos del consejo rector y a los consensos de las mesas de trabajo. Sus cuatro miembros serán designados por el Presidente y por los tres institutos políticos.
El Pacto por México también incluirá mecanismos de seguimiento y de evaluación, a los que se invitará a personajes de la sociedad civil organizada. El Presidente Peña Nieto, por su parte, declaró que los actores políticos deben “caminar juntos”. Debemos dialogar para construir consensos, dijo.
Hasta ahí, parecía que los políticos mexicanos por fin habían alcanzado la madurez requerida, para sacar las reformas legislativas que reclama el país, para lograr el avance social y económico necesario para la solución de la problemática que aqueja a los mexicanos. Para hacer realidad las propuestas de Peña Nieto.
Cuatro días después, ayer en el Senado de la República, cuando se sometía a votación la posible aprobación de las reformas administrativas presentadas por el Presidente Peña Nieto, que implican la desaparición de la Secretaría de la Función Pública, así como la de Seguridad Pública, los flamantes Senadores casi se agarran de las greñas.
El Senado está integrado por 128 Senadores, divididos en dos bandos. Pof un lado, la alianza PRI, PVEM y Nueva Alianza, suman 62 votos. Por el otro, PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano, 66 votos.
En principio, fueron aprobadas en lo general las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, que convierten a Gobernación en una supersecretaría, al adjudicarse las funciones de las Secretarías de Seguridad Pública y de la Función Pública, que habrán de desaparecer. Hubo 114 votos a favor, 4 en contra y 5 abstenciones.
Sin embargo, el PRI estableció una reserva, consistente en que la ratificación, por parte del senado, de los mandos policiacos propuestos por el Ejecutivo Federal, se precise en una reforma constitucional y no dentro de la legislación sometida a votación. La alianza opositora insiste en su postura que se incluya dicha disposición en la ley en mención.
Por lo tanto, al someterse a votación, había solamente 64 Senadores, de los cuáles 62 votaron a favor, una abstención y uno en contra. Podría decirse que el PRI había logrado su propósito o su encomienda. Sin embargo, el Presidente del Senado, el panista Ernesto Cordero, súbitamente suspendió la sesión, sin que se concretara el resultado de la votación, argumentando que no se tenía el quórum legal establecido para ello, que exige la presencia de 65 legisladores.
Las crónicas periodísticas señalan que la sesión fue “reventada” por el PAN y PRD, a fin de que las reformas no fuesen aprobadas como lo pretendía el PRI. Molestos por ello, los Senadores priístas tomaron la tribuna y manifestaron su inconformidad por la suspensión. Incluso, amenazaron con pedir la destitución del panista, Ernesto Cordero, de la Presidencia de la llamada Cámara Alta, por haber suspendido la sesión sin permitir que se concretara la votación.
La diferencia o motivo de la discusión, no parece ser de gran importancia, pero evidencia que las labores legislativas continuarán condicionadas a simples posicionamientos partidistas. Que el interés de los mexicanos, sale sobrando.
Apenas transcurre la primer semana de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto y ya no se ponen de acuerdo. Es evidente que la firma del llamado Pacto por México, fue una mera simulación. Que los señores Senadores, votan solamente lo que a su interés particular o partidista convenga.
Esto es sólo una muestra, pero basta para advertir que los mexicanos no pueden hacerse tantas esperanzas de que habrá una transformación del país. Que independientemente de las alternancias políticas, el país seguirá sometido a los intereses de la partidocracia. Simples simuladores.
gil_lavenants@hotmail.com
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