Por Gilberto Lavenant
El jueves 18 de octubre, bajo el título de “El carpetazo”, comentaba aquí, en Palco de Prensa, que en el sistema político mexicano, cuando un asunto se pone difícil, o sea se “calienta”, por las controversias que genera, se aplica una técnica elemental : se somete a un procedimiento de “enfriamiento”, durante un largo tiempo, luego del cual, cuando las partes interesadas o en contra, se cansaron de protestar y patalear, súbitamente lo “sacan del enfriador” y le dan carpetazo. Ya entonces, nadie dice nada. El método es infalible.
Decía que este método fue precisamente el que se aplicó o se puso en práctica, con el asunto del edificio de la Calle Ocho. Que un día, algún funcionario del XX Ayuntamiento de Tijuana, que encabeza el priísta Carlos Bustamante Anchondo –hay quienes afirman que fue precisamente él- observó el inmueble y lo consideró ideal para establecer ahí algún fructífero negocio, en lugar de las dependencias municipales, que recordaban, supuestamente, al viejo Tijuana.
Así mismo, señalaba que, pese a los reclamos, y sin facultad alguna, en tanto que el Cabildo simplemente aprobó la desincorporación y venta del inmueble, siete días, después, concretamente el 31 de diciembre del 2011, una empresa privada inició la demolición de las viejas edificaciones.
Observaba que, dos semanas después, cuando ya todo eran ruinas, surgió un flamante Comité Para la Defensa del Patrimonio Público de la Ciudad, denominado “Todos Somos Tijuana”, exigiendo, entre otras cosas, se suspendiera de inmediato el procedimiento de venta del predio.
Hacía hincapié en que la supuesta defensa, no pasó de ser una simple acción mediática. Que nunca más se supo de dicha organización. Que el gobierno municipal de Tijuana había convocado a subasta pública para iniciar el procedimiento formal de venta del inmueble en mención. Por cierto, la subasta se llevará a cabo a las 10:00 de la mañana del próximo miércoles 31 de octubre, “día de las Brujas”, en el Salón Presidentes, en el Palacio Municipal.
La referencia de que la supuesta defensa, no pasó de ser una simple acción mediática, causó malestar en algunas personas que acusaron al columnista de pretender descalificarlos o minimizar los esfuerzos realizados precisamente para evitar que el inmueble de La Ocho, fuera vendido. De ninguna manera.
Decir que se trató de una simple acción mediática, es como decir que alguien pretende resolver un conflicto legal, simplemente haciendo acusaciones a diestra y siniestra, señalamientos o reclamos, a través de los medios de difusión. En el caso en mención, ciertamente hubo quienes interpusieron amparo a fin de frenar la comercialización del citado inmueble. Pero la mayoría de ellos, al parecer no movieron ni un dedo. Incluso, en unos días más se llevará a cabo la venta y nada se sabe del avance o resolución del juicio de amparo.
Pero el columnista no se refería a las personas que de alguna manera acudieron a la vía legal y no se conformaron con hacer plantones o declaraciones, que no siempre resultan efectivos. Mucho menos cuando la autoridad competente, no escucha, ni ve, ni entiende razones.
No, la referencia era respecto a quienes, con fecha 18 de enero del año en curso, dirigieron un escrito al Alcalde Bustamante, exigiendo suspendiera de inmediato el procedimiento de venta de “la 8” y que dieran una amplia explicación, a la ciudadanía, de por qué y cómo realizaron dicho proceso, sin atender las demandas ciudadanas.
La decisión de vender el inmueble, se tomó en sesión extraordinaria de Cabildo, celebrada el día 24 de diciembre –algo inusual- y seis días después, sin autorización y sin previo aviso, iniciaron la demolición del vetusto edificio. 18 días después, surgen los defensores del inmueble y presentan el escrito de referencia. De ellos, nunca más se volvió a saber nada. Pareciera que simplemente querían acaparar reflectores.
Nueve meses después, se inicia el procedimiento de venta, y de los defensores, nada se sabe. Los integrantes de aquella organización, denominada “Todos Somos Tijuana”, autodenominada Comité Para la Defensa del Patrimonio Público de la Ciudad, se hicieron de humo. Deben dar la cara y precisar qué hicieron en defensa del patrimonio de Tijuana.
¿A quienes nos referimos ?
Bueno, el escrito de reclamo, de fecha miércoles 18 de enero del 2012, hace 9 meses, lo suscribieron 26 personas.
Por parte del Seminario de Cultura Mexicana-Tijuana, Francisco Chavez Corrujedo, José Mario Del Valle Granados, Mario Castillo, Manuel Varrona y Mélida Ojeda, así como Sergio Vásquez Ruiz y Juan José Cabuto Vidrio, de la Sociedad de Historia de Tijuana.
Por parte de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística-Tijuana, A.C., Manuel Morales Estrada, Nicolás Llamas Haro y Miguel González prado.
Así mismo, David Jesús Rincón Meza, Luis Ituarte Mendívil, Mario Ortiz Villacorta Lacave, Mario Córdova, Eugenio Carrasco, José Rosenberg Díaz, Eliseo Sandoval, Jesús Loreto Ramos, Francisco Ruiz Esparza, Armando Cáceda, Ivonne Arballo, María de los Angeles Marín de la Garza, José Lino Meza Parra, Daniel Ríos Solís y Jesús Flores Campbell.
Siendo personajes harto conocidos, muchos de ellos, se suponía que serían magníficos defensores del patrimonio de Tijuana. Pero, salvo prueba en contrario, de la simple proclama, no pasaron. A esa defensa mediática, se refería el columnista. Lástima de defensores. El 31 de octubre venden el predio de la discordia.
gil_lavenants@hotmail.com
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