Por Teresa Gurza
Mientras las casas reales de varios países reducen sus gastos, y los gobiernos de naciones más adelantadas, igualitarias y ricas que la nuestra adoptan medidas de austeridad, el de México gasta el dinero ajeno como si fuera manda, en cuestiones que nada benefician a los pobres y debieran ofendernos.
Las cosas han llegado a tales extremos, que se permite a la banca obtener en seis meses ganancias por 43 mil 500 millones, siendo que tenemos más de 40 millones de compatriotas viviendo en pobreza; en condición ahora más precaria dado el incremento en los precios de los alimentos en los últimos doce meses. Pero nada de eso importa a los gobernantes. Y tan es así que para que el Presidente no haga escalas en sus viajes internacionales, pretenden comprar un avión trasatlántico que costará 757 millones de dólares, equivalentes a ocho mil 669 millones de pesos, a los que hay que añadir mil 170 millones 378 mil pesos por mantenimiento. El nuevo avioncito costará el doble del Air Force One, en que se mueve el presidente estadounidense; que por cierto vive en una nación más rica que la nuestra y viaja con más frecuencia que el mexicano. Y no crean que la presidencia no tiene aviones, actualmente posee dos Boeings con capacidad para 66 pasajeros y 68 pasajeros, respectivamente. El derroche no sólo está en eso; a los fraudes, la guerra de Calderón, la estela de luz, y otras cosas, hay que sumar 500 millones que costará remodelar el Palacio Nacional. De ellos, casi 10, se destinarán a los baños del presidente y de los empleados; lo que me recuerda los más de doscientos mil pesos que el gobierno reportó, haber gastado el año antepasado en papel sanitario para las visitas que llegan a Los Pinos. Y de acuerdo al número 1865 de Proceso, que empezó a circular este 29 de julio, la presidencia ha usado dinero público para dar a su personal 206 cursos de todo lo imaginable a un costo de más de 11 millones 100 mil pesos. Los cursos fueron de ortografía, cocina, mecánica, inglés, mejoramiento en presentación de las secretarias, aprobación del bachillerato, masculinidad, liderazgo y autoestima. Ahora entiendo la razón por la que el Presidente Calderón tiene tan alta la autoestima. Debe haber sido muy buen alumno porque a cada rato se echa porras él solito; insiste en que ha hecho todo mejor que nadie y tiene siempre un aire de beatitud sonriente; aunque muchos pensemos que ha entregado pésimas cuentas a su partido y peores al país, en muchas materias. Y según la información esos cursos de la presidencia los han tomado relativamente pocas personas. Por ejemplo, uno de análisis y traducción de textos políticos internacionales lo tomaron sólo cinco y costó casi 235 mil pesos; y uno de inglés por el que se pagaron más de 65 mil pesos, se dio únicamente a una persona. Lástima que no hubo clases para aumentar la inteligencia; o para volver honrados y decentes a los vivales que han ido saliendo. Entre ellos la pandilla de Melate; cuyos integrantes no han sido detenidos y que ya sabemos no recibirán castigo alguno, porque su robo de 160 millones fue solo una falta administrativa. Y hablando del Melate, el Secretario de Gobernación Alejandro Poiré anunció hace pocos días, que la Dirección General Adjunta de Juegos y Sorteos está funcionando con sólo seis de los 13 altos funcionarios que deberían tener en “puestos sustantivos”, lo que en su lenguaje significa bien pagados, por lo que serán nombrados próximamente aunque esté por terminar el sexenio. En fin, resulta indignante ver como este gobierno dilapida lo ajeno y paga hasta para que sea Calderón y no el jefe de gobierno del DF, el que corte un listón; como publicó Reforma en una nota en la que se afirma que se dieron 10 millones de pesos al productor Willy Souza para que el presidente inaugurara la exposición México en tus Sentidos. Total que se les va la lana en lo que no; y dejan de invertir en escuelas, universidades, investigación, hospitales, bibliotecas, museos o medicinas para los pobres.
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