Por Alfredo Calva Soberbia y Ambición: En política, la soberbia no es sólo es la deficiencia de los gobernantes, sino la raíz misma de sus debilidades y podredumbres. Por lo tanto, de ella misma viene la mayor corrupción.
No se trata del orgullo de la investidura que representan por designio ciudadano a través del sufragio, sino, del menosprecio de lo que tienen que hacer por esa obligación, al no reconocer los derechos de los ciudadanos.
Quizá lo más oprobioso de la soberbia en la política, sea que generalmente, imposibilita la armonía y la convivencia entre los gobernados y gobernantes.
La principal característica que tienen los políticos soberbios, es el temor al ridículo. No hay nada peor para aquél, que va por la vida exhibiendo su encargo y el poder que este la da, así como ¨sus méritos¨, que pisar una cáscara de plátano e irse de narices al suelo.
El ridículo es el elemento más terrible contra la soberbia política. Por esa razón los tiranos y los poderosos carecen de sentido del humor, sobre todo aplicado a sí mismos.
En definitiva la soberbia en política, es debilidad, y la humildad es fuerza. Porque al humilde le apoya todo el mundo, mientras que el político soberbio está completamente solo, desfondado por su nada. Puede ser inteligente, pero no sabio; puede ser astuto, diabólicamente astuto quizá, pero siempre dejará tras sus fechorías, cabos sueltos por los que se les podrá identificar.
La ambición en política, a diferencia de la soberbia, esta no se califica como deficiencia o debilidad, en ese ejercicio, es simple y llanamente un motor que mueve y motiva a los seres que incurren en esa práctica tan denostada por los propios, que los orilla a diseñar, implementar y ejecutar acciones legales en apariencia e ilegales, tendientes a lograr todo lo que quieren o anhelan, sin importar el daño que generen a sus representados y conciudadanos, especialmente en cuestiones económicas, monetarias, o de bienes materiales.
Los políticos ambiciosos, buscan siempre ocultar sus fechorías y corruptelas, bajo los cínicos mantos de la impunidad y la inmunidad, para ello, se agrupan en tribus, organismos, sindicatos, sectas y partidos políticos. Estos, conformados por miembros que accionan de similar manera, y que gracias a la interrelación que llevan a efecto, logran cubrirse unos a otros, solo en extrañas excepciones, alguno de ellos es enviado al cadalso y juzgado por acciones cometidas, pero que generalmente distan mucho de los ilícitos cometidos.
Ambas estadías del ser humano en política, que en ocasiones son degradantes y dañinas por los excesos en que incurren, son las dos principales características conductuales que han sido mostradas y demostradas por quien detenta actualmente la responsabilidad de conducir los destinos del municipio de Playas de Rosarito, el alcalde, Javier Robles Aguirre, al igual que, su incondicional y socio en esta aventura gubernamental, el Sindico Procurador, Roberto Perales Sánchez.
Ambos personajes se han comportado como si fueran verdaderos iconos de la soberbia y la ambición, su menosprecio por sus conciudadanos, su carencia de sensibilidad social, y su ausencia de un verdadero deseo de sacar adelante a Rosarito, ha sido más que evidente y relevante.
En cada una de las acciones irregulares que se han registrado dentro de su administración, en las que se han visto inmersos dada su investidura, en el periodo que llevan al frente del gobierno local, ha deteriorado la confianza y credibilidad ciudadana, que al inicio de su gestión contaban y a dejado en la comunidad, un caudal de dudas respecto a su probidad.
Para ellos, las críticas no deben de existir, sienten que el ejercicio del poder que ejercitan, les permite ser y tener la omnipotencia e inmunidad que les concede la libertad de hacer todo lo que les plazca y complazca sin la odiosa molestia de rendir cuentas, y, si alguien se atreve a censurar su actuar, pues entonces emplean todo el poder político que detentan y el poder económico del erario que manipulan, para acallar al atrevido e irreverente Catón.
Soberbia y ambición
La máscara de la ignorancia y la incapacidad
la misma soberbia, ambision y cretines de hugo torres y aristides valdespino, GOBERNANTES DE QUINTA! ambiciosos! rosarito no merece a ninguno de estos imbeciles advenedisos
ResponderEliminarque pena me da, la persona que escribio la nota de verdad que pena, siento lastima por el pero en fin!!!
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