Por Gilberto Lavenant
Cuando se habla de fraude electoral, de inmediato se hace remembranza de los trucos y mañas que los políticos de los diversos partidos utilizan para llegar al poder o mantenerse en él. Manipulación de padrones electorales, el acarreo de electores, la compra de votos y hasta el robo de urnas.
Sin embargo, en Baja California, en los comicios del 2012, los electores experimentarán una nueva forma de fraude electoral. Es, en cierta forma, una variante del caso de “Juanito”, el folcklórico político que allá en el Distrito Federal aceptó ser postulado para un puesto delegacional, debido a que la candidata natural tenía dificultades para participar, por lo que se optó por postularla como suplente.
El compromiso, pactado públicamente, era que si el llamado “Juanito” ganaba la elección, de inmediato se retiraría, para dejarle el cargo a su suplente. El caso es que al ganar, “Juanito” se resistió a dejar “el hueso”. Finalmente quedó fuera, pero con dificultades.
La estrategia se repitió en otros casos, pero por cuestiones distintas. A fin de cubrir las condiciones o requerimientos de género, se postuló el número de candidatas femeninas, requeridas legalmente, teniendo como suplentes a hombres. Al ser declaradas electas, se retiraron y sus suplentes ocuparon el cargo. Las candidatas fueron conocidas como “Las juanitas”.
Algo similar harán los panistas en Baja California. Llevados por su desesperación, abrieron el cajón de los recuerdos y sacaron dos “fósiles” políticos. Se trata de Ernesto Ruffo Appel, quien llegó a ser el primer gobernador panista en 1989 y Victor Hermosillo Celada, quien fue alcalde de Mexicali de 1998 al 2001.
Ambos aceptaron desempeñar el papel de “juanitos”. No les interesa llegar al Senado, la edad no les permite andar en esos ajetreos, ya se les pasó la calentura de ocupar puestos de elección popular y aprovechan la política para hacer negocios. Ambos decidieron sacrificarse, aceptando registrarse como precandidatos a Senadores, dizque para garantizar triunfos al PAN, al menos en Baja California. Todo sea por el partido que tanto les ha dado.
Ambos han confiado a sus amigos, que de ganar en los comicios, sus posiciones las dejarán a sus suplentes. Es tal su desvergüenza, que en sus respectivas campañas, se reunirán o entrevistarán con los electores, para pedirles que voten por ellos, a sabiendas de que al final no los representarán en el Senado, sino sus suplentes.
A eso se le llama fraude, definitivamente, y evidencia el cinismo de Ruffo y Hermosillo. Porque se incurre en fraude, quien en campaña escuche los planteamientos de los electores y les prometan interceder por ellos, si los votos les dan el triunfo, a sabiendas de que no lo harán. Ambos, estarán mintiendo si hacen eso.
Por otra parte, sus suplentes, en caso de que los resultados electorales les favorezcan, llegarán al Senado sin compromiso alguno, pues quienes habrán de comprometerse en campaña, serán los “juanitos”, no ellos. Hay quienes les dicen “pitufojuanitos”.
Ruffo y Hermosillo ¿Con qué cara, podrán ver a los electores que hayan votado por ellos?, ¿Cómo podrán insistir en que les cumplirán las promesas hechas ?, ¿Cómo les explicarán que en campaña, les mintieron al pedirles que votaran por ellos, bajo el argumento de que deseaban llegar al Senado, para representarlos? ¡Qué desverguenza!
Además, esto tiene varias lecturas y cabe hacer varias observaciones. El PAN está carente de valores. Lo demuestra el hecho de tener que resucitar “cadáveres políticos”. Dos individuos de la tercera edad, que en su campaña electoral deberán ser acompañados por brigadas de primeros auxilios, dotados de tanques de oxígeno, sillas de ruedas y equipo resucitador.
La agenda diaria de ambos personajes, como candidatos, tendrá que ser limitada. Ni muy de madrugada, ni tampoco demasiado tarde. Nada de realizar largas caminatas, ni tampoco recorridos en cerros o cañones. Para nada exponerse demasiado tiempo a las inclemencias del tiempo. Elsol, el frío o la lluvia, podrían ser mortales para ellos.
Requerirán de un apuntador. Como los actores que tienen dificultades para aprenderse los diálogos. El alzheimer les podría traicionar en cualquier momento y de pronto no van a saber ni siquiera quienes son y qué andan haciendo.
Sus dietas blandas, no deben faltar, deben suministrárseles en los tiempos que señalen sus médicos geriatras de cabecera. Cada determinado tiempo, deberán verificar sus signos vitales. Nada de apretujones o eventos masivos, en los que un empellón les puede tirar al suelo. Lástima que no podrá disfrutar de las comelitonas que comúnmente ofrecen los grupos de apoyo. Las dentaduras postizas, les podrían molestar.
Muchos no se han podido explicar cómo le hicieron para que Hermosillo llegara hasta el lugar en donde se llevó a cabo su registro como precandidato a Senador. Su suplente le tuvo que levantar la mano, porque para él, representaba un gran esfuerzo el intentar hacerlo solo. Las fotos no mienten.
En el caso de Ernesto Ruffo, quienes lo enviaron al “sacrificio”, olvidan que en 1989, cuando llega a la gubernatura, apenas tenía 37 años. Hoy, 22 años después, ya tiene 59. Entonces, su carisma, motivó el voto femenino. Para muchas mujeres su presencia masculina fue suficiente para votar a su favor. El discurso, salía sobrando.
Hoy, Ruffo, aún es relativamente jóven, pero no es el mismo que años atrás. Cuando llegó a la gubernatura, aún no nacían muchos de quienes habrán de votar en los comicios del 2012. Los negocios, no le han dado tiempo para andar haciendo proselitismo político. Quizás ahora lo recuerden por el fraude electoral en que habrá de incurrir. A la mejor podría decir, en su descargo, que político que no miente, no es político.
gil_lavenants@hotmail.com
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