Por Teresa Gurza
Usan vehículos oficiales para actos partidistas, colocan vallas metálicas y enrejados, llevan acarreados a los que entregan gorras, pulseritas y playeras, sándwiches y refrescos; y aceptan que a cada rato se interrumpa a los oradores con pitos, matracas y silbatos o gritos de “duro, duro”, “sí se puede, sí se puede”.
¿Están los reporteros que nos describen esos mítines hablando de actos políticos del viejo PRI?.
No, para nada; se trata del nuevo PAN que hace exactamente lo mismo que antes criticaba; incluyendo la presencia masiva de niños en actos de campaña y las loas extremas y serviles al Presidente.
Como esa del secretario del Trabajo Javier Lozano, quien al agradecer a Calderón el puesto que estaba dejando para buscar ser legislador, le dijo textual “se lo he dicho muchas veces en privado y se lo digo hoy en público, quiero ser como usted”; frase para el recuerdo que creo ni el priísta más barbero se atrevió a decir al mandatario en turno.
Pero, ¿qué querrá decir exactamente Lozano con eso de que quiere ser como el presidente?
Porque los candidatos panistas que han pasado a registrarse, han dejado claro que Calderón no lo ha hecho muy bien que digamos.
Por ejemplo Josefina Vázquez Mota, la precandidata que antes quería ser viuda y ahora fue llamada gallina por una de sus amigas, luego de ofrecer a México su corazón y sus manos, advirtió que “sólo con legalidad, libertad y justicia, podrá haber una convivencia ordenada y pacífica entre los mexicanos”; lo que indica que actualmente no la hay.
Y tras gritar que no tiene miedo, sin especificar a qué o a quién podría tenérselo, anunció que nada la doblegará y tendrá la fuerza para erradicar el crimen organizado, la corrupción, la impunidad y los privilegios…”, palabras semejantes a las dichas por Calderón cuando a cada rato promete y repromete lo mismo y que por tanto, no ha cumplido.
Eso lo sabe hasta el mismo Ernesto Cordero, el preferido por las alturas. Y también el mismo que hace poco aseguró que las familias pueden vivir bien con seis mil pesos mensuales; y que en su registro y tratando de caer bien a una audiencia formada casi exclusivamente por funcionarios del gabinete, gobernadores y familiares, volvió a mentir al decir como en chiste “todos somos prole”.
Imagínense, “proles” que ganan muchas decenas de miles de pesos de recursos públicos mes a mes.
Tan conoce Cordero como mastica la iguana, que en seguida prometió: “mi generación panista será generosa con los mexicanos y les garantizará derechos sociales universales y tranquilidad duradera…” casi nada.
Sin embargo y pese a todo lo que han dicho los precandidatos panistas para ganar adeptos sin perder favores, las críticas han sido leves; porque vaya que hay materia de donde cortar.
Podrían haber hablado de que el gobierno no se enteró del operativo gringo “Rápido y Furioso” que inundó el país con armas de grueso calibre; que tampoco supo que la DEA lava millones de dinero del narco; que también ignora quienes eran la mayor parte de los asesinados y “colaterales”; y que no sabe con precisión ni como ni en donde, operaron los narcos que según Calderón infiltraron las elecciones michoacanas.
Y que el presidente no ha cumplido con su obligación de denunciar legalmente esa intromisión.
Si nada de eso ha hecho; entonces ¿a qué se está dedicando?
A quejarse…diciendo que todo perjudica al PAN.
Pero no se ha aclarado si eso significa que todos los colaterales eran panistas; o si dónde el PAN ha ganado, jugaron los narcos a su favor.
Y lo que nos falta por ver.
Porque estando a sólo meses de las elecciones mayores, si el presidente sigue obsesionado por la derrota de su hermana y limitando sus denuncias a acusaciones orales ante diferentes micrófonos; si continúa eludiendo su obligación de entregar los pormenores de la participación del crimen organizado en los procesos electorales; y si finalmente pierde el PAN la presidencia, es lógico preguntarse que pasará.
¿Seguirán los lloriqueos y no reconocerá Calderón al ganador como en Michoacán?
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