Por Teresa Gurza
Científicos de todo el mundo se exprimen la cabeza; gobiernos de muchos países buscan con afán una medida que los contenga; y grandes compañías farmacéuticas gastan millones de pesos para encontrar la fórmula que evite o al menos reduzca, los embarazos adolescentes.
Pero nadie imaginaba que el alcalde de un desconocido poblado mexicano, daría con la medida exacta y secreta para acabarlos.
Porque resulta que repentinamente y en un inspirador momento, Evelio Plata, edil de Novolato, no hace mucho descubrió que la mejor forma de evitar embarazos
adolescentes, es prohibiendo la minifalda.
Orgulloso de su hallazgo, el alcalde advirtió que su idea provocaría polémica, pero estaba dispuesto a enfrentarla.
Y agregó que tal como para controlar el crimen organizado se prohibió la difusión de narco-corridos, para evitar los embarazos debe regularse la vestimenta femenina, “porque ante el relajamiento social las costumbres deben
cambiar”.
Que piense eso un edil derechista es triste, pero lo que es una verdadera pena es que se le haya ocurrido lo mismo a un rector.
Efectivamente, el rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa Héctor Melesio Cuen Ojeda dijo según El Universal, que la escalada de violencia en Culiacán sólo puede ser frenada prohibiendo a las alumnas de esa universidad el uso de minifaldas, “porque son una invitación a ser agredidas”.
Disparate semejante había sido ya propuesto meses antes, por el arzobispo de Durango; hombre para quien una violación no constituye un delito sexual, sino un
acto violento causado por las mismas mujeres y que puede evitarse “si dejan de usar minifaldas y escotes”.
Generoso como es, quiso compartir lo que le sucede poniéndose a sí mismo de ejemplo; para lo que contó, que en la Misa de una boda oficiada por él, no tuvo más remedio que pasarse el tiempo mirando hacía arriba
porque las damas de honor llevaban faldas con aberturas en el muslo.
Eso lo llevó a proponer la urgencia de regresar a las buenas costumbres y a las mujeres rectadas con ropa
adecuada que descarte minifaldas, aberturas y escotes pronunciados.
Propuesta que por lo ridícula compite con aquella otra hecha por el alcalde panista de Guanajuato Eduardo Romero Hicks, quien hace dos años pretendió
prohibir los besos editando un “bando de policía y buen gobierno” con medidas para encarcelar a las parejas que gritaran “buey” o se besaran “con intensidad
de olimpíada” en lugares públicos.
Tal bando de policía fue criticado duramente hasta por gente de su mismo partido, empezando por el gobernador del estado, lo que hizo que reculara y declarara que Guanajuato “es la capital del beso”.
Iniciativa sólo comparable a la dictada por la preclara inteligencia del diputado del PT Mónico
Castillo, que empeñado en convencer de las inteligentes y santas cabezas no son monopolio panista, propuso al Congreso de Sonora, una iniciativa legal para impedir la venta de cerveza fría en las tiendas de autoservicio.
Con eso piensa él que se reducirían los accidentes automovilísticos en la entidad. Pero eso sí no
tiene nada en contra de la venta de cerveza al tiempo.
La tontería no es exclusiva nuestra, también en Chile hace aire.
Y se vió cuando el Servicio Nacional de la Mujer, recomendó a las mujeres que para lograr sus objetivos de conseguir trabajo deben vestirse y maquillarse en forma “neutra”, elegir colores parecidos al tipo de piel, llevar los ojos sin demasiado maquillaje, los labios pintados en tonos suaves para que parezcan naturales y usar ropa en colores neutros.
Recomendaciones oficiales que al foro chileno de género y equidad, le parecieron un retroceso de 20 años.
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