Cicuta: La clausura... de una "Casa"

Por Jaime Flores Martínez
Shrek : Histérica por el griterío de aquellos chiquillos que se divertían en la casa de enseguida, la paciencia de sindica procuradora Yolanda Enríquez de la Fuente llego a su límite.
¿Cómo era posible que sus vecinos fueran tan inconscientes que permitían los gritos y la risa de los niños? Evidentemente azuzada por su esposo Raúl Paredes, la funcionaria decidió mover sus influencias para ordenar la “clausura” de una residencia particular (¡Hágame favor!), pues en ese jardín continuamente se realizan fiestas infantiles.

En este momento la casa de la a señora Claudia Fuentes tiene los sellos de clausura del Ayuntamiento en –el colmo-- los columpios y la resbaladilla. La casa se encuentra en la avenida Mérida numero 222 de la colonia Hipódromo de Tijuana. La historia se remite a la tarde del viernes 11 de febrero: Tres personas que decían laborar en el Ayuntamiento invadieron la propiedad de la joven señora para advertirle que llevaban la orden de clausura. ¿A qué demonios? ¡Si se trata de su casa, no de un salón de fiestas!

Quizá con la sonrisa maquiavélica de la sindica, al sitio arribaron otros tres sujetos y entre los seis iniciaron la colocación de sellos de clausura en la reja y los muros. Los gritos de inconformidad y desesperación fueron olímpicamente ignorados por el grupo de sujetos. Solo uno de ellos portaba un gafete que lo acreditaba como empleado del Ayuntamiento. En un documento que fácilmente podría utilizarse en el cuerpo de una denuncia penal, la señora Claudia Fuentes denuncia que los empleados del Ayuntamiento sometieron a un interrogatorio a su hijo de solo 8 años. Lo rrinconaron para presionarlo. “Corrió hacia su mama en un evidente estado de perturbación emocional; el menor estallo en llanto”.

Cuatro días después la historia se repitió, pues los empleados municipales revisarían que los sellos no fueran violados. Desde la casa de junto, el ingeniero Paredes, permitió a sus achichincles que tomaran fotografías de la casa de al lado. Mientras los familiares de la señora Fuentes han recurrido a diversas instancias para que la autoridad reconozca le rosario de ilegalidades ordenado por la sindica municipal Yolanda Enríquez, esta ultima manda señales que comprueban la crispación de sus nervios. A principios de mayo el Tribunal de lo Contencioso Administrativo determino que eran ilegales los actos realizados por la autoridad en la casa habitación de la señora Fuentes, lo que les permitió –temporalmente-- retirar los sellos de clausura de su propia casa.

Indignados por tanto abuso ordenado por la sindica Yolanda Enríquez, los quejosos denuncian que apenas el pasado 24 de junio el director de Inspección y Verificación del gobierno de Tijuana Daniel Leon Valdez, ordeno a sus inspectores --de nueva cuenta-- la ilegal clausura de su casa. La señora Claudia entrego a Cicuta fotografías que muestran la cinta amarilla que los empleados del Ayuntamiento colocaron sobre los columpios y la resbaladilla plástica.

La tarde del pasado miércoles Cicuta estableció contacto con Daniel León Valdez para cuestionarle sobre la queja de la señora Fuentes, sobre todo por lo absurdo que resulta clausurar columpios y resbaladilla. ¿No es más importante clausurar tanto burdel y sala de masaje que funcionan sin el permiso del gobierno? ¿Habrá base jurídica para invadir una propiedad y clausurar el jardín de una casa particular?

Don Daniel León revira al decir que la queja no proviene de la sindica procuradora como afirman los quejosos. El funcionario asegura que todas las acciones realizadas por la dependencia a su cargo tienen sustento legal y están avalados por el consejero jurídico del Ayuntamiento de Tijuana Edgar Fernández Bustamante. Cicuta dice que “eso y nada” es exactamente lo mismo.

El hecho innegable es que la sindica Yolanda Enríquez de la Fuente trae los nervios destrozados pues está convencida que el juicio político en su contra entro en su cuenta regresiva. Los legisladores priistas afirman que la destitución e inhabilitación de Enríquez es cuestión de días. A Yolanda Enríquez se le acusa de retrasar la sanción a un grupo de elementos de la Policía Municipal que a principios de marzo se divirtieron con el baile erótico de una mujer en la delegación la Presa Rural.

Ante el sospechoso silencio de la sindica, el periódico El Mexicano publico en su primera plana los detalles contenidos en un video que “alguien” tomo aquella noche. En cuestión de horas los 15 policías que participaron en el jolgorio fueron destituidos y con ello el papel de la sindica Enríquez quedo en evidencia. El juicio político en su contra se advierte impostergable, lo cual justificaría que Yolanda Enríquez se muestre intolerante ante el griterío de niños que conviven hasta las 7 de la noche en la casa de enseguida. ¿Qué los vecinos insensatos no se dan cuenta que no soporta la sonrisa de los mocosos?

Glorias

A propósito de lo publicado el pasado miércoles, el señor Daniel León Valdez, director de Inspección y Verificación del Gobierno de Tijuana, mostro a Cicuta una carta firmada por don Alfonso Bustamante Labastida (QPD) en agosto de 1997. La misiva contiene una cascada de elogios para el señor León y con ello rechaza que --don Alfonso-- lo haya corrido de su trabajo en un hotel ubicado en el boulevard Agua Caliente. Señor León, está usted servido.

Impune

El secretario de Seguridad Publica de Tijuana debe investigar quien protege a dueño de un taller de Carrocería y Pintura que opera impunemente en la calle octava y Quintana Roo. Juan Reyes Ávila se ufana de no tener un solo permiso, pero aun asi repara unidades de la Secretaria de Seguridad Publica en plena calle. El taller Formula 7, es un taller externo. Siempre está repleto de policías o de funcionarios de la delegación centro. La unidad 5010 era reparada el miércoles en plena calle, mientras policías y carroceros se morían de la risa. A un costado del taller se encuentra un negocio dedicado a la venta de uniformes e insignias policiacas, cuyo dueño es el jefe de peritos Alfonso Patiño. Tal vez por eso el señor Reyes es tan influyente. Por eso le vale.

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