Por Gilberto Lavenant
El martes 12 de Abril del año en curso, hace apenas unos días, el columnista autor de Palco de Prensa hacía referencia a los serios y añejos conflictos territoriales que existen entre al menos cuatro de los cinco municipios de Baja California.
Observaba entonces, que parece algo increíble, insólito, el que los 5 municipios de Baja California, tienen gobiernos priístas, y al menos cuatro de ellos, enfrentan serios problemas, que les enfrentan, en los que incluso han salido a relucir las armas, como si fuesen países en pugna, por meros conflictos territoriales.
De manera específica señalaba que el gobierno de Playas de Rosarito y el de Ensenada, se reclaman recíprocamente la titularidad del poblado de Santa Anita, donde habitan aproximádamente 1,200 personas, ubicado entre los límites de ambos municipios, a 50 minutos al norte de la ciudad de Ensenada, y 40 minutos al sur de Playas de Rosarito.
Observaba también el caso de Tijuana y Tecate, el poblado Valle de Las Palmas, donde se desarrolla la Nueva Ciudad Satélite, en el que se ubica el Campus Valle de las Palmas de la UABC, con poco menos de 4 mil habitantes, considerado por algunos como parte de Tecate y, por otros, de Tijuana.
Comentaba que los pobladores de ambos lugares, viven desconcertados. No saben a qué jurisdicción municipal pertenecen, a cuál de las dos deben tributar y, sobre todo, a cual pueden reclamar la prestación de los servicios públicos básicos.
Hacía hincapié en que el problema más grave lo representa el caso de Santa Anita. Que el sábado 2 de abril del año en curso, ocurrió un incidente que estuvo a punto de llegar a mayores. Javier Robles Aguirre, Alcalde de Playas de Rosarito, acudió a Santa Anita, acompañado de sus principales colaboradores, a desarrollar una jornada médico asistencial.
Las crónicas correspondientes, señalaba, cuentan que, previo a la jornada médica, Robles Aguirre se encontraba desayunando en un restaurante del poblado, cuando aproximádamente a las 9:50 horas, llegó hasta ese sitio una patrulla de la policía del Municipio de Ensenada, con 2 agentes a bordo, los cuales pretendieron justificar su presencia, argumentando que habían recibido reporte de personas armadas. El jefe de escoltas del Alcalde se identificó, y se retiraron.
Que apenas habían transcurridos 20 minutos, cuando llegaron 5 patrullas, también de Ensenada, las que rodearon el sitio. Eran diez policías, portando armas largas, en actitud amenazante y nuevamente habló con ellos el jefe de escolta del Alcalde de Playas de Rosarito, luego de lo cual, de mala manera, se retiraron.
El incidente estuvo a punto de llegar a mayores. Hubiese sido el colmo, mientras los delincuentes hacen de las suyas en los municipios de Playas de Rosarito y Ensenada, policías de ambos municipios rivalizan por límites territoriales. Como si fuese propiedad privada. Nada más eso faltaba.
Entonces, surgió una propuesta sumamente interesante, que parecía irrealizable. La diputada del Partido del Trabajo, Claudia Agatón, presentó un punto de acuerdo, tratando de resolver este conflicto, en base a dos acciones. Convocar a los gobiernos de ambos municipios, a que dialoguen y lleguen a un acuerdo, estableciendo un plazo de 30 días. En caso de que el conflicto continue, la solución la debe aplicar la XX Legislatjra Estatal, en un plazo máximo de 30 días.
Incluso, la legisadora fue un poco más allá, pues propuso la creación de un Estatuto Territorial, en el que se precisen tanto los límites territoriales, como las fórmulas de solución de éste tipo de conflictos.
Ayer lunes 2 de mayo del año en curso, la diputada Nancy Sánchez Arredondo, Presidenta de la Comisión de Fortalecimiento Municipal del Congreso del Estado, dió una noticia interesante sobre este tema de los conflictos territoriales. Anunció que los Presidentes Municipales de Tijuana y de Tecate, Carlos Bustamante Anchondo y Javier Urbalejo Cinco, realizarán este martes un recorrido aéreo por ambos municipios, con la finalidad de lograr un acuerdo para definir los límites territoriales.
Esto demuestra claramente, que habiendo voluntad política, se pueden lograr acuerdos importantes, que eso de recurrir a las armas, dizque para proteger sus respectivos territorios, no es sano, ni recomendable, ni soluciona nada. Por el contrario, lo agrava y expone a ambas partes a riesgos sumamente serios.
Cabe observar que la XIX Legislatura, en la que predominó la mayoría panista, manoseó este tema, a más no poder. Incluso, dejó elaborado un dictamen con los límites territoriales definidos, pero extrañamente nunca salió a debate parlamentario. Ahora, parte de ese trabajo será aprovechado para concluir con ese tema. Esta visto, que cuando se quiere, se puede. Aunque en muchos casos, como había ocurrido en este, quienes pudieron, nunca quisieron realmente solucionarlo.
Ojalá que esto concluya en un feliz acuerdo y que los pobladores de la zona en conflicto, independientemente del municipio al que queden formalmente integrados, sean real y eficientemente atendidos por el gobierno municipal correspondiente.
Que este ejemplo sirva, para hacer entrar en razón al Alcalde ensenadense, Enrique Pelayo Torres, para que entienda que las bravatas y las pistolas nunca han sido métodos de diálogo y que reconozca que el caso de Santa Anita, que reclama como propio y que le disputa a Javier Robles, Alcalde de Playas de Rosarito, también puede tener una solución pacífica.
gil_lavenants@hotmail.com
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