viernes, 21 de enero de 2011

COLUMNA: Palco de Prensa

* La judicialización
Por Gilberto Lavenánt
Los conflictos originados por el infructuoso proceso de designación de nuevo Rector de la UABC, iniciaron su judicialización, luego de que los universitarios no lograron resolverlos.
Siendo individuos, muchos de ellos, de un alto nivel intelectual, obviamente por cuestiones de intereses de grupos, personales e incluso de carácter meramente político, resulta absurdo que no hayan podido resolver este asunto, que ahora ya se les salió de las manos.

El primero en llevar estos conflictos por el camino judicial, lo fue Leonel Susano Cota Araiza, quien, asesorado por el abogado Daniel Solorio Ramírez, demandó el amparo y protección de la Justicia de la Unión, para no ser retirado de la Junta de Gobierno, encargada de la designación del nuevo Rector.

Los integrantes del G6, integrantes de la Junta de Gobierno, lidereados por Alejandro Mungaray, consideraban que era cuestión de días, para alcanzar su propósito, de designar a Felipe Cuamea Velázquez como Rector definitivo de la UABC.

La estrategia era prácticamente simplista. Cuamea, como encargado de la Rectoría, asumía el cargo -otro cargo más- de Presidente del Consejo Universitario y lo convoca de manera extraordinaria y precipitada, para hacer oficial el retiro de Cota Araiza de la Junta de Gobierno, designando sustituto, con el que aseguran el voto número 7 que requieren para alcanzar la mayoría calificada, necesaria para designar al Rector y reduciendo al G5 a solo cuatro integrantes. Y asunto arreglado.

Al mismo tiempo, también apoyado en su cargo de encargado de la Rectoría, convoca a la Junta de Gobierno, para reunirse y determinar sobre el cambio de Presidente de dicho órgano universitario, que actualmente ostenta Luis Lloréns Báez, cabeza del G5, posición que les arrebataría el G6, que en solo unos días se convertiría en G7, y entonces resolver las cuestiones universitarias a su antojo.

Sin embargo, sus rivales, los integrantes del G5, no tienen ni un pelo de tontos y al ver que esto no podrá resolverse por la vía universitaria y por universitarios, decidieron llevarlo al terreno judicial.

El primer paso lo ha dado Leonel Susano Cota Araiza, quien solicitó el amparo y protección de la Justicia de la Unión, para no ser desposeído de su cargo de integrante de la Junta de Gobierno, hasta en tanto se resuelva lo de la designación del nuevo Rector.

En principio, logró que el Juez Federal que atendió su demanda de amparo, le concediera la suspensión provisional, para que ni el Consejo Universitario, ni el Presidente de dicho organism, ni la Junta de Gobierno, lo saquen de la jugada, evitando también con ello, que Mungaray y sus seguidores se salgan con la suya.
Pero este es el primer paso. Se sabe que ya están listas otras demandas de amparo y acciones en la vía civil, e incluso en la vía penal, para impedir que quienes actualmente tienen el control de la UABC, continúen realizando actos al margen de las normas universitarias, apoyándose en torcidas o mañosas interpretaciones de las mismas, así como para reclamar la nulidad de actos, evidentemente ilegales o sin sustento legal preciso.

Esto ha causado malestar en muchos universitarios, que lamentan que las cuestiones universitarias se judicialicen, debido precisamente a que los universitarios no se pusieron de acuerdo para resolverlos ellos mismos.

Reconocen perfectamente que las normas universitarias son obsoletas e ineficientes, pero nadie hace nada para iniciar un proceso de modernización o actualización de las mismas, y en tanto que unos se lamentan de ello, otros las aprovechan en su beneficio.

Reconocen y aceptan, que las estructuras de autoridades o de mando, al interior de la UABC, ya también son anacrónicas, y que se requieren nuevos modelos, que sean más ágiles y que eviten la concentración de poder en unos cuantos y por lo tanto se democraticen.

Entre los universitarios, hay individuos con sobrada capacidad y experiencia para marcar el rumbo o aportar los elementos necesarios y requeridos para sacar adelante a la universidad.

Sólo falta que, despojándose de posiciones comodinas, que implican sumisión u oportunismo, aquellos que saben que en aguas revueltas, ganancias de pescadores, los verdaderos universitarios se atrevan a participar para iniciar la discusión y elaboración de la nueva legislación requerida y diseñen las nuevas formas de gobierno idóneas para resolver este caos.

Sólo falta que, los universitarios, abandonen su apatía, despierten de sus sueños teorizantes, reconozcan que son seres humanos, no semidioses, y que le deben mucho a su universidad, que reconozcan que sus extensos curriculums, en gran parte fueron financiados con recursos universitarios, y con honestidad, respondan y colaboren en la búsqueda de soluciones a la problemática universitaria.

Dicen que el buen juez, por su casa empieza, pero como está visto que los universitarios no son buenos jueces, en tanto que no están dispuestos a resolver sus propios problemas, tienen que intervenir jueces externos, para poner a cada quien en su lugar.

En esas circunstancias, la judicialización no parece ser tan mala. Al menos, por el momento, no se visualiza otra opción más viable.

gil_lavenant@hotmail.com

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