* "Cobijadas" por el síndico Héctor Magaña Mosqueda
Por Jaime Flores Martínez
Patraña
Vincular al presidente Felipe Calderón con el presunto narcotraficante Sergio Villareal, alias El Grande, le sirvió a Televisa para intentar despedazar la imagen de la Revista Proceso y atentar sobre la reputación del periodista Ricardo Ravelo, considerado el comunicador mas informado sobre asuntos de narcotráfico en México. La publicación numero 1779 de la revista Proceso es demoledora, pues en su portada muestra la fotografía de Joaquín López Doriga con la cabeza agachada frente al presidente Calderón; “A sus órdenes, señor” reza el encabezado.
La noche del miércoles primero, el noticiero de López Doriga inicio su espacio con una noticia espectacular: el narcotraficante Sergio Villareal "el Grande", declaro ente el Ministerio Publico que le entrego 50 mil dólares a Revelo a cambio de no publicar su nombre. El noticiero subrayo que Proceso recibió dinero del narco e hizo alusión a la practica común de esa publicación; durante los últimos años ha publicado declaraciones de testigos protegidos, las que da como ciertas. Algunos observadores aseguran que detrás de esa aseveración se entiende la intención: Si Proceso avala las declaraciones hechas por delincuentes contra funcionarios, entonces se harían validas las afirmaciones de el Grande contra Proceso
Es obvio que la divulgación de este escándalo responde a una reciente publicación donde se revela que el Grande contacto con Felipe Calderón a través del senador panista Guillermo Anaya. El reportaje de Ravelo descobija el parentesco del senador con la familia de El Grande.
Además de la indignación de este legislador blanquiazul, resulta fácil suponer la molestia de la Presidencia de la República: no cualquier día se vincula a un presidente de la república con algún influyente narcotraficante. Además la empresa Televisa encontró la coyuntura ideal para responder a las intermitentes críticas lanzadas por Proceso sobre la empresa que dirige Emilio Azcárraga Jean. Por lo por lo pronto la respuesta de Proceso es demoledora.
Lección
José Mario Hernández no podía esconder su coraje la mañana del miércoles en la cafetería del Ayuntamiento de Tijuana. Y como no si el personal de la Oficialía Mayor del nuevo gobierno le había impedido el acceso a su oficina. Don Mario Hernández había despachado como responsable de la nomina municipal desde iniciada la gestión de Jorge Ramos Hernández.
El nuevo oficial mayor Oscar Sanabia Peinado habría ordenado impedir la entrada de este empleado, a quien los trabajadores municipales responsabilizan de "inflar" los cheques de los funcionarios de alto nivel y de maquilar cheques a trabajadores fantasma. Cualquier pago a simples empleados y funcionarios --de todos los niveles—debía ser avalado por Hernández.
Personal que realizo los trabajos de transición en la Oficialía Mayor, confió a Cicuta que en nominas se descubrieron seria irregularidades. La decisión de prohibirle el acceso, se combina con el malestar de cientos de trabajadores eventuales que recibieron un cheque sin fondos por concepto de finiquito. Hernández entrego cheques que no tenían respaldo financiero.
Al igual que un millar de trabajadores que el nuevo gobierno no permitió ingresar a sus centros de trabajo, José Mario Hernández choco con la puerta porque se la cerraron. Hasta el viernes pasado se ignoraba el nombre del su sucesor. Este hombre siempre presumió su parentesco con el anterior sindico procurador Héctor Magaña Mosqueda. Al principio de la administración de Ramos, el sindico Magaña maniobro para colocar a su pariente político como el responsable de la nomina municipal. La conveniencia era mutua: Hernández actuaba, el lo protegía y ambos ganaban.
No obstante la mañana del miércoles Mario Hernández tenía el rostro desencajado por el desconcierto. Le costaba trabajo asumir la realidad; ahora tendrá que enfrentar las consecuencias de sus actos.
Ambiciosos
Encabezados por Héctor Díaz y Sergio Alecua, un grupúsculo de bomberos de Tijuana recurren a la grilla barata para satisfacer sus ambiciones personales y obtener la Dirección de Bomberos de Tijuana Decidido a conseguir esa posición, Héctor Díaz maniobro con sus incondicionales para denostar la labor de Rafael Carrillo Venegas, quien despacho como director de esa dependencia hasta el pasado miércoles.
A Carrillo lo señalaron como responsable de una eventual malversación de fondos. En otras palabras lo acusan de corrupto con la insana pero afectiva intención de evitar que lo ratificaran; al sacarlo de la jugada albergan la esperanza que los ojos del alcalde Bustamante se posen en Héctor Díaz, un bombero descaradamente ambicioso y dedicado a la grilla.
Para información del nuevo alcalde, fue Héctor Díaz el autor intelectual de los señalamientos contra Carrillo. Fue el propio Díaz quien pide la oportunidad al nievo gobernante “que sean los bomberos quienes tengan la oportunidad de elegir a su director”. Está claro que esa sugerencia esconde la intención de beneficiarlo.
Y no se trata de defender a Rafael Carrillo ni desviar la atención sobre los supuestos malos manejos que le imputan. Eso quedara claro con la aplicación de una profunda auditoria que seguramente ordenara Bustamante. La intención de fondo es divulgar que Héctor Díaz y Sergio Alecua intentan, como en anteriores ocasiones, acceder a la Dirección de Bomberos a cualquier costo.
Bustamante debe saber que durante los últimos 12 años el señor Díaz ha intentado que el gobernante en turno lo voltee a ver para pedirle de rodillas que despache como director. Qué pena que algunos bomberos dediquen su tiempo a grillas baratas y se dejen manipular por un individuo con delirio de poder.
Comentarios: cicuta45@gmail.com
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