* Ni muy, muy, ni tan, tan…
Por Gilberto Lavenánt
La política es algo así como tierras movedizas. Nada es seguro. Hoy se está en un punto, y mañana quien sabe. Hoy se dicen quererse y mañana se odian profundamente. Hoy claman unidad y lealtad, y de pronto surgen las divisiones y las traiciones.
Los cambios políticos que se dieron a partir de los comicios del pasado 4 de julio, que dejaron en desventaja a los panistas, y en especial a los panistas que continuarán en la función pública, al menos durante los próximos tres años, provocaron una serie de incomodidades y cambios en las reglas de conducta de los actores políticos.
En especial, destaca el protagonismo del Gobernador José Guadalupe Osuna Millán. Acostumbrado a tratar con iguales, en la Legislatura Estatal y en los Ayuntamientos, al menos, en tanto que en el Poder Judicial no siempre es factible detectar con claridad posturas o afiliaciones partidistas, como se dice comúnmente ¨se servía con la cuchara grande¨.
Entonces, ostentaba el poder absoluto estatal, en Baja California. No era legislador y creaba leyes a su antojo. No era juez y seguramente decidía el destino de bienes de terceros. Castigaba y perdonaba, según las circunstancias.
Una vez que llegaron los priístas a la escena política, primero los Legisladores y luego los Alcaldes, se vió obligado a reconocer, contra su voluntad, que de los tres poderes que conforman al gobierno de Baja California, solo representa a uno de ellos, al Ejecutivo y que ya no es absoluto. Que ya no manda, que los poderes que antes estaban bajo su subordinación, ahora están en un plano de igualdad.
Alguien lo malaconsejó y le dijo que, se molestara quien se molestara, él, como Gobernador, era el jefe político de la entidad. Por ello, cuando los legisladores se atrevieron a reformar la Ley Orgánica del Poder Legislativo, sin consultarlo -¡Qué osadía!- de inmediato sacó de su armario el viejo recurso del veto.
Pero los legisladores no se amilanaron. Le advirtieron al Gobernador que debía antender que las cosas habían cambiado. Que les debía respeto. Que debido a las reglas de pesos y contra pesos, establecidas en la Constitución local, la relación entre ambos deberá ser como la conseja religiosa que advierte ¨Uno propone, y Dios dispone¨. Aplicado a dichos personajes, podría traducirse : ¨El Gobernador propone y los Legisladores disponen¨.
Y si bien es cierto que las relaciones ríspidas que se dieron entre los representantes de ambos poderes, tanto Ejecutivo, como legislativo, llamó la atención y generó preocupación en casi todos los sectores de la entidad, debe reconocerse que algo extraño está pasando, pues, quizás por aquello de que ¨del odio, al amor, solo hay un paso¨, ahora se les empieza a observar zalameros, un tanto empalagosos, presumiblemente hipócritas.
Dirán algunos, que es bueno esto, que hayan reflexionado y reconsiderado sus posturas. Que esto es lo que merece Baja California y que será en beneficio de los bajacalifornianos.
Antes distantes, ahora juntos, como ocurrió en el evento en el que se dieron a conocer las nuevas medidas para el manejo de los depósitos en dólares. Parecía increíble ver a Osuna Millán y a Castro Trenti, saludándose efusivamente. Como dos enamorados. Y el priísta Castro Trenti, hablando linduras del Gobernador panista.
Pues bien, a propóposito del tema de los dólares, ha vuelto a ocurrir algo insólito. El día de ayer, martes 7 de diciembre, los legisladores priístas locales, dan a conocer un posicionamiento, mediante el cual lanzan porras a favor del Gobernador Osuna Millán, del Senador Castro Trenti y del Senador perredista Alcibiades García.
Se congratulan los diputados priístas –según el posicionamiento- por la sensibilidad y disposición demostrada tanto por el Gobernador del Estado, José Guadalupe Osuna Millán, de extracción panista, como por el senador priísta Fernando Castro Trenti y Francisco Alcibiades García Lizardi de Convergencia.
Hablan del inicio de una nueva forma de hacer política en Baja California, en la que se privilegia la conciliación, el diálogo, los acuerdos, el trabajo en unidad y la suma de esfuerzos en beneficio de la gente, anteponiendo el interés de la comunidad para resolver sus problemas y necesidades.
Que tras 4 meses de intensa gestión, cabildeo, reclamos, sesiones camerales y de comisión, iniciativas de ley, intervenciones en tribuna, puntos de acuerdo, y demás acciones valerosas, se concreta este logro, producto de la suma de esfuerzos, del diálogo inteligente, de la conciliación y de acuerdos razonables, en la defensa de los intereses de la comunidad y la justa atención de sus necesidades, al margen de diferencias ideológicas y partidistas.
Algo raro está pasando. No es que se pretenda que los protagonistas continuen agarrados de la greña. Sin embargo, el discurso zalamero entre rivales, llama a la sospecha.
Pareciera que ya hubo arreglos en lo oscurito. Se percibe, se intuye, se huele. Cuando los rivales riñen, discuten, es algo casi normal y garantiza que se fiscalizarán mútuamente. Cuando se alian o pactan, es para encubrirse, para solaparse. En este caso, en perjuicio de los bajacalifornianos.
Hay que tener mucho cuidado con las formas. Ni muy, muy, ni tan, tan.
gil_lavenant@hotmail.com
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