* Los interlocutores
Por Gilberto Lavenánt
Los empresarios bajacalifornianos, están desesperados, al no lograr que el gobierno federal rectifique en sus medidas restrictivas del manejo de dólares.
Ya están cansados de advertir las consecuencias nefastas de todo esto y lo injustificado de las medidas, aunque supuestamente sean para combatir el lavado de dinero, proveniente de actividades ilícitas.
El gobierno de Felipe Calderón, les ha dado trato de extranjeros en su propio país. No los escucha, no los ve, no los atiende. Por el contrario, les golpea con medidas irracionales. Una tras otra. El SIAVE, dizque para evitar el contrabando de armas, las restricciones en la importación de autos usados y ahora las restricciones en los depósitos en dólares, que abarca también restricciones en su captación por operaciones comerciales o prestación de servicios.
Total, Calderón, en su guerra contra el narco, ha puesto a los empresarios como sospechosos de lavadólares o al menos de delincuentes en potencia. Tratando de frenar el crimen organizado, está frenando severamente las actividades lícitas.
Todo, precisamente por la incapacidad del gobierno federal para controlar al sistema financiero mexicano. Con esto se demuestra que los bancos, y demás instituciones financieras, operan sin control alguno. No hay, como se pensaba, una fiscalización permanente. Entonces, hay que someter a revisión u observación a los banqueros, no a los empresarios en general.
Cuando se sentían prácticamente solos, los empresarios hicieron contacto con el Senador priísta, Fernando Castro Trenti, quien logró convencer a Senadores de diversos partidos políticos, para presionar a los funcionarios de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, para que desistan en la aplicación de medidas tan absurdas.
Esto se llevó al nivel de iniciativa, para que Hacienda abandone el tema del manejo de los dólares, y se deje la competencia exclusiva al Banco de México. A la primera le corresponde fiscalizar y exigir el pago de impuestos, pero al segundo le toca el manejo de las monedas, tanto la nacional, como las divisas extranjeras.
Al observar la reacción de los empresarios, ante la intervención de Castro Trenti, el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, parece reaccionar, más por celo político, que por responsabilidad gubernamental, y se ofreció ser interlocutor en este tema.
Inicialmente, parecía que Osuna Millán había entendido la gravedad de este asunto y que estaba dispuesto a salir en defensa de los bajacalifornianos, como es su obligación, ante el gobierno federal.
Solo que, al momento de poner en la balanza, sus responsabilidades públicas como gobernante, y sus compromisos políticos y partidistas, con el Presidente Felipe Calderón y con el Partido Acción Nacional, prefirió inclinarse a favor de estos últimos.
Si bien es cierto que en un principio hasta mostró enojo, ante las restricciones relativas a los dólares, poco a poco fue cambiando, hasta “ver con buenos ojos”, tan absurdas medidas.
Ha tenido a la mano al Presidente Calderón, en varias ocasiones, y no se ha atrevido a decirle que “le baje”, que rectifique la orden restrictiva, que está lesionando seriamente la economía fronteriza y en especial la de Baja California.
Por el contrario, evidentemente el Gobernador se comprometió a respaldar a Calderón, aún a costa del sacrificio de los intereses de los bajacalifornianos, de los habitantes de la entidad que supuestamente gobierna.
Se le olvidó que precisamente por actitudes como las de Calderón, secundadas por él mismo, los candidatos panistas a diputados y munícipes, fueron estrepitosamente derrotados en los comicios de julio pasado.
Se le olvidó que, ante la derrota, mostró arrepentimiento y que prometió corregir errores o fallas.
Hoy, se ofrece actuar como interlocutor, cuando que en todo esto ha fungido más bien como abogado o aliado de Felipe Calderón y sus colaboradores, a quienes hasta hace poco Osuna Millán llamó sordomudos.
Al Gobernador habría que recordarle aquello de que mucho ayuda el que no estorba, y observarle que los empresarios de la entidad encontraron en el Senador priísta, Fernando Castro Trenti, al interlocutor que andaban buscando.
Osuna Millán debe entender que sus servicios de interlocutor, ya no son necesarios. Que otro ocupa su lugar, porque él no supo desempeñar esa función.
gil_lavenant@hotmail.com
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