Por Teresa Gurza
Dos buenas noticias llegaron esta semana desde Chile.
La primera, que el presidente Sebastián Piñera resistió las presiones de la conservadora y poderosa Iglesia Católica chilena y se negó a incluir a los militares que violaron derechos humanos durante la dictadura pinochetista, en el indulto que dará el próximo mes de septiembre que se celebra el bicentenario de la independencia de este país andino. La segunda buena nueva radica en la apertura de un proceso judicial por abusos deshonestos a menores de edad, al influyente sacerdote Fernando Karadima. En este caso, el juez del Décimo Juzgado del Crimen de Santiago Leonardo Valdivieso, ordenó iniciar la investigación en la causa por los supuestos abusos sexuales cometidos por Karadima impunemente durante décadas, contra de muchachos que concurrían a la Parroquia del Sagrado Corazón, ubicada en la colonia El Bosque que es uno de los barrios para familias acomodadas de Santiago. La primera diligencia que determinó el juez, fue citar a declarar a los cuatro denunciantes: James Hamilton, Fernando Batlle, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo; quienes han afirmado que Karadima los abusaba sexual, sicológica y moralmente cuando participaban en actividades de la acción católica de la parroquia. Los ataques contra Hamilton no se redujeron a esos años; sino que este hombre que hoy es médico, aseguró que el cura lo presionó a casarse y que ya estando casado, siguió abusando de él incluso en su propia casa mientras la familia esperaba en el comedor; porque el cura le pedía que lo revisara porque se sentía enfermo y subían a alguna recámara, donde el sacerdote cometía una nueva violación. Desesperado, la víctima decidió contarle a su esposa lo que pasaba; y eso detonó influyó su quiebre matrimonial y su separación. Pero fue su esposa la que una vez enterada de todo, lo instó a presentar la denuncia ante las autoridades religiosas; lo que hizo el año 2004, pero los jerarcas católicos dilataron el proceso de enviar los antecedentes a Roma para separar al cura de sus actividades pastorales. Lo hicieron finalmente, hace unos meses cuando la situación explotó; y otros hombres abusados por Karadima en su juventud, presentaron también denuncias. A ellas se añadieron indagaciones por supuesta obstrucción a la justicia y pagos por demás extraños, pero disfrazados de “ayudas económicas” hechos por Karadima a una cocinera de la parroquia y a un corredor inmobiliario. Pasando al caso del indulto presidencial, Piñera defendió su decisión de no incluir a ex militares, asegurando que fue muy difícil y complejo hacerlo; pero que está absolutamente convencido que eso es lo mejor para Chile. Días antes, el presidente chileno había recibido las propuestas de la Iglesia Católica y las Iglesias Evangélicas, que pedían un indulto general con motivo del bicentenerio de la Independencia chilena que se celebra el próximo 18 de septiembre. Piñera se negó a darlo en esa forma y respondió que los indultos serán particulares; y no estarán incluidos los ex militares condenados por delitos contra los derechos humanos. "He llegado al convencimiento que en los actuales tiempos y circunstancias, no es conveniente ni prudente promover una nueva ley de indulto general", dijo Piñera. Añadió que acogerá "el espíritu profundo de las propuestas de las iglesias en forma muy prudente y muy restrictiva”; y sólo por consideraciones de carácter humanitario, como la avanzada edad, enfermedades terminales y otras razones humanitarias equivalentes, “cuidando siempre que estos beneficios no signifiquen un peligro para la sociedad ni dañen el alma de nuestros compatriotas". Y que en definitiva no podrán acceder a esta opción, los condenados por delitos graves, como son los de lesa humanidad, terrorismo, narcotráfico, violaciones, homicidios y abusos contra menores.
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